El jefe del gobierno español, José María Aznar, movilizó este martes tropas para tareas de apoyo humanitarias relacionadas con el probable ataque a Iraq, sin declarar la guerra a ese país, pero la oposición rechazó esa medida por considerarla bélica y de alineamiento con Washington.
Aznar y el primer ministro británico Tony Blair han apoyado en primera línea los planes belicistas del presidente estadounidense George W. Bush contra Bagdad, contra la opinión mayoritaria en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y entre los gobiernos europeos.
Mientras el presidente del gobierno informaba de su decisión en un pleno del Congreso de Diputados, se conocían declaraciones de otros gobiernos europeos que condenaron por ilegal el ultimátum de Bush a su par iraquí, Saddam Hussein, anunciado el lunes.
Funcionarios españoles también desaconsejaron apoyar la guerra. Así lo señaló el diplomático Juan Antonio Yañez, quien presidió la delegación española que trabajó en el proceso de formación y constitución de la Corte Penal Internacional (CPI), y elaboró un informe para la cancillería al que tuvo acceso IPS.
Estados Unidos, España y Gran Bretaña cometerían una ilegalidad y atentarían contra la Carta de la ONU si atacasen Iraq sin autorización de la mayoría del Consejo de Seguridad, indicó Yáñez en ese informe.
España se comprometió a respetar esa Carta al incorporarse como miembro del Consejo, en uno de sus lugares rotativos, hecho que ratificó el rey Juan Carlos el 21 de enero.
Respetaremos los compromisos adquiridos y seremos fieles garantes de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, afirmó en esa ocasión el jefe de Estado, ante el cuerpo diplomático acreditado en Madrid.
El Rey, a quien corresponde declarar la guerra según la Constitución, aludió a la crisis iraquí y destacó que el país asumía esa postura de fidelidad y garantía conciente de su responsabilidad, en función de lo que la Carta encomienda al Consejo.
Y concluyó diciendo que esa responsabilidad es la preservación de la paz y la seguridad internacionales.
Pero Aznar no considera que apoyar a Estados Unidos y enviar tropas en función humanitaria signifique declarar una guerra.
El diputado Manuel Marín, del opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y ex comisario de la Unión Europea (UE), dijo a IPS que si bien se opone a la posición de los gobiernos de España, Gran Bretaña y Estados Unidos ante la cuestión iraquí, coincide en que mientras las tropas españolas no pisen territorio de Iraq, no se podrá calificar su accionar de bélico.
Aznar anunció que su cooperación con Washington ya se puso en marcha, y que la presencia militar será temporal y encaminada a promover la seguridad y la eliminación de las armas de destrucción masiva (que presuntamente posee Bagdad), la entrega de ayuda humanitaria y las condiciones para la reconstrucción de Iraq.
Insistió en que España tiene una obligación solidaria con sus aliados, y alegó que por eso dispuso enviar a la zona un buque hospital con una unidad de protección de 120 infantes de marina, así como unidades del Ejército especializadas en defensa contra armas nucleares, bacteriológicas y químicas.
Asimismo enviará una fragata de la marina de guerra, y puso a disposición de la Organización del Tratado del Atlántico Norte seis aviones F-18 y uno Hércules C-130, con sus respectivas dotaciones, para su utilización en la defensa de Turquía en caso de ataque a ese país, fronterizo con Iraq.
En el debate parlamentario salieron a luz las contradicciones que plantea dentro de la UE el apoyo de Gran Bretaña, España y Portugal a Estados Unidos, así como su repercusión en la política exterior común.
Los europeos tienen la obligación, hasta último momento, de agotar todas las vías diplomáticas y pacíficas para resolver la crisis iraquí, declaró este lunes el presidente de turno del Consejo Europeo y ministro de Relaciones Exteriores de Grecia, Yorgos Papandreu.
Esa posición es compartida por la mayoría de los gobiernos europeos y sustentada con fuerza por los dos pilares de la fundación de la UE, Alemania y Francia.
La Liga Arabe también rechazó este martes el ultimátum de Estados Unidos, y el portavoz de ese grupo, Hisham Yusef, aseveró que un ataque contra Iraq se considerará fuera de la legalidad internacional.
La línea impulsada por Aznar también separa a España de la posición de la mayoría de los países latinoamericanos.
El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, acusó al presidente del gobierno de estar tirando por la borda 25 años de política exterior española caracterizada por el fortalecimiento de las relaciones con América Latina y la UE.
Aznar insistió durante el debate en que el objetivo del ultimátum de Bush fue lograr el desarme de Iraq y ayudar a establecer un gobierno democrático en ese país.
Pero el secretario general de la opositora Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, afirmó que el verdadero objetivo es controlar el petróleo y Medio Oriente.
José Carlos Mauricio, representante de la coalición que gobierna en las Islas Canarias (en el océano Atlántico, frente a costas africanas), citó al ex ministro británico de relaciones con el parlamento Robin Cook, quien renunció el lunes y dijo que las armas químicas de Iraq son obsoletas y, en todo caso, fueron provistas por Estados Unidos y Gran Bretaña.
Concluyó Mauricio preguntando, sin obtener respuesta: ¿Cómo se puede hablar de desarme si Estados Unidos no ratifica el tratado de desarme químico y bacteriológica ni reconoce a la CPI?.
La sesión del Congreso duró siete horas y se celebró con la sede del parlamento rodeada por la policía, que estableció un cerco 300 metros a la redonda y sólo permitió cruzarlo a parlamentarios, periodistas acreditados y residentes en la zona.
Fuera de esa barrera se concentraron ciudadanos portando carteles contra la guerra, quienes corearon continuamente lemas pacifistas.
Los diputados de la oposición mencionaron una y otra vez las multitudinarias manifestaciones ciudadanas contra la guerra y reclamaron que el gobierno atienda sus reclamos.
Pero la mayoría parlamentaria con que cuenta el gobernante Partido Popular le aseguró a Aznar la aprobación de su postura. (
