Pocas horas después de la entrada de tanques estadounidenses a la plaza Al-Ferdaus, en el corazón de Bagdad, Portugal empezó a abogar ante Washington por su derecho a una tajada del suculento botín de guerra.
Cuando las imágenes de la destrucción del mayor monumento a Saddam Hussein en la capital de Iraq comenzaban a dar la vuelta al mundo por las cadenas de televisión, como símbolo del fin de su poder, Lisboa no dejó pasar la oportunidad para recordar a Washington que no le falló cuando pocos lo apoyaban.
”Portugal se enorgullece de haber estado desde el primer momento al lado de la democracia y de la libertad”, afirmó este jueves en el parlamento el conservador primer ministro José Manuel DurFo Barroso.
A comienzos de marzo, cuando empezó a estar claro que la guerra era inevitable, Lisboa se puso incondicionalmente del lado de Estados Unidos, y puso a su disposición la estratégica base aérea binacional de Lajes, en el archipiélago atlántico de Azores.
Esa decisión se adoptó sin la consulta al parlamento que correspondía legalmente en caso de guerra.
[related_articles]
Eso ubicó a Portugal en el grupo de los más cercanos aliados de Estados Unidos en la Unión Europea (UE), junto con Gran Bretaña, España, Holanda, Italia y Dinamarca, pese a críticas de la oposición y a que 82 por ciento de los consultados este mes en una encuesta de la Universidad Católica se manifestaron contra la guerra.
Los otros nueve países de la UE, Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Luxemburgo y Suecia, abogaron por una solución diplomática de la cuestión iraquí, mediante la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Empresas agroalimentarias y de servicios, telecomunicaciones, y obras públicas ya anunciaron su deseos de participar en la reconstrución de Iraq, donde según cálculos de organizaciones internacionales estarán en juego unos 100.000 millones de dólares.
Aún hay combates en Iraq, pero ”para los mercados la guerra ya acabó, y los inversores no están realmente muy interesados en lo que ocurre en el campo de batalla”, sostuvo este jueves la economista y analista Anabella Campos.
La participación de firmas portuguesas ”no podrá ser mayor que la de recibir algunos confites de la inmensa torta”, ya que la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), ”destinará fondos muy limitados a terceros países, solo en el ámbito de subcontratos con compañías de Estados Unidos”, dijo a IPS el economista Diogo de Sousa.
El ministro portugués de Relaciones Exteriores, Antonio Martins da Cruz, admitió que ya fue contactado por ”algunos empresarios que desean saber como será el proceso” de concursos para subcontratos previstos por la USAID para las obras de reconstrucción en Iraq.
Las primeras obras adjudicadas, por un valor de 1.900 millones de dólares, ya fueron concedidas a empresas estadounidenses, según un estudio publicado este jueves por los investigadores Paulo Pina y Cesaltina Pinto, del grupo económico-comunicacional Edimpresa.
Pina y Pinto identificaron como beneficiarias a las compañías Bechtel, Fluor, Louis Berger, Parsons, Washington Group International y KBR, una filial de Halliburton, la empresa multinacional dirigida hasta 2000 por el vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney.
La participación de firmas portuguesas o de otros países aliados pequeños, ”está condicionada por las reglas estrictas que Estados Unidos fijó para la reconstruccion de Iraq, al limitar la atribución de fondos a subcontratos”, señalaron.
Pero eso no desanimó a los inversores portugueses que se acercaron a la cancillería, entre quienes los más relevantes se dedican a la construcción civil.
Martins da Cruz prometió que su ministerio y el de Economía ”canalizarán todas las informaciones” sobre oportunidades de posguerra. ”Espero que haya empresas portuguesas con capacidad de respuesta rápida cuando sean divulgados los planes de reconstrucción de infraestructura en Iraq”, expresó.
La Asociación Nacional de Empresarios de Obras Públicas (ANEOP) reconoció que algunos de sus miembros están interesados en la reconstrucción del devastado país árabe, pero esa intención no es compartida por su rival, la Asociación de Industriales de la Construcción Civil y Obras Públicas (AICCOPN).
Nadie puede vaticinar lo que ocurrirá en Iraq, porque ni siquiera hay sintonía aún” entre británicos y estadounidenses, comentó Arnaldo de Figueiredo, director internacional de Mota, la mayor constructora del país, quien señaló que en esas condiciones no ve oportunidades claras para los portugueses.
Si Estados Unidos va a mandar, incluso sobre los británicos ”el negocio será para empresas estadounidenses, las que a su vez darán trabajo a sus propios subcontratistas, y tal vez con estos últimos podriamos tener algunas oportunidades”, opinó.
”Si la ONU se hiciera cargo, los contratos tampoco serían para empresas portuguesas, sino que como ha sido hábito hasta ahora, serán los grandes de Europa (Alemania, Francia, Gran Bretaña e Italia) los que los recibirán”, concluyó Figueiredo.
Pero todo indica que el presidente estadounidense George W.Bush está decidido reducir el papel de la ONU, ”a una especie de brigada de primeros auxilios en los escombros de las guerras”, opinó este jueves el analista de asuntos internacionales José GolFo.
El presidente de la AICCOPN, Rui Viana, sostuvo que es ”inmoral” hablar de reconstrucción de un país que ”todavía no tiene un gobierno”, y que ”no es necesario ir a un país en guerra, hay mercados más interesantes para Portugal, como Argelia y Marruecos”.
Además, lo más probable en Iraq es que ”Estados Unidos deje a los otros muy pocas migas en la distribución de los despojos”, pronosticó.