Colombia es el segundo exportador mundial de flores, pero quienes logran la calidad y belleza del producto, en su mayoría mujeres, soportan duras condiciones laborales y ambientales, según un estudio de la organización no gubernamental (ONG) Corporación Cactus.
Una docena de rosas colombianas valen 60 dólares en el mercado estadounidenses, y las trabajadoras que las producen en Colombia no ganan más de 120 dólares por mes, de acuerdo a la Corporación, con sede en Bogotá.
Las condiciones laborales y ambientales mejoraron en algunas empresas durante la última década, pero la situación aún es muy difícil para la mayoría del sector, señaló en su informe esa ONG, que brinda apoyo y asesoría a trabajadoras y trabajadores de la floricultura.
En una encuesta entre 917 integrantes de esa fuerza laboral, realizada a comienzos de este año en cinco municipios de la sabana de Bogotá, que concentra 80 por ciento de la producción del sector, la preocupación prioritaria de 68,27 por ciento de los consultados fue acceder a empleo y conservarlo.
Las siguientes prioridades entre los entrevistados fueron lograr mejores salarios, mejores condiciones ambientales y sanitarias, y un trato digno.
Esas aspiraciones fueron presentadas a los gobernantes de los municipios en que se llevó a cabo el sondeo (Tocancipá, Mosquera, Madrid, Funza y Facatativa) y a la Asociación Colombiana de Floricultores (Asocolflores), indicó a IPS la trabajadora social Luz Peñalosa, de Corporación Cactus.
Según Peñalosa, la consulta más frecuente que se presenta entre los trabajadores que acuden a asesoría a Cactus, es por la violación a sus derechos laborales y sindicales, despidos injustificados y cambios en las condiciones de contratación.
Uno de estos casos es el de la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores del Agro y Flores, Mercedes Sosa, quien presentó una denuncia contra su ex empleador por violación de derechos sindicales.
Sosa, con 22 años de antigüedad como trabajadora, alegó que la empresa para la que laboraba le quitó beneficios ganados en la lucha sindical y pactados legalmente, entre ellos descansos para almorzar y ropa de trabajo adecuada.
Empresas del sector que permitían la existencia de sindicatos en los años 90 adoptan ahora sistemas de contratación por periodos cortos, para evitar la sindicalización y evitarse el pago de beneficios, destacó Sosa.
Carmen, quien pidió no divulgar su apellido por razones de seguridad, denunció que fue despedida por razones médicas a los 45 días de trabajar en un cultivo de rosas donde debía manipular pesticidas tóxicos y cumplía jornadas de 15 horas, en vez de las legales de ocho, con 15 minutos de descanso para almorzar.
En Colombia existe una rigurosa legislación en materia de salud laboral, pero riesgos sanitarios y enfermedades laborales son comunes en el sector de la floricultura.
Las consultas más frecuentes al médico se deben a dolores de cabeza, náuseas, calambres y desmayos ocasionados por las altas temperaturas dentro de los invernaderos, e infecciones en la piel causadas por bacterias y hongos que genera la humedad en los sitios de trabajo.
Para enfrentar esas condiciones adversas, la Corporación Cactus y ONG europeas impulsan la Campaña de las Flores, que propone crear un sello de aprobación para exportar flores, que certifique la protección de los trabajadores y el ambiente por parte de las empresas.
El apoyo de ONG de Alemania y Suiza a esa campaña se logró luego de que comprobaron, durante una visita a Colombia, que persistía la represión a trabajadores sindicalizados, condiciones laborales difíciles, y riesgos de salud y ambientales a causa del uso masivo de plaguicidas.
Angélica Chaparro, portavoz de Corporación Cactus, dijo a IPS que las condiciones de trabajo han mejorado en comparación con las de mediados de los años 90, pero que aún falta mucho por hacer.
La Campaña de las Flores tuvo buena acogida por parte del gremio empresarial Asocolflores, que ha valorado el esfuerzo que viene llevando a cabo Cactus para mejorar las condiciones de trabajo en la floricultura, y la idea es seguir avanzando con ellos en ese objetivo, afirmó.
Asocolflores lleva a cabo el programa Florverde, de mejoras laborales, ambientales y sociales, en cerca de 130 de las 400 empresas agroindustriales de la floricultura.
Según estadísticas de Asocolflores, 81 por ciento de las empresas participantes en ese programa controlan mensualmente el nivel de nitratos en los suelos para evitar la contaminación, y 95 por ciento tienen implementado un sistema de supervisión directa contra plagas y enfermedades.
Setenta y uno por ciento de las firmas partícipes han elaborado un diagnóstico socio-demográfico de sus trabajadores, para establecer un plan de bienestar laboral en desarrollo.