– Recuerdos de una joven armenia. Recibí 50 clientes por día durante tres meses. Perdí el sentido del tiempo. Intenté suicidarme. En la habitación contigua una muchacha logró darse muerte. Por la mañana, sacaron su cuerpo y pusieron a otra joven en su lugar.
Esta historia fue narrada en la 13 sesión de la Comisión de las Naciones Unidas de Prevención del Delito y Justicia Penal por la directora del Centro de Estudios de Género Democracia Hoy, Gulnara Shahinian, organización no gubernamental armenia con sede en Yerevan.
La joven, cuya identidad no se menciona, dejó el hogar para escapar de la pobreza, pero se convirtió en víctima de traficantes de personas, al igual que miles de armenias todos los años.
La Comisión, cuerpo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) integrado por 40 países que se reúne una vez al año en la capital de Austria, dedicó este mes su sesión a analizar el tráfico de personas como parte de una red más amplia de bandas organizadas de delincuentes y de terroristas.
El desempleo y la pobreza son las principales razones de la explotación sexual y el tráfico de mujeres armenias, dijo Shahinian a IPS.
Pero la falta de reconocimiento de los derechos de las mujeres, la ignorancia sobre la demanda de los mercados laborales extranjeros, la imagen mágica de las condiciones de vida en Occidente y años de aislamiento de Armenia bajo el comunismo agravan el fenómeno del tráfico, agregó la activista.
Un estudio de Democracia Hoy había dejado el problema en evidencia ya en 1999, recordó.
Armenia debió lidiar con muchos desafíos políticos y económicos desde su independencia en 1991. Numerosos jóvenes quedaron sumidos en la miseria en el periodo de transición al capitalismo, dijo Shahinian.
El conflicto con Azerbaiyán por el disputado territorio de Nagorno-Karabaj, iniciado en 1994, llevaron a los países musulmanes vecinos a cortar sus vínculos comerciales con Armenia, lo cual agravó la pobreza.
Como consecuencia, el país es hoy coto de caza de los traficantes de mujeres.
El tráfico de personas, en especial de mujeres y de niños, se convirtió en una de las principales preocupaciones de la Comisión de las Naciones Unidas de Prevención del Delito y Justicia Penal.
La atención, inevitablemente, se concentra en las naciones más pobres. Es evidente que los países con grandes bandas de criminales tienen bajo nivel de desarrollo humano. No puede haber prosperidad sin seguridad, dijo el presidente de la Comisión, Antonio María Costa.
La información de sociedades aisladas hasta hace unos pocos años, traída por organizaciones no gubernamentales, es muy valiosa, dijo a IPS el director del Programa Mundial de la ONU contra el Tráfico de Personas, Burkhardt Dammann.
Cada vez son más los países antes reticentes que ahora admiten ser fuente de tráfico de personas y que se disponen a hacer algo colectivamente al respecto. Es muy alentador, agregó Dammann.
La experta Kristiina Kangaspunta, del Centro para la Prevención Internacional del Crimen de la ONU, creó una base de datos con más de 3.000 casos de tráfico de personas. De acuerdo con esa información, 83 por ciento de esos casos tienen por víctimas a mujeres.
Casi todas ellas sufrieron explotación sexual. La mayoría de los proxenetas y traficantes proceden de Asia.
Esto es solo un pequeño paso para afrontar esta peligrosa cuestión. Debemos saber la dimensión del problema para planificar acciones, dijo Kangaspunta a IPS.
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