Para los medios de comunicación del Golfo, a menudo acusados de alinearse con sus gobiernos, la guerra en Iraq es una oportunidad para superar las restricciones oficiales y la autocensura.
Cuando Iraq invadió Kuwait en agosto de 1990, algunos de los diarios árabes tardaron días en informar sobre ese hecho y se limitaron a señalar la existencia de tensión en el Golfo.
En cambio, los periódicos del Golfo han destacado el actual conflicto desde el primer día en sus portadas, como hicieron a fines de 2001 con el ataque a Afganistán liderado por Estados Unidos.
La diferencia se debe a que los gobiernos de la región han cambiado en los últimos años su forma de relacionarse con los medios de comunicación, opinó el comentarista político independiente Inad Khairallah.
Hay una libertad que la prensa nunca tuvo antes. Nadie le dice más a los editores 'no publiques esto'. Eso se debe, en parte, a que los gobiernos quedaron dentro de su propia trampa: no pueden permitir libertades absolutas, pero tampoco pueden controlar absolutamente el flujo de noticias, dijo.
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Además, es difícil ocultar nada mediante el control de los medios de comunicación, debido a los avances tecnológicos de los canales de televisión locales y al aumento de la disponibilidad de los medios occidentales, sostuvo Khairallah.
A eso se agrega el alcance de la red informática mundial Internet, en que las noticias no pueden ser restringidas.
Los medios de la región aún se ocupa de las cuestiones domésticas en forma adecuada a la existencia de gobiernos no democráticos, que aprecian poco la crítica de sus políticas, pero hay una clara diferencia cuando trata asuntos internacionales, o la relación entre ellos y los intereses locales.
La resistencia palestina contra la ocupación israelí, por ejemplo, fue prioritaria para esos medios antes de que comenzara la guerra en Iraq, con un enfoque mayoritariamente antiestadounidense, pese a las buenas relaciones de varios gobiernos árabes con Washington.
Esos gobiernos parecieron evaluar que no valía la pena tratar de reprimir ese enfoque, expresión de un sentimiento que sus pueblos asocian con la causa árabe y la solidaridad, y lo mismo ocurre en la actualidad en relación con el conflicto iraquí.
Los gobernantes árabes preferirían que la guerra terminara pronto, con pocas víctimas iraquíes, y que hubiera menos motivos para criticar a Estados Unidos, ya que dependen mucho de ese país en el área de seguridad. Pero los medios de comunicación ven la cuestión de otra forma.
Muchos diarios han criticado la dictadura brutal del presidente iraquí Saddam Hussein, pero todos califican con plena libertad el ataque estadounidense contra Iraq de ilegal agresión contra compatriotas árabes, agravada porque Washington ha permanecido en silencio ante la brutalidad israelí en territorios (palestinos) ocupados.
Los medios de comunicación han estimulado el nacionalismo árabe. Por las noticias que vemos, oímos y leemos, siento que los iraquíes, como muchos de nosotros, comienzan a distinguir el régimen del amor que sienten por su paía, dijo a IPS el estudiante universitario Abdullah Qattan.
¿Qué otra cosa puede explicar la resistencia de los iraquíes desde que comenzó la guerra? ¿No se suponía que todo estaría cerca de terminar en estos días?, añadió.
Gran parte del crédito por la mejora de las coberturas periodísticas y la liberación de los medios es atribuido a la emisora de televisión vía satélite qatarí Al Jazeera, llamada la CNN del mundo árabe, por comparación con esa cadena estadounidense de noticias para televisión por cable.
Al Jazeera se ufana en la actualidad de contar con unos 40 millones de telespectadores, 10 por ciento más que antes de que comenzara el ataque a Iraq.
Esa emisora había sido criticada por Washington con el argumento de que destacaba demasiado la actividad de los grupos radicales islámicos, y por gobiernos árabes en cuya opinión traspasaba límites.
En la actualidad, el gobierno de Estados Unidos cuestiona la cobertura de la guerra por parte de Al Jazeera, que incluye la difusión de entrevistas con prisioneros de guerra estadounidenses y de pavorosas imágenes de víctimas civiles iraquíes.
Dos emisoras de Emiratos Arabes Unidos, Al Arabiya y Abu Dhabi TV, siguen el camino de la qatarí, al difundir los puntos de vista de militares y cviles iraquíes.
Los papeles tradicionales se invierten cuando algunos periodistas árabes reivindican el principio de la libertad de prensa para criticar el manejo de la información en el centro de prensa del comando central estadounidense instalado en Qatar, equipado con la más moderna tecnología de comunicaciones.
Esas instalaciones costaron 1,5 millones de dólares, y su objetivo declarado es brindar detalles de la guerra a 600 periodistas, procedentes de numerosos países.
Pero un periodista de Emiratos comentó, con la condición de no ser identificado: He estado más de 10 días en el centro de Qatar, y no es mejor que quedarme en mi habitación del hotel a mirar televisión.
Nadie nos habla (a los periodistas árabes). Cuando los funcionarios quieren decir algo, prefieren dirigirse primero a los medios de sus países, estadounidenses, británicos y australianos, explicó.
Entre el comienzo de los bombardeos y la primera conferencia de prensa del general Tommy Franks, comandante de las tropas estadounidenses, pasaron 60 horas en que nadie se molestó en decirnos qué pasaba. El flujo de información mejoró luego, pero no hay nada en el centro de prensa que no se pueda conseguir en otra parte, añadió el periodista.
El reportero Khusru Shariff, de un diario indio, aseguró que la difusión de información es mucho mayor en Kuwait, desde donde partió la mayor parte de las fuerzas que invadieron Iraq, que en Qatar.
Dado que el gobierno kuwaití está involucrado en la guerra más directamente que el qatarí, puede brindar más detalles sobre los procedimientos en curso. No recibimos detalles operativos, pero hay informes bastante frecuente de funcionarios militares, y la agencia estatal de noticias divulga a menudo declaraciones del gobierno, indicó.
Por otra parte, Kuwait alberga a varias agencias de asistencia, y hay un gran flujo de información sobre la crisis humanitaria, los esfuerzos para aliviarla y los obstáculos a esos esfuerzos. Eso compensa a veces la falta de noticias sobre actividades militares, añadió Shariff.