Las escritoras Susan Sontag, estadounidense, y Fátima Mernissi, marroquí, fueron galardonadas este miércoles con el premio Príncipe de Asturias de las Letras. La distinción será entregada en octubre por el heredero de la Corona española, Felipe.
La figura de Sontag y la entrega del premio por parte del príncipe Felipe adquieren especial relevancia en España, ya que la escritora se opuso rotundamente a la invasión estadounidense a Iraq, mientras el gobierno español le brindó apoyo.
El premio a Mernissi, además del reconocimiento a su capacidad literaria, respalda su continuada labor en defensa de los derechos de las mujeres en las sociedades islámicas.
El rey Juan Carlos y su familia, por mandato constitucional, no pueden emitir opiniones públicas sobre las acciones gubernamentales.
Pero abstenerse explícitamente de apoyarlas, como lo hizo el Rey ante la crisis iraquí, y aceptar que un miembro de la familia real entregue el galardón a una activa opositora a la guerra, puede interpretarse como una crítica a la invasión británica- estadounidense de ese país árabe.
Así lo juzga el rector de la Universidad Carlos III de Madrid, Gregorio Peces Barba, ex presidente del Congreso legislativo y uno de los siete autores de la Constitución vigente.
”Si vemos el silencio (del monarca español) como la única acción positiva posible, podemos entender que ese silencio es una clamorosa opinión, un silencio relevante”, sostuvo el jurista en un artículo publicado en el diario El País.
En los cinco años anteriores el premio a las Letras fue a manos del estadounidense Arthur Miller, la británica nacida en Irán Doris Lessing, el guatemalteco Augusto Monterroso, el alemán Günter Grass y el español Francisco Ayala.
La Fundación Príncipe de Asturias, con sede en Oviedo, capital del septentrional Principado de Asturias, fue fundada en 1981 y desde entonces concede anualmente este premio, así como otros a personalidades destacadas en ciencia, concordia, cooperación, ciencias sociales y comunicación.
El jurado, presidido por el director de la Real Academia Española (RAE), Víctor García de la Concha, destacó la calidad literaria y el compromiso social de las dos premiadas.
La candidatura de Sontag fue presentada por el escritor mexicano Carlos Fuentes y la de Mernissi por la española Universidad de Sevilla.
Antes de reunirse para su veredicto final, uno de los jurados, el periodista y escritor español Juan José Armas Marcelo, señaló a un grupo de colegas que tenía en mente ”a dos o tres escritores que merecen el premio por su rebeldía e independencia y su capacidad para sobrevivir”.
Y también, añadió, ”una gran valía intelectual y literaria”.
Susan Sontag, de 70 años, es autora de ensayos, novelas, obras teatrales y guiones cinematográficos. Fue periodista y directora de cine y de teatro. En 1963 publicó su primera novela, ”The Benefactor” (”El benefactor”), y en 1966 el ensayo ”Against Interpretation” (”Contra la interpretación”).
Más de una vez manifestó que no sabe ni puede separar su labor literaria de la crítica social, en especial en su país, Estados Unidos, ”donde sólo hay un partido, no hay oposición ni debate sobre temas esenciales”.
Cada vez que tiene oportunidad, Sontag eleva su voz contra el presidente George W. Bush de quien ha dicho: ”Es muy estúpido, pero él no es la persona que hace la política, tiene gente que le rodea, que es muy inteligente y sabe exactamente lo que hace”.
En su última visita a Madrid, en noviembre de 2002, manifestó sentir ”un poco de vergüenza” por ser ciudadana estadounidense, debido a la política que desarrolla su gobierno.
Sontag critica a Washington por su rechazo a acuerdos internacionales sobre ambiente y derechos humanos y recuerda que sólo 20 por ciento de la población estadounidense votó a Bush.
Cuando la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) intervino en las gueras de secesión de la disuelta Yugoslavia, Sontag se mudó a Sarajevo, capital de Bosnia-Herzegovina, para abonar la causa bosnia y montar la obra ”Esperando a Godot”, de Samuel Beckett.
Pero en la guerra contra Iraq su actitud fue diferente. Opuesta a la invasión, en ningún momento dejó de subrayar ”la crueldad y el horror de (el derrocado presidente iraquí) Saddam Hussein”.
La marroquí Mernissi, de 63 años, fue educada en escuelas coránicas. Hasta los 20 años no abandonó ese ámbito cerrado, pero poco después se convirtió en una de las mujeres que con más fuerza defendieron los derechos femeninos, sin dejar de ser una autoridad mundial en estudios del Corán, el texto sagrado del Islam.
También cursó estudios en Francia, donde se doctoró en la Universidad de Brandeis, y fue consultora de la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco).
Mernissi es historiadora, ensayista y profesora del Instituto Universitario de Investigación Científica de la Universidad Mohamed V de Rabat, la capital de su país.
Aunque muchas de sus obras han sido censuradas en Marruecos, Mernissi continúa residiendo en Rabat.
Entre otros libros escribió ”Sexo, ideología e Islam”, ”Marruecos a través de sus mujeres”, ”El miedo a la modernidad”, ”Sueños en el umbral: memorias de una niña del harén”, ”Sultanas olvidadas”, ”El harén político” y ”La mujer en la otra orilla”.
Aunque es profunda conocedora de la cultural árabe, el de Mernissi es un enfoque occidental, dijo a IPS el escritor iraquí Mushin Al Ramli, exiliado en España.
”Eso es positivo, así como su defensa de los derechos de las mujeres árabes”. Pero, concluyó, ”espero que el año próximo se premie a alguien que también defienda esos derechos con una mirada oriental”.
Mernissi y Sontag se impusieron entre las 42 candidaturas presentadas este año.
Otros finalistas fueron el italiano Claudio Magris, el mexicano Arturo Azuela, el argentino Abel Posse, el egipcio Naguib Mahfuz, los británicos Trevor Nunn y Harold Pinter, el libanés Amin Maalouf, el marroquí Tahar Ben Jelloun, el holandés Cees Nooteboom y el peruano Alfredo Bryce Echenique.
García de la Concha defendió las candidaturas de escritores latinoamericanos, al igual que el periodista y miembro de la RAE Luis María Ansón.