La ampliación de la Unión Europea (UE) a 25 miembros puede convertir al bloque en una superpotencia capaz de competir con Estados Unidos, pero también en una institución ingobernable.
Si las decisiones de la UE ya eran difíciles de aplicar con 15 miembros, lo serán mucho más cuando tenga 10 integrantes adicionales a partir del 1 de mayo de 2004 (Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y República Checa), y otros dos en 2007 (Bulgaria y Rumania).
Pese a la fachada de unidad, el bloque europeo carece de una política exterior común, y aun sus miembros ya establecidos están divididos sobre importantes asuntos internacionales. Por ejemplo, Gran Bretaña, España e Italia respaldaron la guerra contra Iraq, mientras Francia y Alemania se opusieron.
La armonía política será difícil de lograr entre tantos países, comentó el periodista y analista italiano Enrico Brivio.
Además, la UE carece de fuerzas armadas permanentes, aunque existe una iniciativa para crear una alianza militar independiente de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que agrupa a Estados Unidos, Canadá y 17 países europeos.
Y si la eurocracia es ya bastante complicada, puede serlo mucho más. El tratado de ingreso de los nuevos miembros, firmado el lunes en Atenas, comprende 4.900 páginas, su título completo tiene 44 palabras, y llevó meses traducirlo a los 21 idiomas de la UE ampliada.
Si el proceso de ratificación del tratado de ampliación transcurre como está previsto, para el 1 de mayo de 2003 la superficie de la UE aumentará casi 25 por ciento, y su población, 20 por ciento.
Setenta y cinco millones de personas se incorporarán a los actuales 375 millones de habitantes de la UE, que se convertirá así en el mayor bloque comercial del mundo.
La Unión también será algo más pobre, dado que el promedio del producto interno bruto de los nuevos miembros es 40 por ciento inferior al promedio actual del bloque.
Por lo tanto, la agrupación regional tendrá que reinventarse. Esta nueva Europa no satisfará las expectativas de sus ciudadanos, como lo demostró la reciente crisis (sobre Iraq), si no aclara sus ambiciones políticas y reforma sus funciones de modo radical, advirtió el presidente francés Jacques Chirac.
Existen varias propuestas de reforma que se promueven activamente. El primer ministro británico Tony Blair, por ejemplo, aspira a la creación de una presidencia permanente de la UE, en lugar de la rotativa.
El bloque ya está haciendo ejercicios de equilibrio. En lo que pareció ser una concesión a Estados Unidos, la declaración de Atenas establece que los futuros y actuales miembros de la Unión están determinados a… combatir el terrorismo mundial y controlar las armas de destrucción masiva.
Por otra parte, la UE confirmó su apoyo a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y sus esfuerzos por garantizar la legitimidad internacional y la responsabilidad mundial.
En cuanto a la creciente inmigración, los miembros declararon que respetarán la dignidad y los derechos de los ciudadanos de terceros países que residan y trabajen en la UE.
La firma del tratado de Atenas se interpreta como el fin formal de la guerra fría y la reunificación del viejo continente, dado que la mayoría de los nuevos miembros pertenecieron al desaparecido bloque socialista.
En realidad, el muro de Berlín cayó hoy, dijo el primer ministro de Holanda, Jan Peter Balkenende.
Pero en medio del júbilo, persiste una disputa que anticipa problemas: la de Chipre.
Debido al fracaso del plan del secretario general de la ONU, Kofi Annan, para reunificar la isla dividida entre grecochipriotas y turcochipriotas, la parte griega reconocida internacionalmente se incorporará a la UE en representación de toda la isla, dejando al norte turco en el aislamiento.
Esto representa un nuevo desafío para Turquía, otro candidato para el ingreso al bloque, aunque sin plazo acordado.
Formalmente, Turquía no reconocerá a Chipre como nuevo miembro, con el argumento de que representa sólo al sector griego.
Unos 35.000 soldados turcos están desplegados en el norte de Chipre. Desde el punto de vista europeo, esto constituye una ocupación del territorio de un estado miembro de la UE por parte de un aspirante a ingresar al bloque.
Para muchos turcos, la celebración de la ceremonia de expansión de la UE en Grecia fue un espectáculo doloroso.