Estados Unidos controla dos países con los que Irán comparte extensas fronteras, pero éste no parece ser el momento más adecuado para que estos dos tradicionales enemigos y flamantes vecinos tiendan puentes de amistad.
Los atentados cometidos por extremistas islámicos el 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, que dejaron 3.000 muertos, convirtieron a Estados Unidos en una fuerza agresiva en Medio Oriente, dijo a IPS el analista Saeed Laylaz, del diario reformista Hamshahr.
Ahora, Irán está flanqueado por dos países que son virtuales protectorados estadounidenses.
Ellos son Afganistán, en donde una coalición militar encabezada por Washington desalojó del poder al movimiento radical islámico Talibán en diciembre de 2001, e Iraq, ocupado desde este mes por una fuerza estadounidense-británica.
Estos regímenes redujeron el poder de negociación de Irán con Estados Unidos. Si nos sentamos a dialogar con Washington ahora, deberemos limitarnos a escuchar. Entonces, aún no es tiempo para eso, dijo Laylaz.
El mapa político iraní se divide entre reformistas y conservadores. Ambos sectores adhieren a la Revolución Islámica chiita triunfante en 1979, cuyo patriarca, el ayatolá Ruolá Jomeini, se refirió a Estados Unidos como el Gran Satán en los discursos que pronunció hasta su muerte en 1989.
Los reformistas, encabezados por el presidente Mohammed Jatami, intentaron durante mucho tiempo un acercamiento con Washington. Pero esas gestiones chocaron contra el programa del presidente estadounidense George W. Bush, que incluyó a Irán en su virtual eje del mal, junto con Iraq y Corea del Norte.
Por su parte, el columnista Alí Salehabadi, del periódico reformista Habastegi, observó que por primera vez, Estados Unidos es para Irán el vecino de la puerta de al lado, y lo será por dos años.
Este fenómeno es muy peligroso y complicado. Deberíamos adoptar una estrategia cauta hacia Estados Unidos, basada sobre una visión clara. Ya sea que cooperemos o no con ese país, necesitamos una respuesta correcta, sostuvo Salehabadi.
Por otra parte, publicaciones conservadoras exhortan a la búsqueda de un consenso entre conservadores y reformistas.
Pero ambas partes se están volviendo prisioneras de su propia retórica, y ninguna se atreve a reinventarse, como los líderes kurdos de Iraq, y transformarse en amigas de Estados Unidos, comentó el periodista disidente Kaveh Amiri.
Amiri, quien estuvo preso por crear un sitio de noticias independiente en la red informática mundial Internet, opinó que el régimen iraní deberá ganar legitimidad antes de entablar un diálogo con Washington.
Ninguna distensión o negociación con Estados Unidos será posible sin confianza mutua entre gobernantes y gobernados. Aquéllos deben demostrar primero que son los auténticos representantes del pueblo, y sólo entonces hablar, dijo.
En cambio, el columnista Naser Emani, del diario conservador Resalat, sostuvo que las urnas son necesarias para dar legitimidad al sistema, pero no suficientes, pues, además, deben unificarse los valores y creencias del pueblo y el gobierno.
Por su parte, Laylaz, influyente dirigente que en el pasado apostó por la mejora de las relaciones con Estados Unidos, también opinó que éste no es el momento adecuado para negociaciones.
Bush no está escuchando a los mandatarios de Rusia, Francia ni Alemania (las potencias que se opusieron a la guerra contra Iraq), entonces, ¿por qué escucharía al presidente iraní Mohammed Jatami?, preguntó Saeed Laylaz, del diario reformista Hamshahr.
Laylaz consideró que quedó atrás cierto consenso que habían alcanzado conservadores y reformistas hacia una mejora del vínculo con Estados Unidos. En los últimos cuatro años, los acontecimientos nacionales, regionales e internacionales hicieron irrelevante el diálogo, dijo el periodista a IPS.
Los reformistas, que tuvieron grandes victorias en elecciones presidenciales y parlamentarias pero perdieron terreno en las últimas elecciones locales, no lograron imponer su posición de recomponer el vínculo con Estados Unidos.
Perdimos muchas oportunidades, dijo el legislador Elaheh Koulaee, integrante de la parlamentaria Comisión de Relaciones Exteriores.
Mientras, publicaciones como Yaletharat y Dokoheh, portavoces de las milicias radicales islámicas, exhortan a enfrentar a las fuerzas estadounidenses ocupantes en Iraq.
Esos medios de comunicación conservadores han aplaudido la resistencia antiestadounidense que representan Osama bin Laden, líder de la red extremista islámica Al Qaeda a la que se atribuyen los atentados de 2001, y el movimiento Talibán, que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001. (