India confía en que se beneficiará con subcontratos para la reconstrucción de Iraq, aunque el gobierno del país sudasiático rechazó la invasión estadounidense y el parlamento incluso la condenó.
Antes del inicio de la guerra el 20 de marzo, Washington procuró el respaldo de India, para lo cual le ofreció a cambio un papel fundamental en la reconstrucción de la infraestructura y de la sociedad civil iraquí.
El embajador estadounidense en India, Robert Blackwill, llegó a recordar el tradicional vínculo entre el país asiático e Iraq. Por esa razón, dijo, Nueva Delhi sería bienvenido en Bagdad, cuando no todos los países tendrán una buena recepción.
Pero varias autoridades indias manifestaron su molestia con lo que consideraron una acción militar ilegal. Además, muchos notaron que Iraq le debía 2.000 millones de dólares a India y que el pago de ese dinero peligraba con un cambio de régimen.
También cuestionaron los contratos ya firmados por Washington con empresas estadounidenses para la reconstrucción de Iraq en una actitud que, afirmaron, deja de lado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El ministro de Defensa, George Fernandes, llegó a calificar la reconstrucción de festín de buitres, y advirtió que, en primera instancia, debió evitarse la destrucción.
Blackwill, considerado un amigo personal del presidente estadounidense George W. Bush, anunció el 21 de este mes su renuncia a la embajada. Observadores atribuyeron la decisión al fracaso del diplomático en persuadir a Nueva Delhi de apoyar la guerra contra Iraq.
Pero ya descendió el tono de la desaprobación del cambio de régimen en Bagdad. El gobierno conservador, nacionalista e hinduista de India procura el apoyo de Washington para contener a los terroristas transfronterizos musulmanes del septentrional estado de Jamu-Cachemira que, asegura, están radicados en Pakistán.
De todos modos, sectores opositores encabezados por el Partido del Congreso, las manifestaciones antibélicas y los boicots a productos estadounidenses y británicos llevaron al oficialista partido Bharatiya Janata a no vetar la condena parlamentaria a la guerra.
El ex ministro de Relaciones Exteriores G. Parthasarathy dijo que la resolución del parlamento, aprobada el mismo día de la caída de Bagdad a manos de los invasores, no le dará a India ninguna ventaja diplomática pero representará un motivo de irritación para Estados Unidos.
Desafortunadamente, el populismo manda en las políticas económica, social, de relaciones exteriores y de seguridad nacional, dijo, por su parte, K. Subrahmanyam, integrante de la oficial Junta Asesora de Seguridad Nacional.
India debió haber seguido el ejemplo de China, que parece haber decidido a lidiar con los desafíos de los tiempos con política pragmáatica, agrebó Subrahmanyam, un connotado conservador.
Según este experto, los países que se opusieron a la guerra en Iraq intentan ahora aplacar a Estados Unidos luego de su victoria.
El bajo costo de la producción de India le da cierta competitividad en la puja por los negocios que abrirá el proceso de reconstrucción de Iraq, que sumarán 300.000 millones de dólares.
Washington ya comenzó a asignar estos negocios ya comenzaron a empresas estadounidenses que, a su vez, podrán contratar a firmas extranjeras.
Esperamos que la mitad de esa actividad —unos 150.000 millones de dólares— corresponda a subcontrataciones, y que India podrá obtener una décima parte de ellas, dijo el secretario general de la Federación de Cámaras de Comercio e Industria de India, Amit Mitra.
El canciller indio Yashwant Sinha, quien se opuso a la resolución parlamentaria y manifestó críticas al régimen de Saddam Hussein, dijo que Estados Unidos no podrá dejar de lado a India a pesar de las diferencias.
Tenemos diferencias de opinión. Pero no hay asuntos que por sí solas definan la totalidad de la relación entre dos países, dijo Sinha.
De todos modos, India preferiría que la reconstrucción de Iraq se desarrollara bajo el auspicio de la Organización de las Naciones Unidas y no bajo una ocupación militar estadounidense- británica.
La embajada de India en Iraq fue una de las primeras en reabrir sus puertas después de la guerra, y sus representantes anunciaron una partida de ayuda de 20 millones de dólares.
Antes de la primera guerra del Golfo en 1991, casi 30.000 trabajadores indios trabajaban en esa región de Medio Oriente. India importaba 30 por ciento de su demanda de crudo dsde Iraq en términos muy favorables. (