MEXICO: Entre la ”tolerancia cero” y la ”represión cero”

En la capital mexicana, robar una moneda es hoy castigado hasta con dos años de cárcel, pero no se reprimen desórdenes y actos de violencia en el marco de protestas sociales.

Algunos críticos de las izquierdistas autoridades locales se alarman más por lo segundo que por lo primero.

El 16 de este mes entraron en vigencia nuevas normas contra el delito, como parte de la estrategia de ”tolerancia cero” que promete aplicar el gobierno de la capital para abatir la inseguridad y el desorden urbano, con ejemplo y asesoramiento de Rudolph Giuliani, ex alcalde de Nueva York (1993-2002).

Un albañil, acusado de sustraer 25 dólares y dos teléfonos celulares a un familia, se convirtió el día 17 en la primera persona que será juzgada con las nuevas leyes penales aprobadas por el Congreso Legislativo de la capital, que permiten condenarlo a 10 años de cárcel.

Sin embargo, la tolerancia persiste para maestros de provincias y trabajadores del municipio de la ciudad que desde el lunes demandan mejoras salariales, mediante marchas que han bloqueado gran parte del tráfico vehicular, con el consiguiente impacto económico.

Durante las protestas hubo ataques contra edificios públicos con palos y piedras, y agresiones a periodistas y transeúntes, sin que la policía interviniera.

En las marchas participaron personas que habían recibido de sindicatos 20 dólares diarios por animar a otros manifestantes a realizar desmanes, según testimonios directos de involucrados.

El investigador Lorenzo Meyer, del Colegio de México, comentó que son delitos tanto el robo realizado por el albañil, que afectó a una familia, como el cierre de vías y el ataque a personas y edificios, que perjudicó a millones.

La ”tolerancia cero” debería representar la vigencia del estado de derecho, pero en la capital, como en el resto del país, los delitos cometidos por grupos sociales de presión quedan impunes, alegó.

Giuliani ganó notoriedad por el polémico programa de ”tolerancia cero” contra el delito lanzado en Nueva York durante su gobierno, y es desde el año pasado asesor contratado por las autoridades de la capital mexicana, a las que recomendó aplicar la misma estrategia.

Datos oficiales indican que en la capital de México, de 8,5 millones de habitantes, se cometen unos 21 crímenes por hora y 93 por ciento de ellos quedan impunes.

Según encuestas, 10 de cada 25 hogares de la capital han sido víctimas de la delincuencia, y 80 por ciento de los habitantes de la ciudad consultados se sienten inseguros.

Durante el gobierno de Giuliani, la delincuencia en Nueva York disminuyó 65 por ciento, según un estudio de la británica Universidad de Cambridge.

Pero México no es Nueva York y toda recomendación deberá ser adaptada a la realidad, advirtió el jefe de gobierno de la capital, Andrés Manuel López.

Ante al caos generado por las últimas protestas y marchas en la capital, López declaró que es mejor usar ”la fuerza de la política que la política de la fuerza”.

Desde el inicio de su gestión a comienzos de 2001, López, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, ha evitado la reprimir marchas sindicales o de otras organizaciones sociales, aunque existen normas claras para evitar que causen perjuicios a terceros.

”Siento la urgencia de decirle (a López) que no se esté haciendo el payaso, (porque) de payasos tenemos sobrecupo, y que le entre de una vez por todas a la tarea quizá poco lucidora de resguardar la paz social y la vialidad de esta ciudad”, expresó el escritor Germán Dehesa.

”Vivir en la ciudad de México en estos días es una pesadilla”, por el caos que generan las protestas y la nula actuación de la policía, se quejó Raymundo Riva Palacio, columnista del diario El Universal, tras reprochar al gobierno de la capital su pobre actuación contra las manifestaciones.

La impresión del columnista es compartida por muchos entre los millones de personas que pierden tiempo y dinero por el cierre de las principales calles céntricas de la capital y algunas de las llamadas vías rápidas adyacentes.

”Somos rehenes de estos delincuentes que cierran vías cuando quieren, son violentos y gritan toda clase de improperios”, afirmó Daniel Hernández, dueño de una joyería en el centro histórico de la capital, uno de las zonas más afectadas por las marchas.

Según estudios oficiales, en la capital hay en promedio de dos a tres marchas por día, pero pocas veces eso ha causado tantas perturbación como esta semana.

Las protestas de maestros son organizadas por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que reunió en la capital a unos 1.000 profesores de escuelas primarias públicas de provincias, para demandar aumentos salariales al gobierno del presidente Vicente Fox.

El otro grupo que causa agitación en la ciudad es el sindicato de trabajadores municipales, liderado por dirigentes del opositor Partido Revolucionario Institucional.

Los participantes en manifestaciones son menos de 15 por ciento de los afiliados a esos grupos, según reconocieron sus líderes.

Mientras esas protestas se desarrollan sin que la policía las impida, las nuevas normas vigentes limitan el derecho a fianza para personas detenidas por pequeños robos, y aumentan las penas para casi todos los delitos, en especial para los cometidos con violencia, y muy particularmente si se asociam con un homicidio.

Esas flamantes leyes permitirán detener hasta fin de año a más de 13.000 presuntos delincuentes, que con las normas anteriores habrían podido quedar en libertad o impunes, alegó Marcelo Ebrad, secretario (ministro) de Seguridad Pública de la capital.

Las cárceles de la capital alojan en la actualidad a unos 21.000 reclusos, aunque están diseñadas para recibir a menos de 15.000. Si el plan de Ebrad se cumple, llegarían a albergar a 34.000 presos. (

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