IRAQ-GRAN BRETAÑA: Tony Blair, un héroe en casa

El colapso del régimen de Saddam Hussein en Iraq es una victoria para el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, que soportó renuncias de ministros y críticas de legisladores por su apoyo a la guerra de Estados Unidos contra el país árabe.

Los amargos juicios contra Blair surgieron primero porque el líder del Partido Laborista se sumó a la guerra contra Iraq conducida por Estados Unidos, y luego por la cantidad de soldados británicos y civiles iraquíes muertos en el conflicto.

Blair también fue criticado cuando el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) no respaldó una iniciativa suya para obtener una segunda resolución a favor de la guerra contra Iraq.

Cuando las fuerzas estadounidenses tomaron Bagdad el miércoles, Blair obtuvo el reconocimiento del líder del opositor Partido Conservador en el Parlamento, Iain Duncan-Smith.

El parlamentario dijo que la guerra había sido ”una de las campañas más brillantemente ejecutadas en la historia reciente”.

Claro que el Partido Conservador respaldó por unanimidad la guerra, iniciada el 20 de marzo, mientras 140 de los 410 legisladores del Partido Laborista de Blair se oponían.

El ex canciller Robin Cook renunció a su cargo de ministro de Relaciones con el Parlamento en protesta contra la guerra, junto con otros dos ministros del gobierno de Blair.

El primer ministro salió el miércoles de su oficina en el número 10 de la calle Downing en Londres para mirar con sus colaboradores las imágenes de televisión que mostraban a iraquíes festejando el colapso del régimen de Saddam Hussein en las calles de Bagdad y otras ciudades.

Blair se declaró ”encantado” con lo que veía. ”La máscara del temor ha caído de los ojos del pueblo de Iraq”, declaró el primer ministro, según un portavoz.

”Estamos viendo estas imágenes, junto con el resto del país, y estamos encantados con lo que vemos en la reacción de la población. Demuestra lo que la gente común pensaba de Saddam y cuánta era la carga que representaba su gobierno. Podemos decir con certeza que una parte importante del país está libre de violencia”, afirmó.

Una vez más, Blair puso su credibilidad a prueba al declarar que se encontrarán armas de destrucción masiva en Iraq. Ante la cámara baja del Parlamento, la Cámara de los Comunes, señaló que ”no tiene dudas” de que las armas existen.

”Una campaña de encubrimiento de seis meses” por parte del gobierno iraquí impidió a los inspectores de la ONU y las fuerzas de la coalición hallar elementos de importancia que probaran la existencia de esas armas, sostuvo en el Parlamento.

”No es sorprendente que no las hayamos encontrado. Necesitamos la prueba de los expertos y los científicos, pero estamos convencidos de que la obtendremos”, agregó Blair.

”Este conflicto aún no ha terminado. Quedan cosas muy difíciles por hacer. Mientras hablamos persiste una intensa resistencia, no extendida entre el pueblo iraquí, pero ciertamente entre aquellos sectores del régimen de Saddam que quiere aferrarse al poder. Así que aún no ha terminado”, advirtió.

Blair rechazó una invitación para reunirse el viernes en San Petersburgo con los líderes de Alemania, Gerhard Schroeder, de Francia, Jacques Chirac, y de Rusia, Vladimir Putin, que se habían opuesto firmemente a la guerra. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, canceló su participación en la reunión.

Blair se manifestó a favor de un papel de liderazgo para la ONU en la reconstrucción de Iraq. Pero llevará tiempo allanar las diferencias dejandas por la guerra entre Estados Unidos y Gran Bretaña por un lado y Alemania, Francia y Rusia, por el otro.

Las relaciones entre Gran Bretaña y España e Italia, dos países que sí apoyaron a las fuerzas de la coalición, podrían fortalecerse tras la guerra, según funcionarios británicos.

Se prevé que estos países apoyen a los estados de Europa oriental y central que ingresarán a la Unión Europea el año próximo y que se habían alineado con la guerra.

Cuando en el Parlamento se le preguntó a Blair qué funcionario iraquí se rendiría ante las fuerzas de Estados Unidos y Gran Bretaña, el primer ministro respondió que el colapso del régimen había complicado esa posibilidad.

Un legislador propuso, en broma, que la rendición iraquí fuera presentada por el laborista George Galloway, quien condujo la resistencia a la guerra en el Parlamento y llegó a calificar de ”lobos” al primer ministro y al presidente estadounidense George W. Bush.

Muchos legisladores laboristas quieren ahora que Galloway sea expulsado del partido, algo que el aludido está dispuesto a resistir. (

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