Los reflectores de la política mexicana apuntan a Andrés Manuel López, el izquierdista que gobierna la capital con aprobación ciudadana sin precedentes, según dos encuestas de diarios publicadas este martes, y señalado por analistas como posible futuro presidente.
Expresaron aprobación a López 83 por ciento de los consultados por el diario Reforma, y 85 por ciento de los entrevistados por el diario El Universal. Ambos datos se recogieron mediante encuestas en viviendas de la capital a fines de abril, con margen de error inferior a cinco por ciento según sus responsables.
Esos altos índices superan con creces los de cualquier otro político mexicano, incluido el presidente Vicente Fox, cuya popularidad ronda 70 por ciento de los consultados en encuestas.
En la historia reciente de México, ningún presidente, gobernador o alcalde en funciones registró los niveles de aceptación de López, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El funcionario toca el cielo de la popularidad a pesar de gobernar una ciudad de 8,5 millones de habitantes, insegura, contaminada y cuyas autoridades se perciben en general como corruptas.
Por eso, los politólogos se preguntan cuál es la fórmula aplicada por El Peje, apodo que lo pusieron sus seguidores, para lograr tales niveles de aceptación.
López, de 50 años y originario del sudoriental estado de Tabasco, gobierna la capital desde enero de 2001 con un estilo franco y austero. En su gestión destacan los subsidios económicos a los ancianos y las mujeres pobres, y una visible obra de infraestructura vial.
Su estilo marca diferencias en el mundo de la política porque no sale del país, conduce un auto pequeño, vive en un austero departamento propio de la clase media baja, declara al fisco sus pocos bienes sin aspavientos, y ha dispuesto sucesivas disminuciones de su propio sueldo.
Es licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública de la estatal Universidad Nacional Autónoma de México, pero se mantiene lejos de las actividades académicas, y también de los asesores de marketing. Su discurso, antes de choque como el que caracteriza en general a la izquierda mexicana, es hoy conciliador.
López es el hombre de la hora, el mexicano del momento (…) es el político más popular del país y la gran mayoría de mexicanos lo conoce, lo aprecia y lo aplaude, dijo a IPS la profesora Denise Dresser, del departamento de Ciencias Políticas del Instituto Tecnológico Autónomo de México.
El jefe de gobierno de la capital, presidente del PRD de 1996 a 1999, representa de forma clara a los mexicanos de segunda, porque nunca ha vivido como los mexicanos de primera, opinó.
Cuando se le pregunta a López porqué cree que es tan popular, suele responder que eso se debe a la generosidad de los capitalinos y a que estamos trabajando con la gente, (…) gobernando de abajo hacia arriba e invirtiendo en los pobres.
Los opositores lo califican de populista y paternalista. El alega que cuando se ayuda a los pobres, los políticos hablan de populismo, pero cuando el dinero va a los de arriba, banqueros por ejemplo, lo bautizan de fomento y rescate.
El proyecto de izquierda está avanzando porque es viable, lo estamos demostrando en la ciudad, y es posible que la izquierda llegue a la presidencia en 2006, sentenció López en una entrevista publicada en noviembre por el semanario Cambio.
En esa conversación afirmó que por el momento no pensaba en su candidatura a la presidencia, pero la mayoría de los observadores piensan que es el político con más probabilidades de acceder a ese cargo.
Gobernar la capital mexicana es un reto del que la mayoría de políticos salieron mancillados en su popularidad y fama, pero a López le pasa hasta ahora todo lo contrario.
La delincuencia es según diversas encuestas la principal preocupación de los 8,5 millones de habitantes de la capital, donde se cometen unos 21 crímenes por hora y 93 por ciento de ellos quedan impunes, según datos oficiales.
En la ciudad hay unos 12.000 habitantes por kilómetro cuadrados, dos millones de personas en tratamiento por neurosis, más de 200.000 vendedores ambulantes y casi un millón de perros y gatos callejeros.
El distrito federal de la capital y áreas urbanas adyacentes del vecino estado de México suman una población de 20 millones.
López, electo por votación de los capitalinos en junio de 2000, no parece ser el típico representante del PRD y la izquierda, grupo que según diversas encuestas es percibido como intolerante y violento.
El funcionario proyecta una imagen que va más allá de su partido, es alguien que ha sabido cambiar y distanciarse de sí mismo, expresa el politólogo Federico Reyes, presidente en México de la organización no gubernamental Transparencia Internacional.
Años antes de asumir la jefatura del gobierno capitalino, y cuando México era aún gobernado por el Partido Revolucionario Institucional (PRI, 1929-2000), López encabezó marchas y tomas de pozos petroleros en su natal Tabasco para protestar por supuestos fraudes electorales.
Como presidente del PRD mantuvo una estrategia de choque con el PRI y con el Partido Acción Nacional de Fox.
En los primeros meses como jefe de gobierno de la capital siguió en esa tesitura. Pero de a poco cambió para manejar un lenguaje de concertación en el que incluso hoy pide a la gente respetar a Fox, su principal adversario político.
Los niveles de aceptación popular que mantuvo López en sus dos primeros años de gobierno, superiores siempre a 64 por ciento, fueron subiendo a medida que los ciudadanos comenzaron a ver mejoras en las calles, nuevas vías y grandes puentes en marcha.
En la administración del gobierno capitalino, López impuso nuevos modos, más amables, y proyectó una imagen de constante lucha contra la corrupción. Además, en los puestos directivos de su administración ubicó a más mujeres que a hombres, lo que le granjeó la simpatía de los grupos feministas.
Para cambiar el rostro de abandono y delincuencia que tiene parte del centro histórico de la capital, firmó acuerdos con ricos empresarios, que le permitieron invertir dineros privados en esa zona de la ciudad.
Alejado de todo escándalo de corrupción política, y demostrando con hechos que es austero, cumplidor y trabajador, el gobernante se ha ido ganando el corazón de la gente pobre, pero también de las clases más altas, opinó Reyes.
Dresser y Reyes coincidieron en que López es hoy el más probable sucesor de Fox, pero aún falta mucho camino por recorrer, y el dirigente izquierdista sostiene que por ahora sólo piensa en cumplir con sus promesas de campaña.