La publicación en la prensa árabe de primeros planos de civiles iraquíes heridos o muertos resulta macabra a los ojos occidentales, pero para el público árabe es un documento de la trágica realidad de la guerra, que parece próxima a su fin.
Los diarios árabes suelen publicar imágenes a color de bebés aplastados, heridas sangrantes y cuerpos destrozados, mientras los canales de televisión transmiten imágenes de niños mutilados en camas de hospital, madres llorando sobre el cuerpo de sus hijos muertos y, en una ocasión, la cabeza reventada de un niño.
Las horribles imágenes llegan sin cesar a los hogares árabes y crean indignación en Estados Unidos y Gran Bretaña, los países que encabezaron el ataque a Iraq.
Mientras la prensa occidental se concentra en el aparato militar de las fuerzas invasoras, los medios árabes destacan las víctimas humanas. Muchos periodistas piden que se abran sacos mortuorios para mostrar los cadáveres y sostienen en alto miembros amputados para las cámaras.
Cuando veo esos bebés asesinados por las bombas, me digo que debería ir a Iraq para combatir a los agresores, a esos asesinos, declaró Mamdouh Hussein, un taxista de El Cairo.
Muchos periodistas occidentales acusaron a los medios árabes de hacer sensacionalismo con la guerra en Iraq y saturar a los periódicos y las pantallas con sangre y vísceras, pero los árabes no tienen la violencia dentro de sí; eso es el estereotipo estadounidense, señaló el sociólogo Madiha El-Safty.
Muchos árabes desprecian a Saddam Hussein pero también están indignados por el ataque de Estados Unidos a Iraq. La finalidad de la exhibición de imágenes crudas es colocar el costo humano de la guerra por encima de la agenda política de Bush, arguyó El-Safty.
La idea es reflejar la furia y subrayarla mil veces. Es mostrar cómo es realmente esta guerra y destacar sus horrores, añadió.
Al presentar a las tropas estadounidenses-británicas como fuerzas sin consideración alguna por el sufrimiento del pueblo iraquí, la prensa de Medio Oriente transmite el sentimiento generalizado en las calles de países árabes.
Esta impresión parece persistir pese a las imágenes de televisión que muestran celebraciones en Bagdad y otras ciudades por la caída del régimen de Saddam Hussein.
Los estadounidenses no están liberando Iraq, la están ocupando, afirmó el comerciante sirio Alí Bashir. Todos esos ancianos, mujeres y niños están pagando por esta guerra estúpida con su sangre, agregó.
Muchos creen que las tropas invasoras apuntaron deliberadamente contra blancos civiles o no adoptaron suficientes medidas para protegerlos de los bombardeos.
El ataque el martes al Hotel Palestina de Bagdad, ocupado casi enteramente por periodistas extranjeros, y a las oficinas del canal qatarí de televisión Al Jazeera y Abu Dhabi TV, reforzaron esta creencia.
Tres periodistas resultaron muertos y al menos cinco gravemente heridos por los ataques. Estados Unidos negó que se tratara de una acción deliberada.
La prensa árabe también refleja la indignación porque sus propios gobiernos no hicieron nada para evitar el sufrimiento de los iraquíes.
La invasión no habría sido posible si los países árabes les hubieran negado permiso a Estados Unidos y Gran Bretaña para utilizar su territorio y espacio aéreo para lanzar los ataques militares, arguyen los medios.
Gobernantes árabes guardan silencio mientras niños iraquíes son asesinados, tituló el semanario independiente egipcio El- Khamis.
La portada del tabloide presenta imágenes de civiles víctimas de un bombardeo de Estados Unidos. Un improvisado ataúd abierto muestra a una mujer y a su bebé, aún con el chupete en la boca, muertos.
Otras fotos superpuestas muestran los cadáveres de otros cinco niños muertos, uno de ellos perdiendo masa encefálica.
El-Khamis es sensacionalista y aborda la cuestión por el lado de las emociones, pero otros diarios lo manejan de forma diferente, comentó Mahmoud Alam-El-Din, vicepresidente del Centro de Investigaciones de Información de la Universidad de El Cairo.
Muchas publicaciones árabes son propiedad del Estado y casi todas están sujetas a la censura, pero Alam El-Din afirmó que sus directores disponen de libertad para manejar los contenidos.
Los árabes rechazan esta guerra y la prensa refleja esto. No es propaganda, aseguró el académico. (