El presidente de Argentina a partir de este domingo, Néstor Kirchner, cimentó su prestigio de buen administrador desde una austral provincia con apenas 220.000 habitantes, pero es una incógnita para buena parte de los 37 millones de sus connacionales.
Kirchner logró sólo 22 por ciento de los votos en la primera vuelta electoral y se quedó con las ganas de competir con el ex presidente Carlos Menem (1989-1999), quien renunció por temor a ser vapuleado como predecían las encuestas previas a la segunda ronda.
No obstante, quienes lo conocen aseguran que el hasta esta semana gobernador de la patagónica provincia de Santa Cruz es un hombre muy perseverante y un experto en la construcción de poder y consensos.
Este bisnieto de inmigrantes suizos y alemanes, que llegaron como pioneros a la helada Patagonia cuando esa región sólo era recorrida por indígenas y los fuertes vientos del sur, nació en 1950 en Río Gallegos, la capital provincial ubicada a más de 2.000 kilómetros de Buenos Aires.
Estudió leyes a fines de los años 60 y comienzos de los 70 en la estatal Universidad de La Plata, ubicada en esa capital de la provincia de Buenos Aires, y ya en esa época comenzó a militar en el ala izquierda del Partido Justicialista (peronista), donde conoció a su esposa la hoy senadora Cristina Fernández.
[related_articles]
Nunca integró la agrupación guerrillera peronista Montoneros, como señalara Menem para tratar de descalificarlo, sino las huestes de la Juventud Peronista y después de la reinstalación de la democracia se ubicó entre los líderes progresistas.
Kirchner jamás ahorró críticas a los sectores más conservadores de su partido y en especial a medidas contrarias a los derechos humanos, como el indulto otorgado por Menem a los ex jefes de la dictadura militar (1976-1983).
La represión desatada luego del golpe de Estado de 1976 lo obligó a volver a Río Gallegos para alejarse momentáneamente de la militancia política y ejercer la abogacía asociado a su esposa, también profesional en la misma área.
Así, el matrimonio Kirchner amasó una modesta fortuna con su estudio, que supo invertir en propiedades. Sus familiares y amigos aseguran que es más proclive a ahorrar que a gastar.
Algunos críticos señalan que un patrimonio de 22 propiedades es excesivo para un abogado, aún para uno exitoso.
Pero el presidente electo responde que su familia es de las pocas en Argentina que declara todos sus bienes ante la Dirección General Impositiva, y por eso parece más rico que otros que eluden sus compromisos fiscales.
Lo cierto es que Kirchner, tras 16 años en funciones de gobierno, no carga en su contra con ninguna denuncia por corrupción, ni tampoco sus funcionarios y colaboradores cercanos.
Con la llegada de la democracia, Kirchner dejó el estudio y se reicorporó a la actividad política para ser elegido en 1987 intendente de Río Gallegos. Ganó esos comicios por una ínfima diferencia sobre su oponente, pero su gestión logró una rápida legitimidad a través de una administración eficiente y austera.
Ese antecedente exitoso lo animó a lanzarse en 1991 para disputar la gobernación provincial, a la que accedió con apenas 30 por ciento de los votos válidos.
En 1995 consiguió seguir en el cargo, ahora ya con 62 por ciento de los votos, pero en 1999, cuando una controvertida reforma constitucional le posibilitó postularse a una tercera reelección consecutiva, su caudal de apoyo había bajado a 50 por ciento.
Es un hombre con "una gran voluntad de ejercer el poder, y esa preocupación por el ejercicio eficaz de sus potestades lo hace a veces descuidado de las instituciones", señaló Rubén Zárate, investigador de políticas públicas de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral.
Zárate dijo que Kirchner disfruta de poder caminar entre sus votantes y que es un dirigente honesto, aunque "podría mejorar mucho la calidad de las instituciones si actuara con mayor transparencia".
No obstante, "es capaz de construir poder a partir de situaciones de mucha debilidad a través del consenso", aseguró.
Luego de obtener la presidencia, tras la confirmación de la renuncia a competir de Menem, Kirchner pasó a definirse como "un hombre común que asumirá una gran responsabilidad".
Además de la reforma a la Constitución provincial que permitió su reelección indefinida, sus críticos cuestionan su decisión de ampliar la integración de la Corte Suprema de Justicia de Santa Cruz. Esos dos hechos son equiparados a lo realizado por Menem a nivel nacional.
También se le cuestiona al santacruceño haber colocado en bancos de Suiza y Luxemburgo unos 500 millones de dólares de reservas de la provincia, producto de la parte que le correspondía a ese estado por la privatización de la petrolera YPF, concretada en el primer gobierno de Menem.
Los opositores acusaron a Kirchner de haber tenido una actitud "poco patriótica" al llevar esos ahorros al exterior, pero la mayoría de los habitantes de Santa Cruz agradecen esa decisión que permitió sortear la inmovilización de depósitos impuesta en diciembre de 2001 ante el colapso bancario y financiero.
Durante su gobierno, los santacruceños mejoraron de modo sustancial su calidad de vida. Kirchner, que asumió el cargo en 1991 con una herencia de atrasos en el pago de sueldos de los empleados públicos de cuatro meses, no sólo los puso al día sino que pasó a ser la administración con mejor nivel salarial del país.
Los maestros de Santa Cruz ganan 600 pesos mensuales, casi el doble que en otras provincias, y otros 250 pesos por premio de asistencia, y las escuelas están bien equipadas.
A diferencia del resto de Argentina, en esta provincia no hacen falta los comedores escolares para niños carenciados, pues la pobreza y el desempleo son muy bajos.
El encuestador Artemio López sostuvo que es el distrito con la mejor distribución de la riqueza del país y con menor porcentaje de pobres, después de la ciudad de Buenos Aires. La desocupación en Santa Cruz sólo abarca a tres por ciento de los activos, mientras que el promedio del país es de 17,4 por ciento.
Los detractores de Kirchner señalan que no es ningún mérito mostrar buenos indicadores en una provincia rica, como ésta, en recursos energéticos, como petróleo y carbón.
No obstante, sus defensores responden que otras provincias igual de ricas presentan severos problemas sociales y de empleo. También precisan que las administraciones anteriores a las de Kirchner contaban con el mismo subsuelo generoso y, sin embargo, no lograron mejorar la calidad de vida de la población.
Kirchner, tras equilibrar las cuentas de la provincia, puso en marcha un amplio plan de viviendas, con un programa de créditos hipotecarios a largo plazo, y construyó puentes, caminos, puertos y aeropuertos. Los hospitales del distrito son modernos, bien equipados y los remedios de entrega gratuita.
Un politólogo que trabajó cerca suyo confió a IPS que el flamante presidente es un hombre "desconfiado" y muy preocupado por armar una arquitectura de poder que le dé sostén.
"Es capaz de escuchar a los que piensan diferente, pero no le gusta que otros tomen decisiones por él", añadió.
Kirchner aprovechó esta semana para otorgar entrevistas a la televisión, la radio y la prensa del país y del exterior desde su provincia natal, para así poder mostrar al mundo su sitio preferido: el glaciar Perito Moreno, en El Calafate, en la cordillera de los Andes.
Lejos de las presiones, el presidente electo anunció su equipo de colaboradores, se negó a adelantar medidas de gobierno y se manifestó inflexible con los sectores de poder económico que le dificulten gobernar.
"No seré un gerente, sino el presidente de todos los argentinos", dijo de modo contundente.