El comercio podría convertirse en la plataforma sobre la cual India y Pakistán, rivales en Asia meridional y poseedores de armas nucleares, pongan fin a los enfrentamientos que los separan desde su independencia en 1947.
La Cámara Indo-Pakistaní de Comercio e Industria, creada en 1999, incentiva las negociaciones para que los dos países acuerden otorgarse recíprocamente el estatuto comercial de nación más favorecida.
Los dos países intentan ahora restaurar sus relaciones diplomáticas y los vuelos aéreos, interrumpidos luego de un atentado contra el parlamento indio en diciembre de 2001, que Nueva Delhi atribuyó a militantes islámicos supuestamente apoyados por Islamabad.
El primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee anunció la semana pasada que realizará un tercer y último intento por sellar la paz con Pakistán, poniendo al tope de la agenda el comercio y las relaciones diplomáticas con Islamabad antes que la disputa por la septentrional provincia fronteriza de Cachemira.
Poco después, el canciller pakistaní Khursheed Mehmood Kasuri dijo al servicio en hindú de la cadena de radio y televisión británica BBC que su país ya está preparado para apoyar la idea de Vajpayee.
India siempre ha dicho que quería hablar sobre asuntos de comercio, pero nosotros siempre insistimos que antes debíamos hablar sobre Cachemira. Pero ahora aceptamos la propuesta de India y queremos que ellos dén el primer paso, dijo Kasuri.
India y Pakistán son los únicos países, además de los cinco miembros permanentes de Consejo de Seguridad de la ONU, que han declarado poseer armas nucleares. Las dos naciones ya libraron desde su independencia tres guerras formales y una no declarada, y estuvieron al borde de enfrentarse en otra el año pasado.
La frontera de 1.000 kilómetros que divide a los dos países es cruzada con frecuencia por activistas islámicos y por un contrabando estimado de 5.000 millones de dólares anuales.
Dubai, uno de los Emiratos Arabes Unidos, y Singapur suelen triangular el comercio entre los dos países, dadas las limitaciones hoy existentes, y obtienen grandes beneficios por ello.
Los gobiernos de los dos países se beneficiarán con la paz, pues formalizarán el comercio, señaló la Federación de Cámaras Indias de Comercio e Industria.
El intercambio comercial entre los dos países, divididos en 1947 y desde entonces enfrentados por Cachemira, fue de apenas 204 millones de dólares entre 2001 y 2002.
Kasuri también sugirió dialogar con India sobre un plan para la construcción de gasoductos en Afganistán, Irán y Turkmenistán que beneficiará también a Asia meridional, pero que había quedado en el olvido dados los constantes enfrentamientos.
Expertos afganos, turkmenos y pakistaníes se reunieron en abril con el auspicio del Banco Asiático para el Desarrollo para realizar un estudio de factibilidad del proyecto, que debería estar listo para septiembre.
Se espera que con el derrocamiento del movimiento radical islámico Talibán en Afganistán y la instalación de un gobierno proestadounidense, el proyecto de exportar gas natural desde Asia central a India y Pakistán podrá concretarse.
Irán inició negociaciones para vender gas a India a través de un gasoducto que atravesaría Pakistán, pero Nueva Delhi propuso que, por obvias razones, el ducto debía esquivar el territorio pakistaní, aun cuando para se necesitaran cientos de millones de dólares adicionales para lograrlo.
Sin embargo, luego de la visita a Nueva Delhi del presidente iraní MohammedJatami, el ministro de Petróleo de India, Ram Naik, anunció en febrero que el gasoducto atravesará Pakistán.
Esta distensión en las relaciones indo-pakistaníes podría derivar en una situación en la que ambos ganen.
Algunas anormalidades comerciales podrán subsanarse. Pakistán, por ejemplo, es el segundo mayor consumidor mundial de té, pero compra muy poco de India, el mayor productor mundial. Importa la mayor parte de Kenia y de Sri Lanka, a un costo mucho mayor.
Pakistán también compra mineral de hierro a Australia y a Brasil, a pesar de que en India el producto es más barato y el transporte también lo sería.
Por otra parte, India podría comprar algodón de Pakistán para su industria textil, y exportarle, a su vez, maquinaria.
Una de las marcas de neumáticos más conocidas de Pakistán es la india Apollo, importada a través de Dubai y de Singapur o simplemente contrabandeada.
Además de las razones políticas, empresarios y funcionarios pakistaníes temen que el aumento del comercio con India haga colapsar la industria nacional. El director general del Sistema de Información e Investigación para Países No Alineados y Desarrollo, Nagesh Kumar, dijo que esos temores son infundados.
Los consumidores de Pakistán podrían reducir sus costos de alimentación hasta 30 por ciento si se incrementa el comercio con India, según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas, indicó Kumar.
La experiencia mundial indica que el comercio puede ser el preludio de la reconciliación política, como lo demostraron Estados Unidos y China, concluyó.
El 20 de febrero de 1999, poco después de asumir la jefatura del gobierno indio al frente de una coalición nacionalista e hinduista conservadora, Vajpayee cruzó la frontera indopakistaní en ómnibus, y fue recibido por el entonces primer ministro pakistaní Nawaz Sharif.
Poco después, ambos gobernantes firmaron la Declaración de Lahore, en que se comprometían a participar en un proceso de diálogo para dirimir las diferencias bilaterales, entre ellas la situación de Cachemira.
Pero la tinta de la declaración apenas se había secado cuando el ejército pakistaní lanzó una incursión en el área de Kargil, del lado indio de la denominada línea de control que opera como frontera entre la Cachemira de India y la de Pakistán.
La operación militar fue el inicio de una sangrienta guerra no declarada formalmente y que terminó cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, convenció a Pakistán de replegar sus tropas.
Luego, el comandante del ejército pakistaní, general Pervez Musharraf, derrocó al primer ministro Sharif y se declaró jefe de gobierno. Vajpayee sostuvo que no dialogaría con un gobierno militar, pero poco después invitó a Musharraf a la ciudad de Agra. La cumbre se celebró en julio de 2001.
La reunión no llegó a solucionar las disputas sobre Cachemira y se registró una escalada en los incidentes de violencia transfronteriza que Nueva Delhi atribuye a organizaciones radicadas en Pakistán, como el atentado al parlamento indio el 13 de diciembre de 2001.
India respondió al atentado movilizando 700.000 soldados respaldados por tanques a la frontera, lo que puso a los dos países una vez más al borde de una guerra nuclear.
El enfrentamiento, que insumió la mayor parte del año 2002, se diluyó sólo a través de intensas gestiones diplomáticas en las que participaron, entre otros, el secretario de Estado (canciller) estadounidense Colin Powell y el secretario (ministro) de Relaciones Exteriores británico Jack Straw. (