SALUD-ESTADOS UNIDOS: Guerra a la OMS

Detrás del drama del SRAS (síndrome respiratorio agudo severo), que se cobró hasta ahora 321 vidas, se libra una dura batalla política entre Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Los campos de conflicto son la lucha contra el tabaquismo, el suministro de fármacos baratos contra el sida y los evidentes vínculos entre las enfermedades crónicas y la alimentación desequilibrada, rica en grasas y azúcar.

En los tres casos, poderosos intereses empresariales estadounidenses se oponen a las recomendaciones científicas y sanitarias de la OMS, el máximo organismo multilateral que se ocupa de la salud mundial.

El periodo culminante de esta batalla diplomática será entre el 19 y el 28 de mayo, cuando los 191 países de la OMS celebrarán la Asamblea Mundial de la Salud, se efectuará el nombramiento del nuevo director general, que asumirá en lugar de la noruega Gro Harlem Brundtland, y se revisará el Convenio Marco para el Control del Tabaco.

Diplomacia, pero también política y economía son las claves para entender lo que está pasando en los pasillos de la sede de OMS en Ginebra, Suiza.

El SRAS, contraído por 5.050 personas y con 321 muertes según los datos de la OMS hasta el lunes, desvía la atención internacional de este conflicto que vale mucho más de los 2.200 millones de dolares del balance anual de OMS.

Durante la Asamblea Mundial de fines de mayo, el médico sudcoreano Jong Wook Lee será presentado como nuevo director y se definirá el rumbo de la agencia para los próximos cinco años.

Durante la negociación de la Convención Marco sobre el control del tabaco, aprobada el 1 de marzo, Estados Unidos y Alemania se opusieron a prohibir la publicidad de cigarrillos, parte fundamental de este instrumento internacional.

Estados Unidos logró que esa prohibición tuviera un alcance limitado a las normas constitucionales de cada país, alegando que una disposición de esa naturaleza lesionaba el derecho a la libre expresión.

Los obstáculos de los negociadores de Washington llegaron a tal grado que las estadounidenses Sociedad del Cáncer, Asociación del Corazón, Asociación del Pulmón y Campaña por una Infancia Libre del Tabaco les reclamaron que ”hicieran sus maletas y regresaran a casa”, antes de seguir socavando el texto del convenio.

Visto que Estados Unidos es sede de la empresa tabacalera más poderosa del mundo, Philip Morris, el rechazo de Washington a la prohibición de la publicidad de cigarrillos debilitó el convenio de la OMS en el mismo momento en que nacía.

Philip Morris obtiene ingresos anuales de 73.000 millones de dólares, según la organización no gubernamental estadounidense Infact.

Pero la lucha contra el tabaquismo no es sólo una ”obsesión” (como la tildaron las compañías del sector) en los países desarrollados. Tres naciones sudamericanas producen tabaco: México, Brasil y Argentina.

Según estudios del Instituto Nacional de Cáncer de Brasil, el cultivo de tabaco es uno de los más dañinos para la calidad del suelo y la salud de los agricultores.

Claro que el peor daño lo soportan los fumadores, unos 1.100 millones de personas, según la OMS. En 2001, casi cinco millones de personas murieron de cáncer o de enfermedades cardiovasculares vinculadas al hábito de fumar.

Mientras, la Unión Europea (UE) se empeñó desde Bruselas en promover el libre acceso a los fármacos contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) y contra la tuberculosis. ”Espero un fuerte mensaje por parte de Estados Unidos”, dijo el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi.

Estados Unidos es el único país de la Organización Mundial del Comercio (OMC) que bloqueó, en diciembre 2002, un acuerdo para un régimen de acceso a medicamentos baratos para países pobres.

Las compañías farmacéuticas se oponen a dicho régimen que permitiría a las naciones pobres importar medicamentos genéricos, menos costosos que los patentados por los grandes laboratorios, para salvar vidas segadas por enfermedades como el sida y la tuberculosis.

Estas diferencias quedarán expuestas durante el próximo encuentro del Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo -en Francia, del 1 al 3 de junio- y en la cumbre ministerial de la OMC de septiembre, en México. Y, en este sentido, la puja en la OMS puede representar el punto fundamental del enfrentamiento político.

En marzo, la OMS y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) publicaron el ”Informe sobre dieta, nutrición y prevención de enfermedades crónicas”, divulgado formalmente el 23 de este mes en Roma.

En el documento aparece un parte de guerra: 46 por ciento de las 56,5 millones de muertes registradas en 2001 fueron por causa de enfermedades crónicas.

El informe redactado por expertos independientes ”contiene la información científica más reciente sobre vínculos entre alimentación, nutrición y actividad física con enfermedades como patologías cardiovasculares, diversos tipos de cáncer, diabetes, obesidad, osteoporosis y enfermedades dentales”, explicó la médica Shiriki K. Kumanyika, de la Universidad de Pennsylvania.

Se trata del cóctel letal de sedentarismo y consumo excesivo de grasas y azúcar.

”Las muertes por este tipo de enfermedades no son un problema exclusivo de los países desarrollados sino que las enfermedades crónicas empiezan a matar también en los países en vía de desarrollo”, dijo Harlem Brundtland.

¿Cómo abatir este saldo mortal?

”La FAO y la OMS tienen que trabajar con las empresas de alimentos y conexas para encontrar una solución a largo plazo”, comentó la directora de la OMS.

Dura fue la réplica de la industria alimentaria de Estados Unidos, liderada por la Asociación Azucarera: el ”torpe” informe de la FAO y la OMS engaña los consumidores sobre el nivel máximo de azúcar que puede ingerirse diariamente.

Casi simultáneamente, el médico Matthew DiFrisco, analista del instituto estadounidense Gerard Klauer Mattison, presentó algunos datos sobre las costumbres alimentarias de la población de ese país.

”Una nueva generación de personas está aprendiendo otra manera de comer: rumiar todo el día, como nuevo estilo de vida”, señaló.

Según su investigación, los estadounidenses comen 4,3 veces por día y varias cadenas de tiendas de alimentos -como McDonald's, Starbucks y Panera Bread- cambiaron su estrategia para dar respuesta a este nuevo estilo: desayuno, merienda, cena y varios tipos de almuerzos que regalan la sensación de pasar la vida comiendo.

Más de 1.000 millones de adultos sufren de sobrepeso u obesidad en países de ingreso medio y alto. Casi 500.000 personas mueren cada año en América del Norte y Europa occidental por enfermedades vinculadas a estos problemas.

La Asamblea Mundial de la Salud será el campo de batalla donde las propuestas económicas y diplomáticas de Estados Unidos se enfrentarán a las políticas sanitarias que impulsa la OMS. El programa del nuevo director, Jong Wook Lee, para los próximos cinco años será el resultado de esta guerra.

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