La imagen del educador amable y paciente, que trata con cariño a sus alumnos, se diluye en la capital mexicana frente a la del que, palo en mano, grita amenazas y está dispuesto a liarse a golpes con quien se le ponga enfrente.
En las dos últimas semanas, grupos de profesores que protestan en la ciudad atacaron a camarógrafos y fotógrafos de medios de comunicación, insultaron a transeúntes, bloquearon avenidas principales y hasta destruyeron la fachada de edificios a golpes de martillo.
Esos agresivos manifestantes son parte de un grupo de unos 5.000 maestros de escuelas públicas de provincia, disidentes del principal sindicato del sector, que llegaron este mes a la capital para demandar mejoras salariales al gobierno de Vicente Fox.
Esos profesores afirman representar a más de 300.000 de sus compañeros, en su mayoría de los estados del sureste mexicano, que son los más pobres del país.
A inicios de mes, el gobierno acordó un aumento salarial de cerca de ocho por ciento con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), el mayor del ramo y uno de los mayores entre los que reúnen a educadores de América Latina, afiliada al opositor Partido Revolucionario Institucional.
Pero la minoritaria Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), protagonista de las actuales protestas, rechazó ese acuerdo.
Más de dos millones de alumnos de los estados sudorientales permanecen desde hace dos semanas sin clases o con interrupciones de las mismas, pues sus profesores protestan en la capital o en otras ciudades.
Cerca de 30 millones de niños y adolescentes mexicanos van a escuelas para recibir clases de 1,5 millones de profesores, en su gran mayoría miembros de la SNTE, cuyo salario promedio equivale a unos 300 dólares mensuales.
El PRI gobernó de 1929 a 2000, y sus acuerdos anuales con la SNTE fueron una pieza fundamental de la estabilidad política del país, al establecer aumentos de salarios para los profesores que alejaban cualquier posibilidad de conflicto.
Esa práctica ha sido seguida por el gobierno de Fox, el primer presidente ajeno al PRI en siete décadas, quien afirma que los participantes en protestas no representan a la mayoría de los educadores del país en lo relacionado con actitudes y calidad profesional y personal.
Los maestros de la CNTE buscamos mejoras salariales y mayor presupuesto a la educación, pero el gobierno y la SNTE nos desprestigian para avalar sus acuerdos inmorales, dijo a IPS Alejandro Leal, uno de los dirigentes de la movilizada organización.
Al ser consultado por la agresividad y la poca educación que muestran los profesores en las protestas, Leal sostuvo que todos son inventos.
Los educadores de la CNTE que están en la capital bloquean durante el día edificios del gobierno y avenidas, y pernoctan en tiendas de campaña levantadas en plazas del centro de la ciudad, o en autobuses y portales.
Da miedo que nuestros hijos estén en manos de estos profesores, pues tienen poca diferencias con los delincuentes, dijo una mujer a una radioemisora local.
Los gobiernos del PRI exhibieron con orgullo logros en materia educativa. De 1929 a 2000, el analfabetismo se redujo de 70 a 10 por ciento, y el nivel promedio de educación formal subió de primero de primaria a segundo de secundaria.
Del año lectivo 1970-1971 al 2000-2001, el número de estudiantes aumentó de 11,5 millones a 29 millones, en un país que tiene en la actualidad unos 100 milones de habitantes.
Pero esos avances no se tradujeron en mejor calidad de la educación pública.
México se ubicó en el penúltimo lugar en matemáticas, ciencias y comprensión de lectura, en un estudio realizado en 2000, entre 265.000 alumnos de 32 países, por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que reúne a naciones industrializadas.
En otra evaluación, realizada en 40 países por la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo en 1995, los alumnos mexicanos de tercero y cuarto año de primaria y de primero y segundo de secundaria se ubicaron en los últimos lugares en matemáticas y ciencias.
Según datos oficiales, en la actualidad hay en el país más de 32 millones de mayores de 15 años que no han concluido la educación que se considera básica. De ellos, seis millones son analfabetos, y cerca de 15 millones no completaron la secundaria.
En agosto de 2002, el gobierno de Fox y la SNTE acordaron crear el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, con la misión de hacer análisis profesionales sobre la calidad educativa en el país, pero la CNTE advirtió que no aceptará sus conclusiones, mientras no logre los aumentos salariales que demanda.