La campaña de Estados Unidos contra Iraq constituye una prueba de fuego para el movimiento pacifista secular de Pakistán, frente a la campaña antibélica promovida por líderes religiosos conservadores.
Activistas por la paz observaron con cierta envidia en las últimas semanas las multitudes convocadas por organizaciones musulmanas en manifestaciones contra la invasión a Iraq que planifica Estados Unidos.
El último acto reunió a medio millón de personas en la nororiental ciudad de Rawalpindi, convocadas por Muttahida Majlis- i-Amal (MMA), alianza de seis partidos islámicos que sorprendió en las elecciones parlamentarias de octubre al obtener la mayoría de los escaños de la provincia Frontera Noroccidental.
Unn centenar de manifestantes habían marchado el 15 de febrero en esa ciudad, convocados por diversas organizaciones seculares en el marco de una jornada mundial de protestas contra la guerra.
Pero no son sólo los números los que diferencian las protestas, sino también la ideología de los manifestantes.
Los partidarios del MMA consideran que el conflicto promovido por Estados Unidos es una guerra contra el Islam. Mientras, los manifestantes del 15 de febrero representan al movimiento pacifista secular, que se opone a la guerra por su irracionalidad y su costo humano y económico.
”La escasa concurrencia a las marchas del 15 de febrero en Islamabad, Rawalpindi y otras ciudades nos impactó”, declaró uno de los organizadores de los actos, Asim Sajjad Ajtar, líder del Movimiento por los Derechos de Pakistán.
Estos son tiempos incómodos para el movimiento pacifista laico, que se fortaleció al adoptar una posición firme luego de que India y Pakistán realizaron exitosas pruebas con armas nucleares en mayo de 1998.
La nuclearización de Asia meridional llevó a algunas organizaciones no gubernamentales a crear grupos pacifistas con miras a crear una base de apoyo para el desarme nuclear, mientras otras iniciaron proyectos permanentes sobre educación para la paz.
La Comisión de Ciudadanos para la Paz, con sede en Islamabad, organizó el 6 de agosto 1998 una manifestación a la que asistieron 1.000 personas en el aniversario del estallido de las bomba atómica estadounidense que arrasó la ciudad japonesa de Hiroshima.
Esa fue una de las mayores demostraciones convocadas por una organización no gubernamental.
Las organizaciones pacifistas nacionales se unieron luego en una red nacional llamada Coalición de Pakistán para la Paz (PPC), una iniciativa que fracasó porque limitó su convocatoria a los activistas, sin crear vínculos con la población en general ni con los partidos políticos, según observadores.
En lugar de intentar aumentar la cantidad de sus miembros y diversificarlos para lograr viabilidad política y financiera, la coalición organizó conferencias con fondos de donantes occidentales.
”Más allá del buen trabajo que hacen muchas organizaciones, hay muchos que cuestionan su legitimidad, dada su fuente de financiamiento o su forma de trabajar. Estos grupos nunca podrán movilizar a la opinión pública como lo hacen los partidos políticos”, dijo el activista Kaneez Zehra, de Islamabad.
La PPC coincide con esa visión. El movimiento pacifista secular en Pakistán está huérfano de apoyo político, pues la paz no es un asunto que figure entre las prioridades de los partidos, según sus dirigentes.
La coalición señaló que dos de las razones de la escasa convocatoria del 15 de febrero fueron la falta de interés de los partidos políticos en la crisis en Iraq y al temor por tomar una postura categórica sobre un asunto tan delicado para este país de mayoría musulmana.
”Un movimiento pacifista vigoroso necesita apoyo político, paro los partidos laicos están tan absorbidos por sus asuntos que no tienen tiempo para tratar las cuestiones que tocan el corazón del pueblo”, dijo Ajtar.
El activista aludía al Partido Popular Pakistaní (PPP), que obtuvo cerca de 26 por ciento de los votos en las elecciones de octubre y se convirtió en el segundo por su representación parlamentaria.
El PPP adoptó una política de silencio respecto de la campaña militar estadounidense contra el movimiento radical islámico Talibán y la red Al Qaeda en Afganistán en 2001. Ese y otros partidos seculares no han organizado protestas contra los planes bélicos de Estados Unidos.
Mientras el gobierno permanece lejos de lo que considera un ”teatro callejero”, partidos partidos seculares como el de la Justicia, liderado por el ex jugador de cricket Imran Khan, se unieron a la campaña del MMA contra la guerra. Khan incluso habló en la manifestación en Rawalpindi.
La Liga Musulmana Pakistaní, liderada desde el exilio por el ex primer ministro Nawaz Sharif, depuesto en 1999 por el ahora presidente Pervez Mussharraf, participó en la organización de varias manifestaciones junto con los partidos religiosos.
Analistas políticos señalan que el PPP y otros partidos seculares se abstienen de involucrarse en la crisis iraquí debido a la gran influencia de Estados Unidos en la política interna pakikstaní.
”El PPP no quiere tomar una postura contra Estados Unidos en momentos en que los militares pakistaníes están cada vez más cerca de Washington”, dijo un investigador del gubernamental Instituto de Estudios Regionales, que pidió reserva de su identidad.
”SI el PPP se pone del lado opositor, Estados Unidos va a asumir que los militares son la única opción para proteger sus intereses en Pakistán”, añadió.
”Yo fui a la oficina del PPP en Islamabad y les pedí que hicieran un llamado a participar de las protestas del 15 de febrero, pero me dijeron que no tenían esa orden de parte de los líderes del partido”, dijo el presidente de la Fundación Pattan para el Desarrollo, Sarwar Bari. (