La incidencia del cáncer se triplicó en Serbia en los últimos 10 años, un fenómeno que, según expertos, responde en parte al estrés originado por la violencia y la incertidumbre dominantes durante el régimen de Slobodan Milosevic.
Sufrimos una silenciosa epidemia de cáncer, dijo Miodrag Djordjevic, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Belgrado y coautor del Atlas de enfermedades malignas en Serbia junto con el médico Momcilo Babic y la epidemióloga Ana Jovicevic Bekic.
Cada año descubrimos 30.000 nuevos casos de cáncer, tres veces más que hace un decenio. Es una incidencia muy elevada para una población de 7,4 millones que se mantuvo constante en ese periodo, dijo Djordjevic.
El médico indicó que existen unos 145.000 pacientes de cáncer registrados hoy en la Unión de Serbia y Montenegro.
El Atlas es el primer estudio exhaustivo sobre la situación de la salud en Serbia durante el régimen de Milosevic, que transcurrió entre 1991 y 2000.
En el periodo en que Milosevic presidió Serbia y la Federación Yugoslava, el país sufrió cuatro guerras de secesión, 11 semanas de bombardeos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y duras sanciones económicas internacionales. Todo eso devastó la economía del otrora próspero país.
El estudio no traza vínculos definitivos y directos entre el cáncer y la situación política, pero los expertos ya están rastreando las relaciones circunstanciales.
El estrés prolongado puede describirse como una situación en la que una persona siente que no puede hacer nada para controlar su vida diaria, ni tiene posibilidades de prever lo que sucederá mañana. Así vivíamos en los años 90, dijo a IPS el psiquiatra Vladimir Adamovic.
Unas 100.000 personas mueren cada año en Serbia, 60 por ciento a causa de enfermedades cardiovasculares y 20 por ciento de cáncer.
Los autores del informe concluyeron que el estrés prolongado, la pobre calidad de vida y los malos hábitos, junto con la falta de un sistema de medicina preventiva, precipitaron las condiciones de salud de los serbios.
Según las estadísticas científicas, sólo 10 por ciento de los casos de cáncer se relacionan con la herencia familiar. El resto puede atribuirse a factores externos, como el estrés, el vicio de fumar o malos hábitos alimenticios, dijo Bekic.
Los tipos de cáncer más frecuente entre los hombres son los de pulmón y de colon, y entre las mujeres los de mama y de útero.
Los serbios figuran entre las cinco naciones más fumadoras de Europa, y también estamos al tope de la lista europea de incidencia de cáncer de pulmón, sostuvo Bekic.
Los autores del Atlas no encontraron hasta ahora vínculos entre la incidencia de cáncer y los bombardeos de la OTAN, en que Estados Unidos y sus aliados utilizaron proyectiles reforzados con uranio empobrecido.
Los expertos afirmaron que, en general, los serbios son negligentes en relación con su salud. No hay en absoluto conciencia de lo que es una dieta saludable. Tradicionalmente, se come carne y grasas. Los serbios describen las dietas ricas en frutas y verduras como 'comida de enfermo', dijo Bekic.
En algunas áreas de Serbia, es considerado normal que una persona de 50 años sufra alta presión arterial y enfermedades coronarias. En este país con grandes explotaciones agrícolas, no hubo hambruna en los años 90. La población disponía de grandes cantidades de carne de cerdo —en especial tocino— y papas.
Los patrones de salud se deterioraron junto con todos los demás patrones. En los años de Milosevic, no se gastó un centavo en medicina preventiva. Sólo este año el Ministerio de Salud gastó su primer millón de dólares en una campaña para promocionar modos de vida saludables, sostuvo Djordjevic.
Los expertos quieren que las autoridades tomen medidas. Al sistema de salud le cuesta 75 millones de dólares tratar a los enfermos de cáncer, indicaron.
Estamos quedando a la cola de Europa en materia de salud. Estamos en el punto en que nos encontrábamos hace 20 años. Necesitaremos años de trabajo si queremos ver resultados positivos, afirmó Bekic. (