LIBROS-COLOMBIA: Paradojas de la lectura y la escritura

Una nueva generación de escritores colombianos, desligados del realismo mágico de Gabriel García Márquez, es uno de los atractivos de la XVI Feria Internacional del Libro de Bogotá, aunque en el país se lee muy poco y se comprende menos, según estudios.

Esos nuevos autores están lejos del prestigio y las ventas de García Márquez, Premio Nobel de Literatura en 1982, pero sus obras, que en algunos casos se acercan al relato cinematográfico, han recibido buenos comentarios críticos locales, en Europa y en Estados Unidos, y ganan terreno entre los lectores colombianos.

Sin embargo, el público local es escaso. Según datos divulgados por la ministra de Cultura, Consuelo Araujo, más de 40 por ciento de los colombianos en edad de trabajar no leen, 70 por ciento de los escolares leen sin análisis ni sentido crítico, y cerca de 300 de los 1.500 municipios del país no tienen bibliotecas.

Una pregunta incluida en 2001 en la Encuesta Nacional de Hogares del Departamento Nacional de Estadísticas reveló el promedio de lectura de libros ese año entre los entrevistados era 0,72 por persona, señaló la ministra.

El más reciente Estudio sobre el Progreso Internacional en Capacidad de Lectura (PIRLS, por sus siglas en inglés), realizado en 2001 pero divulgado este mes en la noriental ciudad estadounidense de Boston, ubicó a Colombia en el puesto 30 entre 35 países.

Entre los nuevos escritores están Laura Restrepo, Jorge Franco, Santiago Gamboa, Héctor Abad y Rafael Medina Reyes, ya traducidos al inglés, el italiano, el francés y el alemán.

Un elemento común a sus obras es la influencia de experiencias urbanas. Hasta los años 60, la población era básicamente rural, y en esa década Colombia pasó a ser el país de América Latina con mayor número de ciudades habitadas por más de un millón de personas.

El éxodo del campo a las ciudades continúa por razones económicas y políticas, entre ellas conflictos armados que han determinado el desplazamiento interno de unos tres millones de personas.

Pero las nuevas historias de acción y pasión, con voluptuosas jovencitas, pistoleros del narcotráfico, insurgencia y sarcasmo, estarán destinadas a una minoría si no se revierten las actuales tendencias.

Los primeros lugares en el PIRLS fueron ocupados por Suecia, Holanda, Inglaterra y Bulgaria. Por debajo de Colombia se ubicaron Argentina, Irán, Kuwait, Marruecos y Belice.

La participación colombiana en la prueba, efectuada por la Asociación Internacional para la Evaluación de Logros Educativos, involucró a 5.147 estudiantes, 4.872 padres o madres y 189 maestros de lenguaje.

Se detectó un bajo nivel de análisis al leer, ”porque el nivel general de estudios de los padres de los alumnos examinados es uno de los más bajos de todos los países participantes”, y Colombia fue el país con menos libros en las casas de los alumnos, señaló Alejandro Tiana, director de la Asociación.

”En las casas no hay libros porque los padres no tienen dinero”, dijo a IPS la escritora Pilar Lozano, con 11 títulos de literatura infantil y juvenil publicados, algunos de ellos empleados para enseñanza escolar.

”Hay un abismo entre una charla de literatura con niños de colegios ricos, donde hay bibliotecas y un ambiente que estimula la lectura, y otra en escuelas públicas pobres, donde la maestra está mal paga y los niños llegan a veces sin desayunar”, comentó.

”Este debe ser también el país donde más fotocopias se sacan a los libros, porque las familias no tienen con qué comprarle un libro bonito e ilustrado a sus hijos”, opinó Lozano.

”En los primeros años, la lectura compartida en familia invita a la complicidad con las historias, hasta que los niños se habitúan a refugiarse en la fantasía de un cuento o una novela”, afirmó la autora.

También hay culpas del ”erróneo método de enseñanza que privilegia la memorización a la imaginación y sacrifica la fantasía por la ortografía. No les preguntan a los niños qué les encantó de un libro, sino cuándo nació el autor”, añadió.

Para superar ese tipo de problemas, los ministerios de Cultura y Educación lanzan el Plan Nacional de Lectura y Bibliotecas en el marco de la XVI feria Internacional de Bogotá, que comenzó el 23 de este mes y durará hasta el 5 de mayo.

Ese plan podría apoyarse en experiencias sin auspicio oficial que se han realizado en el país, a fuerza de imaginación y voluntad, como los más de 150 clubes de lectura organizados desde 1997 en las meridionales selvas del Caguán por Reina Amparo Restrepo, religiosa de la Comunidad Misioneras de la Consolata.

Mujeres, ancianos y sobre todo niños hacen largas travesías por la tupida y calurosa selva para una cita semanal con la imaginación, y pueden llevar un libro a sus casas hasta la próxima reunión, cuando se comparten comentarios y ejercicios de escritura colectiva, dijo la monja a IPS.

En el septentrional poblado de Salgar, de un centenar de viviendas sobre el mar Caribe, el artista Aníbal Tobón organizó hace dos años una sala de lectura infantil, para compensar la pobreza de familias de la zona, que no poseen siquiera los libros ”que les piden en la escuela”.

”Tenemos un grupo permanente de unos 30 niños que asisten a la sala de lectura, donde eligen con total libertad lo que quieren hacer: leer, escribir o ilustrar y colorear, que es una de las actividades que más adeptos tiene, explicó Tobón a IPS.

Enrique González, presidente de la Cámara Colombiana del Libro, dijo a IPS que es necesario ”impulsar una alianza” para promover la lectura, que es factor de progreso.

La industria editorial ”pasa por un mal momento, como el conjunto de la economía”, y as ventas internas bajaron de 40 millones de ejemplares en 1995 a la mitad en 2002, incluyendo los textos escolares, explicó.

Sin embargo, ”las exportaciones han compensado el descenso del mercado nacional de libros. En 2001, colocamos 109 millones de dólares y, desde que existe la Feria Internacional del Libro de Bogotá, se ha generado un superávit de 626 millones de dólares en la balanza comercial del sector”, señaló González.

Los principales mercados de libros editados e impresos en Colombia son México, Venezuela, Ecuador, Estados Unidos y Argentina, en ese orden. (

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