CAFE: Empresa Kraft contra el comercio justo

Kraft, una de las mayores procesadoras de café del mundo, se niega a pagar un precio digno a los caficultores, advirtió la organización humanitaria Oxfam International ante una asamblea de accionistas de la firma.

Directivos de Kraft arguyeron ante la asamblea celebrada este martes en la nororiental ciudad estadounidense de Nueva Jersey que la escasa demanda no los alentó a comprar café a través del sistema de Comercio Justo, creado por una red no gubernamental para asegurar mayores ingresos a los caficultores.

”Kraft tuvo la oportunidad de tomar la delantera frente a la crisis del café. Pero no sólo no la tomó, sino que tampoco mostró compasión”, afirmó el experto Simon Billenness, de la filial estadounidense de Oxfam, presente en la asamblea anual de accionistas de la empresa.

Oxfam, organización humanitaria de raíces católicas con sede en Londres, desarrolla una campaña mundial para salvar el sustento de 25 millones de caficultores en países pobres de América Latina y el Caribe, Africa oriental y occidental y Asia sudoriental.

La participación de Oxfam en la asamblea en Nueva Jersey fue el primer intento de la organización para llamar la atención de los accionistas de los cuatro principales compradores de café —Kraft, Procter and Gamble, Sara Lee y Nestlé— sobre la crisis que sufren los caficultores por tres años de caída de precios.

Las cuatro firmas concentran la mitad de las compras mundiales de café.

Este viernes, un grupo de accionistas de Procter and Gamble propondrá que la próxima asamblea de la firma pida a los directores medidas que ”ayuden a asegurar un medio de vida sustentable a los caficultores”.

Los activistas pretenden que las cuatro empresas se comprometan a comprar al menos cinco por ciento de su café a productores adheridos al sistema de Comercio Justo.

El café certificado por la Organización de Certificación del Comercio Justo (FLO) es comprado a un precio considerado digno. Además, los caficultores que lo producen también reciben diversos tipos de apoyo de las empresas procesadoras, como préstamos.

El precio internacional del café descendió casi 50 por ciento desde 2000 y ahora se encuentra próximo a su punto más bajo en los últimos 30 años, muy inferior al costo de producción. El resultado fue una crisis humanitaria en más de 50 países pobres.

Miles de familias tuvieron que abandonar sus tierras en busca de trabajo en otros sectores de actividad. Sólo en América Central se perdieron 600.000 empleos zafrales y permanentes en los últimos años.

En algunas regiones cafetaleras de América Central y Africa oriental muchos niños padecen desnutrición grave, y las familias, sin dinero para comprar libros, retiran de la escuela a sus hijos, especialmente a las niñas.

La crisis tiene un efecto dominó. Los comerciantes locales de café cierran y algunos bancos, sobre todo en América Central, quebraron al no recuperar los préstamos. Los gobiernos a menudo recurren a fondos originalmente destinados a la salud y la educación para rescatar a los bancos.

La caída de precios del café también implica menores ganancias para los países exportadores. En Etiopía, los ingresos de divisas por este concepto descendieron de 257 millones a 149 millones de dólares en un solo año.

”La crisis del café se ha convertido en un desastre de desarrollo cuyas consecuencias se harán sentir por mucho tiempo”, advirtió Oxfam en su informe ”Pobreza en su taza de café”.

Mientras la situación de los agricultores es desesperada, las principales empresas procesadoras prosperan.

La compañía estadounidense Starbucks, que compró muy poco café a través del sistema de Comercio Justo, triplicó sus ganancias entre 1997 y 2000, mientras Nestlé tuvo una ganancia de 26 por ciento por sus ventas de café instantáneo, y Sara Lee ganó 17 por ciento, según Oxfam.

La Organización Internacional del Café (OIC), integrada por la mayoría de los países exportadores y también por los grandes importadores, aprobó un plan para retirar del mercado cuatro millones de sacos de 60 kilogramos de baja calidad en el actual año cafetalero.

Todos los integrantes de la organización aceptaron la medida, con excepción de Estados Unidos. Oxfam consideró que la reducción de la oferta sólo funcionará con el respaldo de las empresas procesadoras y de los países consumidores.

Estados Unidos es el principal consumidor de café del mundo, con un quinto de las compras mundiales. El café es la segunda principal importación de este país, detrás del petróleo.

Oxfam pretende que las empresas se comprometan a pagar a los agricultores un precio mayor al costo de producción, lo que les permitiría a ellos y a sus empleados enviar a sus hijos a la escuela y comprar medicinas y alimentos.

Asimismo, aspira a que las procesadoras aumenten el porcentaje de café comprado a través del sistema de Comercio Justo, que reduzcan la oferta elevando los niveles de calidad recomendados por la OIC y que destruyan al menos cinco millones de sacos del producto.

El presidente de Kraft, Louis Camilleri, admitió ante los accionistas que su empresa compra en Vietnam e Indonesia café que no cumple con las normas mínimas de calidad de la OIC, aunque insistió en que sigue trabajando para que los productores de los dos países cumplan con ellas.

”Kraft tiene el problema patas para arriba. Si le pagara un precio justo a los caficultores de Vietnam e Indonesia, los agricultores tendrían dinero para mejorar la calidad de su café”, aseguró Billenness.

Kraft se convirtió en la primera firma procesadora en reconocer que adquiere granos de inferior calidad.

Las compañías procesadoras se beneficiaron por el fuerte incremento de la producción mundial, especialmente por el ingreso de Vietnam al mercado y por el aumento de la cosecha en Brasil. La oferta de café creció más de dos por ciento al año, pero la demanda no creció al mismo ritmo.

El deber de Kraft es ”aumentar la demanda”, en lugar de reducir la oferta, comprar más café de Comercio Justo y menos de inferior calidad, sostuvo Camilleri. Pero luego afirmó que no existía una demanda suficiente para el café de comercio justo.

”Kraft asegura que es capaz de aumentar la demanda del café. Debería demostrarlo aumentando la demanda del café de Comercio Justo”, subrayó Billenness.

Sara Lee creó un mercado creciente para este tipo de producto en las cafeterías de las universidades de Estados Unidos, informó Billenness. ”Sara Lee demostró que hay demanda y que puede crecer. ¿Por qué no lo hace Kraft?”, preguntó.

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