Francia inicia una nueva etapa en sus relaciones con Estados Unidos, deterioradas por la guerra en Iraq, mientras se esfuerza por preservar su independencia diplomática, apoyada en la ONU.
El gobierno del presidente Jacques Chirac respaldará las gestiones para levantar el embargo comercial dispuesto en 1990 por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) contra Iraq, en lo que fue considerado una concesión a Estados Unidos, al menos en parte.
El embajador francés en la ONU, Jean-March de la Sabliére, señaló que las sanciones contra Iraq ”deben levantarse lo antes posible”, pero subrayó que el fin total del embargo ”está unido a la certificación del desarme de Iraq”.
Pero De la Sabliére aclaró que sólo el Consejo de Seguridad de la ONU tiene la autoridad para certificar el desarme iraquí y aprobar el fin de las sanciones.
Al mismo tiempo, diplomáticos franceses se esfuerzan por subrayar la ”amistad y alianza” entre París y Washington, en especial luego de que el secretario de Estado (canciller) estadounidense Colin Powell dijera que Francia tendrá que pagar un precio por su oposición a la invasión aliada a Iraq.
Tras la culminación de la guerra, Powell admitió públicamente que Estados Unidos revisará ”todos los aspectos de las relaciones con Francia” debido a la oposición que ese país ejerció en el Consejo de Seguridad contra los planes de guerra del presidente George W. Bush contra Iraq.
Chirac llegó a advertir, pocos días antes de iniciada la invasión estadounidense-británica contra Iraq el 20 de marzo, que vetaría cualquier eventual autorización que el Consejo de Seguridad aprobara para la operación militar. Finalmente, Estados Unidos retiró su moción e invadió de todos modos.
Bush dijo en una entrevista que Chirac no visitará su rancho en el meridional estado de Texas por un buen tiempo, un detalle que se considera indicativo de buenas relaciones con el presidente estadounidense.
Y la consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condolezza Rice, amenazó con ”castigar a Francia, ignorar a Alemania y olvidar a Rusia”.
No obstante, el canciller francés Dominique de Villepin ha insistido en que Estados Unidos y Francia siguen siendo aliados y amigos.
”No puedes castigar la amistad. No puedes castigar el respeto a los principios legales internacionales, y no puedes castigar a Francia por haber defendido estos principios en toda la crisis iraquí”, dijo De Villepin.
El ministro señaló que el gobierno francés, ahora finalizada la guerra, quiere tomar una postura ”pragmática” ante la situación en Iraq.
”Francia tiene dos prioridades en Iraq: en primer lugar, responder a la urgencia humanitaria, y en segundo lugar, levantar el embargo. Pero sólo la ONU puede levantar el embargo”, afirmó De Villepin.
El énfasis del canciller francés en la importancia de la ONU es visto como un intento por preservar el elemento que le da más peso a su país en los asuntos internacionales.
Francia es miembro permanente del Consejo de Seguridad, al igual que China, Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia, y, por lo tanto, tiene poder de veto sobre las resoluciones del organismo.
”No tenemos peso ni económico ni militar para influenciar el curso de los asuntos mundiales. Sólo el Consejo de Seguridad de la ONU le da a la diplomacia francesa cierta influencia”, sostuvo el analista Aymeric Chauprade, profesor de Política Internacional del Colegio de Guerra Francés.
El gobierno estadounidense negó la versión de que Bush se alojaría en Suiza durante la cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) países más industrializados, que se realizará en la oriental ciudad francesa de Evian entre el 1 y el 3 de jnio.
La secretaria de Ambiente de Estados Unidos, Christine Todd- Whitman, asistió a una reunión con sus pares del G-8 realizada en París el fin de semana, pero no participó de la conferencia de prensa al final del encuentro.
Estados Unidos y Francia permanecen distanciados en varios asuntos, a pesar de los esfuerzos para reducir la tensión bilaterales. Todd-Whitman se opuso en París a la propuesta de Francia de crear una agencia mundial del ambiente.
Washington todavía se opone a un nuevo mandato de la ONU para que los inspectores de armas regresen a Iraq, pedido por Francia.
París sostiene que los expertos liderados por Hans Blix pueden certificar que Iraq no posee armas de destrucción masiva y por lo tanto demostrar que Estados Unidos no tenía razón para lanzar la invasión.
Algunas autoridades estadounidenses propusieron realizar un boicot a los productos franceses.
El jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Andrew Card, afirmó la semana pasada en su página en Internet que, para él, ”con el vino del (oriental) estado de Virginia es suficiente”, en una aparente respaldo a los intentos de embargar el vino francés.
Los empresarios franceses están preocupados.
”Los consumidores estadounidenses pueden enviar sus quejas a nuestra embajada, pero espero que siguan comprando nuestros productos”, afirmó el presidente del Movimiento Francés de Empresas, Ernest Antoine Seilliere.
”Francia no puede rendirse ante Estados Unidos, en especial luego de la escandalosa campaña de insultos y amenazas de la que ha sido víctima”, afirmó el experto Pierre Hassner, jefe investigador del francés Centro de Estudios para las Relaciones Internacionales.
”Pero Francia tampoco puede desempeñar el papel de alguien ofendido y desaparecer de la escena internacional. Francia no puede hacer demandas irreales, como la de un gobierno interino de la ONU en Iraq, o hacer alianzas dudosas con Rusia o Siria”, añadió. (