México asumió este martes la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU con la meta de calmar las aguas embravecidas por la guerra en Iraq, pero sin promover censuras contra Estados Unidos, que molesten aún más a su principal socio comercial.
La delegación de México, miembros no permanente del Consejo y que se opuso al inicio de la guerra, anunció que abogará por buscar salidas concertadas al conflicto en Iraq.
No aceptaremos nada fuera del marco multilateral, dijo Adolfo Aguilar, representante mexicano en el máximo organismo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Ejercer hoy la presidencia rotativa mensual del Consejo requiere usar pinzas, pues desde ese puesto no cabe tomar partido ni enfrentarse con sus miembros, aunque quizá eso ahora resulte inevitable, explicó a IPS el diplomático y experto en asuntos internacionales Agustín Gutiérrez.
En tanto, Aguilar señaló que la actitud de su país será institucional y precisó que no entrará en enfrentamientos y promoverá consensos. No obstante, reconoció que le tocó asumir la presidencia en uno de los momentos más difíciles de la historia del Consejo en particular y de la ONU en general.
En efecto, los observadores indican que el Consejo y la ONU demostraron su ineficaia al ser incapaces de frenar los planes guerreros de Washington.
Hoy Estados Unidos ejerce su poder sin contrapesos, por lo que es necesario que en este momento el resto del mundo brinde todo su apoyo a las Naciones Unidas para que retome su fuerza e influencia, expresó en México la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú.
Estados Unidos y Gran Bretaña comenzaron el 20 de marzo los ataques contra Iraq sin la anuencia de la ONU.
Washington se ha declarado decepcionado por el nulo apoyo a su plan bélico por parte del gobierno mexicano de Vicente Fox, al que le cuestiona por mantener posiciones contrarias a la guerra.
Estados Unidos es el principal socio comercial de México y lugar de residencia de más de 20 millones de mexicanos de origen o nacimiento.
El gobierno estadoundiense de George W. Bush presionó en los últimos meses, sin éxito, para que apoyaran su proyecto bélico contra Iraq tanto a México como a Chile, el otro miembro latinoamericano en el Consejo de Seguridad de la ONU en la actualidad.
Pero México, en sintonía con la mayoría de los países de América Latina, se opone a la guerra y desea que la ayuda humanitaria y la reconstrucción de Iraq corran a cargo de la ONU.
Mientras, Washington mantiene inalterable su campaña militar en el Golfo y demanda para sí el liderazgo en los frentes de ayuda y reconstrucción de Iraq.
Antes de México, el último país latinoamericano que ejerció la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU fue Colombia, en diciembre.
Pero Colombia, a diferencia del nuevo presidente del organismo, se mantuvo alineado a Estados Unidos respecto del conflicto con Iraq, al punto de que a fines de 2002 llegó a entregar un informe sobre depósito de armas iraquíes a Washington antes que a otros miembros del Consejo.
En esa ocasión, Colombia actuó como un país de quinta (categoría), alcahuete y soplón, escribió a propósito de ese hecho Carlos Lemos, ex ministro colombiano del Interior.
Los analistas entienden que México, desde la presidencia del Consejo, deberá encauzar el pedido de los países árabes para que la guerra contra Iraq sea declarada ilegal, y los que haga Estados Unidos y Gran Bretaña para que una resolución de ese talante ni siquiera sea considerada.
Los estatutos de la ONU indican que la presidencia del Consejo es una cargo rotativo que debe ser asumido cada mes por uno de sus miembros.
Al presidente del Consejo le corresponde proponer la agenda de trabajo del organismo y es el que norma los tiempos y el carácter de las sesiones.
Por eso a México le espera afrontar uno de los mayores retos diplomáticos de su historia, opinó Gutiérrez.
Es la tercera vez que el país latinoamericano pertenece al Consejo de Seguridad. La primera fue en 1946 y la segunda de 1980 y 1981.
Activistas sociales y políticos de izquierda demandan al gobierno de Fox liderar desde la presidencia del Consejo una resolución de cese del fuego en Iraq y de condena a Estados Unidos por haber iniciado la guerra.
Ahora es cuando México debe mostrar decisión y censurar la guerra con fuerza, señaló a IPS Miriam Contreras, una activista social universitaria, que ha participado en casi todas las marchas callejeras que se han realizado en la capital mexicana en protesta por los ataques de Estados Unidos y Gran Bretaña contra Iraq.
Por su parte, Menchú lamentó que México asuma en estos momentos la presidencia del Consejo de Seguridad, pues por la gravedad del conflicto es casi imposible que se mantenga neutral.
Pero el gobierno mexicano sostiene que hará lo imposible por transformarse en un puente que acerque a los miembros del Consejo y en ser un motor de consensos.
Es evidente que no buscamos un lugar en el Consejo de Seguridad para contemplar la tragedia que vive el mundo sino para impulsar soluciones constructivas a los conflictos, declaró Fox.
La agenda propuesta por México para el tiempo que ejercerá la presidencia indica que el Consejo tratará el tema de Iraq, pero también el conflicto entre Israel y Palestina, la reunificación de Chipre y el seguimiento a problemáticas de varias naciones africanas como Somalia, Liberia y Costa de Marfil.
Además, diplomáticos mexicanos indicaron que este mes convocarán a reuniones especiales con el objetivo de fortalecer las organizaciones regionales que colaboran con la ONU y a un seminario sobre el trabajo de las organizaciones no gubernamentales en situaciones de conflicto.