BRASIL: Campesinos contra latifundio y asesinatos impunes

El brasileño Movimiento de los Sin Tierra (MST) lleva adelante una campaña contra la impunidad de asesinatos en el campo y el latifundio, mediante invasiones de haciendas y marchas por carreteras de grupos de 100 a 1.000 campesinos.

Esas acciones de protesta culminarán con manifestaciones en las capitales de 22 de los 26 estados brasileños este jueves, designado Día Mundial de Lucha Campesina por la organización internacional Vía Campesina para conmemorar la represión policial contra trabajadores rurales hace siete años.

El 17 de abril de 1996, cerca de 1.000 campesinos marchaban por una carretera hacia Belém, capital del septentrional estado de Pará, para reclamar su asentamiento, cuando fueron reprimidos a balazos en Eldorado de Carajás por la policía, que causó la muerte de 19 personas.

De los 155 policías militares que participaron en la masacre, sólo los dos comandantes de la operación fueron condenados en mayo de 2002, pero apelaron y siguen en libertad, a la espera de un juicio en instancia superior.

”Queremos anular el juicio y que ese tipo de crimen sea juzgado por la Justicia Federal, en Brasilia”, dijo a IPS el coordinador del MST en Río de Janeiro, José Luiz Patrola.

Ese reclamo del MST es compartido por activistas humanitarios, que atribuyen gran parte de la impunidad de los crímenes en el campo a la presión que ejercen los hacendados sobre los tribunales estaduales, cuyos jueces y jurados están bajo influencia de los poderes locales.

”Los latifundistas seguirán impunes y cometiendo crímenes, como asesinatos e imposición de trabajo en condiciones de esclavitud”, si sus delitos no son llevados ante tribunales federales, más lejanos y libres de presión, argumentó Patrola.

Este jueves, además, la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), organismo de la Iglesia Católica brasileña, divulgará su informe anual 2002 en el cual se confirma que la violencia sigue afectando de modo severo a las zonas rurales brasileñas.

El año pasado se registraron 43 asesinatos vinculados a conflictos por la tierra, la mayor cantidad desde 1996, cuando ocurrió la masacre de Eldorado de Carajás, adelantó a IPS Antonio Canuto, uno de los coordinadores nacionales de la CPT.

Canuto aseguró que ese nivel de violencia se mantiene este año, ya que en el primer trimestre se denunciaron 10 asesinatos de campesinos y sus líderes, uno más que en igual periodo de 2002.

A esos crímenes se le suma un nuevo homicidio ocurrido el sábado por la noche en Tamandaré, en el interior del nororiental estado de Pernambuco.

El asesinato a balazos de Cícero Cándido da Silva, militante del MST, ocurrió un mes y medio después de que fuera muerto el líder de un asentamiento rural en el mismo municipio.

El aumento de los atentados contra campesinos en los últimos años es producto de la entrada en vigor de una ley que ”criminaliza” las ocupaciones de haciendas por los ”sin tierra”, permitiendo su punición e impidiendo que el predio ocupado sea expropiado para fines de reforma agraria, señaló Canuto.

Con esas medida, ”los latifundistas se sintieron estimulados incluso a contratar 'jagunços' (pistoleros) para matar. Esa es mi hipótesis”, explicó el dirigente de CPT.

Invadir predios improductivos o de propiedad cuestionada en la justicia para forzar su expropiación y destinación a la reforma agraria es una táctica utilizada tradicionalmente por el MST, que rechaza el término ”invasión”, sustituyéndolo por ”ocupación”.

En las dos últimas semanas, en el ámbito de la ”Campaña contra el latifundio” y celebración del Día Mundial de Lucha Campesina, el MST ocupó 14 predios en el estado de Pernambuco, en los cuales instaló campamentos con 3.780 familias.

Otras dos haciendas ubicadas a 50 kilómetros de Brasilia fueron ocupadas el 9 de este mes, sumando 10.000 hectáreas en esa situación. El MST justificó su acción señalando que se trataba de tierras públicas ilegalmente adueñadas por un empresario.

También se agregaron en el marco de esta campaña ocupaciones de tierra en otros estados del nordeste y sur del país, multiplicando los campamentos típicos del movimiento campesino, de tiendas cubiertas de plástico negro.

Los líderes campesinos destacan que durante esta movilización nacional no se ha registrado represión alguna contra el movimiento rural por parte del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, el líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) que asumió el 1 de enero.

La lucha por la reforma agraria ”dejó de ser una cuestión policial”, celebran los principales dirigentes del MST, como Joao Petro Stédile y Gilmar Mauro.

También el MST había tenido un gesto hacia el PT durante la campaña electoral del año pasado, cuando mermó sus protestas y ocupación de predios y de edificios públicos, una actitud que fue interpretada como una ”tregua” para no afectar las posibilidades de triunfo del actual presidente.

El MST fue un aliado permanente del PT, aunque siempre mantuvo su independencia. Por eso los analistas políticos esperaban una tregua de por lo menos seis meses en favor de Lula, una previsión que las movilizaciones de esta semana desmienten.

Stédile y otros dirigentes campesinos criticaron las medidas económicas del gobierno de Lula, por entender que están en línea con los acuerdos con el Fondo Monetario Internacional.

Sin embargo, el MST mantiene sus esperanzas de que este gobierno favorezca a los pobres y a la reforma agraria, además de apoyar con entusiasmo el programa Hambre Cero, diseñado por Lula para alimentar a los más marginados e impulsar al mismo tiempo la agricultura familiar y de pequeños productores.

Pero ese apoyo no implica desactivar la movilización permanente de los campesinos aclararon los líderes del MST, porque a su entender la reforma agraria sólo avanza con organización y presiones de la sociedad.

Las últimas ocupaciones de tierra concretadas por el MST elevan hasta 80.000 el total de familias que viven en campamentos en Brasil, apuntó Patrola.

El movimiento reclama el urgente asentamiento regular de esas familias y que les sean distribuidas canastas básicas de alimentos para su sobrevivencia. Además piden asistencia técnica y más crédito para los campesinos ya asentados.

Las marchas por las rutas comenzaron la semana pasada en varios puntos del país y transitaron cientos de kilómetros en dirección a distintas capitales estaduales enarbolando banderas rojas.

Algunas de esas columnas de manifestantes ya están en las capitales, como en Sao Paulo, donde arribaron el martes 300 campesinos, y en la meridional Curitiba, ocupada por 250 desde el lunes.

En las ciudades por donde pasaron en su marcha se promovieron debates y actos con la población local en defensa de la reforma agraria y contra la guerra en Iraq, la creación del Area de Libre Comercio de las Américas y los productos transgénicos, principales reclamos del MST.

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