Sean conservadores y mantengan la discreción son dos de los consejos de Abdo Zindani a los árabes que viven en Estados Unidos en estos tiempos de guerra de la superpotencia mundial contra Iraq.
Después de una pausa, Zindani, dirigente de la Asociación Yemenita Estadounidense, enunció una serie de recomendaciones negativas: No salgan a espacios públicos como lo harían habitualmente. Jóvenes, no caminen en grupos: tres árabes juntos pueden despertar temores. No usen ropa tradicional.
Zindani opina que los prejuicios contra los musulmanes han alcanzado un nivel sin precedentes en Estados Unidos, y que la comunidad árabe está bajo asedio constante, tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington, que causaron 3.000 muertes.
Los prejuicios se fortalecieron porque el presidente estadounidense George W. Bush no perdió oportunidad de usar a los musulmanes como chivos expiatorios en relación con esos ataques terroristas, de los cuales Washington acusa a la organización extremista islámica Al Qaeda (La Base).
A medida que avanza la invasión estadounidense a Iraq, aumenta la vulnerabilidad de los árabes y musulmanes que viven en el país norteamericano, según dirigentes comunitarios y organizaciones de defensa de los inmigrantes.
Pocos días después del inicio de la guerra, el 20 de marzo, la Coalición para la Inmigración de Nueva York exigió al alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, garantizar la seguridad de las comunidades de inmigrantes árabes y musulmanes contra posibles ataques.
La Coalición indicó que las víctimas de agresiones quizás no realicen denuncias, temerosos de que la policía los denuncie, a su vez, ante las oficinas de inmigración. Por lo tanto, solicitó a Bloomberg garantías de que la eventual condición de inmigrantes irregulares de los agredidos se mantendría confidencial.
Pero Bloomberg no respondió, y tampoco asistió a los actos de homenaje a cuatro árabes asesinados en los últimos dos meses por prejuicios étnicos y religiosos. La actitud asumida por el alcalde causó desolación en las comunidades.
La ola de crímenes que alarma a la comunidad árabe y musulmana ha incluido casos como el de Larme Price, homicida confeso de cuatro personas, quien dijo a la policía que quería matar árabes, pero asesinó en un periodo de seis semanas de febrero y marzo a un guyanés, un indio, un ruso y un yemenita.
Price, un afroestadounidense, actuó como los racistas que causaron mucho sufrimiento a su propia comunidad étnica en Estados Unidos, señaló el yemenita Shaker Lashuel, quien enseña computación en escuelas públicas de Nueva York y era amigo de su compatriota asesinado.
No se trata un solo asesino perturbado. El problema es el clima de odio contra árabes y musulmanes, que ha causado homicidios, golpizas e intimidación, opinó el abogado Patrick Young, del Centro Estadounidense para Refugiados.
En la sudoccidental ciudad de Phoenix, el hogar de una familia iraquí-estadounidense fue atacado con explosivos. En la nororiental de Chicago, un hogar palestino fue blanco de un coche- bomba, y hubo vandalismo contra una mezquita.
En la nororiental ciudad de Indianapolis, el dueño afgano de un restaurante sufrió heridas graves cuando trataron de quemarlo vivo, y en la sudoccidental de Los Angeles hubo amenazas de violación contra mujeres musulmanas.
Activistas por los derechos de las minorías calculan que 80 por ciento de ese tipo de ataques no son registrados en Estados Unidos, debido a que las víctimas temen a la policía o ignoran sus derechos civiles, o porque las autoridades no los clasifican como actos motivados por prejuicios étnicos y religiosos.
La Coalición para la Inmigración destacó que a esos atentados se suman duras e indiscriminadas campañas de la policía y las autoridades de inmigración en perjuicio de árabes, musulmanes y personas provenientes del sur de Asia, con base en su origen nacional y su religión.
Entre los ejemplos mencionados estuvieron los arrestos y encarcelamientos en secreto de más 1.200 personas tras los atentados de septiembre de 2001, y un programa gubernamental de registro de huellas digitales, fotografías e interrogatorios de personas procedentes de 25 países, en su mayoría musulmanes y árabes.
La Coalición también mencionó la Operación Escudo de la Libertad, que se desarrolla en forma paralela a la invasión de Iraq e incluye arrestos de solicitantes de asilo procedentes de 33 países, en su mayoría árabes y musulmanes.
Las políticas federales desde el 11 de septiembre (de 2001) han creado un clima de hostilidad y sospecha contra árabes, musulmanes y personas procedentes del sur de Asia, afirmó Emira Habiby Browne, del Centro de Apoyo Familiar Arabe-Estadounidense.
Cuando el gobierno señala como blanco una y otra vez a determinado grupo de inmigrantes, los estigmatiza y crea un terreno fértil para el crimen motivado por prejuicios, añadió.
La tendencia que comenzó tras el 11 de septiembre fue reactivada por los acontecimientos en Iraq. Cualquier árabe es sospechoso hasta que pruebe lo contrario, deploró Lashuel, quien acusó a los medios de comunicación de reafirmar imágenes negativas de los árabes para un público desinformado.
Conozco un restaurante árabe (de la ciudad) que está a punto de cerrar, porque sus clientes habituales ya no lo visitan, convencidos de que está bajo vigilancia, agregó.
Pero Estados Unidos, con todos sus defectos, aún es visto como una tierra de oportunidades por la comunidad de inmigrantes árabes, con gran fe en que el país es capaz de corregir sus errores, aseguró Lashuel.
La Operación Escudo de la Libertad implica investigar a miles de inmigrantes procedentes de Iraq y otros países, y el FBI anunció en varias ocasiones que esas personas serán arrestadas y deportadas si se descubre que están en situación irregular, según activistas.
Según el Comité Estadounidense-Arabe contra la Discriminación, en las cinco semanas posteriores a los atentados en Nueva York y Washington hubo por lo menos cuatro asesinatos debido a prejuicios contra árabes y musulmanes, y otros siete probablemente debidos a esa causa.
Del 1 de enero al 11 de octubre del año pasado, esa organización registró 165 agresiones contra árabes estadounidenses o personas percibidas como tales, o como musulmanes, por prejuicios raciales o religiosos.
Esa cifra es myor que las registradas en periodos equivalentes de casi todos los años de la última década.