Una fuerza especial de la Unesco evaluará los daños al patrimonio cultural provocados por la invasión a Iraq. La guerra implica múltiples amenazas para el legado histórico, advirtió en diálogo con Tierramérica el subdirector de la organización, Mounir Bouchenaki.
En la movilización mundial de arqueólogos y expertos para preservar los vestigios de 6.000 años de historia contenidos en Iraq, el subdirector general de Cultura de la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), Mounir Bouchenaki, lleva la batuta.
Al iniciarse la tercera semana del conflicto bélico en Iraq, el funcionario analizó, en diálogo exclusivo con Tierramérica desde París, el tamaño de la amenaza que acecha a uno de los legados culturales de mayor importancia para Oriente y Occidente.
-¿Podrán conservarse bienes de la llamada cuna de la civilización en medio de una guerra devastadora?
-Hasta ahora ha resultado muy difícil realizar cualquier trabajo concreto para proteger este patrimonio cultural de la humanidad. La Unesco es sólo un testigo lejano de lo que sucede, aun cuando ha lanzado un llamado de atención para que todos los tesoros sean protegidos y respetados al igual que los seres humanos. Lo único que la institución puede hacer es informar a las partes involucradas, la opinión pública y la Organización de las Naciones Unidas acerca de las convenciones internacionales y las recomendaciones en casos de conflicto armado.
-¿Qué medidas ha adoptado la Unesco para proteger esta herencia cultural?
-El primer paso fue ordenar una fuerza especial de trabajo para Iraq que abarque todos los aspectos, en particular las áreas de educación y cultura. Ese grupo especial se apresta a elaborar la estrategia que será desarrollada tras el cese de las hostilidades. Además, fueron seleccionados expertos de diferentes países en arqueología, museología y restauración de monumentos destruidos para integrar una comisión que se trasladará a Iraq cuando las condiciones de seguridad lo permitan, a realizar una evaluación de los daños.
-¿Cuáles son los principales peligros que acechan la riqueza cultural iraquí?
-Una guerra acarrea múltiples amenazas. Una proviene de los bombardeos que puedan destruir edificios históricos y museos, aun cuando éstos no sean blanco de ataque. Incluso las ondas expansivas que crean los proyectiles pueden ser letales para monumentos antiguos con estructuras frágiles. La experiencia que dejó la primera guerra del Golfo (en 1991) es que durante los combates existe una tendencia a tirar los objetos y a acribillar los sitios arqueológicos.
-¿Cuál sería el destino previsible de ciudades como la histórica Ur, cercana a una base militar, o del árbol de Adán, ubicado en una zona de instalaciones químicas, o de la Torre de Babel?
-Eso es parte de la responsabilidad de las autoridades de Bagdad. El gobierno iraquí firmó la Convención sobre la Protección de los Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado (firmada en 1954 y en vigor desde 1956), que obliga a las partes en conflicto a respetar el patrimonio cultural. Los combatientes deben asegurarse que el área en disputa no contenga sitios arqueológicos o culturales. En relación con las miles de ruinas en territorio de Iraq, la Unesco entregó a Estados Unidos y a Gran Bretaña una lista de las más importantes, así como de los museos con la esperanza de que esa información evite la destrucción de esos sitios.
-¿Considera que los instrumentos del derecho internacional en vigor son suficientes para proteger los lugares históricos iraquíes?
-Los textos normativos sólo pueden tener poder efectivo si se los respeta, pero en este caso la Convención de 1954 no fue firmada por todas las naciones del mundo. Por lo tanto, hay sólo un poder moral en las leyes que conciernen a la conservación y protección de la herencia cultural en caso de conflicto. Esperamos que haya sensibilidad de parte de los militares para respetar las reglas.
-Otro problema es el tráfico de piezas. ¿La guerra alentará ese tipo de delitos?
-Ese es uno de los problemas más grandes que hemos enfrentado después de la primera guerra del Golfo. Arqueólogos de todo el mundo han denunciado el robo de miles de objetos para comercializarlos ilegalmente. La Unesco lucha por encontrarlos y recuperarlos.
-¿La agencia ha calculado a cuánto ascendería el costo de la reconstrucción de este patrimonio?
-Es realmente imposible evaluar los costos sin conocer la naturaleza de la destrucción. Sólo queda esperar y desear que este conflicto termine rápidamente para enviar ayuda humanitaria y cultural a Iraq.
-¿A qué países corresponde pagar la reconstrucción?
-Usualmente, después de estos conflictos la Unesco hace un llamado a la comunidad internacional. Pero es claro que hay países que hacen más donaciones y esperamos que los ricos contribuyan para restaurar esta herencia de la humanidad.
* Publicado originalmente el 5 de abril por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (