Los diputados del gobernante Partido Popular (PP) español apoyaron este martes sin fisuras la política belicista contra Iraq del presidente del gobierno, José María Aznar, mediante dos votaciones secretas en las cuales algunos preveían una división del oficialismo.
Aznar respalda por completo las posiciones en la materia del presidente estadounidense George W. Bush y de su par británico Tony Blair, pese a que en España se han pronunciado contra un ataque a Iraq todos los partidos opositores, las centrales sindicales, organizaciones no gubernamentales y más de 90 por ciento de los consultados en encuestas en las últimas semanas.
El Congreso de los Diputados registró este martes dos votaciones secretas sobre la crisis iraquí, solicitadas por el opositor Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y aceptadas por el PP, pese a que por lo general el voto de los legisladores es público.
La moción favorable a la posición de Aznar fue apoyada por los los 183 diputados del PP, y la presentada por la oposición tuvo 184 votos negativos, lo que significa que la rechazó un diputado opositor.
El texto aprobado expresa apoyo al borrador de resolución de presentado al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas por Estados Unidos, Gran Bretaña y España, y afirma que esa propuesta responde a los objetivos de incrementar la presión sobre el régimen de (el presidente iraquí) Saddam Hussein para conseguir su desarme pacífico.
La moción derrotada sostenía que el desarme de Iraq puede conseguirse de forma pacífica, por medio de la actividad de los equipos de inspección de Naciones Unidas.
También señalaba que la posición del gobierno puede provocar grave daño a la política exterior española, y reclamaba que en la próxima reunión del Consejo se intensifique el esfuerzo para lograr una solución pacífica, en los términos exigidos por Naciones Unidas, con un calendario realista y riguroso y con todos los medios que sean necesarios.
La gran duda planteada desde que PSOE propuso el viernes votaciones secretas no era tanto si el PP resultaría derrotado, sino si habría diputados oficialistas que se atrevieran a romper la disciplina partidaria, amparados por el anonimato.
Aznar tenía mucho que perder si le fallaban dos diputados, y nada que ganar si no le fallaba ninguno, sostuvo antes de la votación el empresario Miguel Angel Rodríguez, estrechamente ligado al presidente del gobierno y ministro portavoz de su primer gobierno (1996-2000).
El temor a que la disidencia secreta se debió a comentarios en privado de algunos diputados y dirigentes del PP, y a la actitud pública de otros, provinciales o regionales, claramente en contra de la guerra.
Jesús Redondo y Rafael Márquez Bejarano, concejales del PP de la localidad de Almonte, en Andalucía, al sur del país, anunciaron el lunes que en los próximos días comunicarán a la dirección de su partido la suspensión de su militancia en él, por no coincidir con la política agresiva contra el régimen iraquí.
Otros concejales de Morón, también en Andalucía, participaron en manifestaciones contra la guerra, y el alcalde de origen sirio Alqnam Asma, del municipio de Muras, en Galicia, al noroeste del país, aseveró que en el seno del PP hay mucha gente que está en contra de la guerra y de lo que hacen Bush y Aznar.
En el Congreso, momentos antes de la votación, los diputados y dirigentes del PP evitaron hacer declaraciones, pero uno de ellos, el secretario de Estado de relaciones con el Parlamento, Jorge Fernández Díaz, respondió entre sonrisas y de manera informal a unos interrogantes de IPS.
Al preguntarle si está de acuerdo con Bush o con el Papa, respondió con una cita del Evangelio: Hay que dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César.
La siguiente pregunta fue si estaría con Bush o con Saddam Hussein, y Fernández Díaz replicó con el Papa antes de irse de prisa para participar en la sesión parlamentaria, que ya se había iniciado.
Mientras se realizaba esa sesión, una concentración de ciudadanos mantenida por la policía a 300 metros del Congreso se pronunció contra la guerra.
Entre los manifestantes, que eran cerca de un millar, estaban los promotores del movimiento Cultura contra la guerra, que recolecta firmas en apoyo de la paz y contra la invasión de Iraq, y se propone lograr adhesiones que superen los 10 millones de votos obtenidos por el PP en la última elección, de 2000.
Entre los pronunciamientos contra la guerra más difundidos esta semana estuvieron los del tenor Plácido Domingo y el juez Baltasar Garzón.
Garzón, notorio por ordenar en 2000 la captura en Londres del ex dictador chileno Augusto Pinochet, señaló en una carta a Aznar publicada este martes por el diario El País que, además de destacar las violaciones masivas de los derechos fundamentales cometidas por Saddam Hussein, habría que señalar las que perpetra Washington.
Entre los abusos estadounidenses señaló la flagrante y retirada violación con los más de 1.000 talibanes (integrantes del movimiento afgano Talibán, fundamentalista islámico) detenidos en Guantánamo (base estadounidense al este de Cuba), y de los que en idéntica situación se hallan en Afganistán y Pakistán bajo el control norteamericano.
También destacó la situación de los más 100 detenidos en Estados Unidos en lugares desconocidos, simplemente por su situación irregular y por su vinculación étnica árabe y cuyo paradero no se da por razones de seguridad nacional.
El analista político y cronista parlamentario Raúl del Pozo expresó su desacuerdo con la política de Aznar ante la crisis iraquí, pero también señaló que el PSOE, principal partido opositor, carece de mucho fundamento para criticarla.
Algunos no olvidamos que el gobierno del Reino de España apoyó (en 1991, cuando era primer ministro Felipe González, del PSOE) a la monarquía de Arabia (Saudita), que prohíbe los partidos políticos, ejecuta gays (homosexuales) en año nuevo, corta la mano de los ladrones en las cuatro estaciones y gobierna al pueblo más rico del mundo a base de latigazos y sermones.
González, en la actualidad diputado, acompañó este martes al secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, con quien dialogó y posó ante las cámaras en el Congreso.
La presencia en el parlamento del ex jefe del gobierno llamó la atención de los periodistas, con los que no dialogó, porque ésta fue la primera vez en seis meses en que cumplió con su obligación de acudir al Congreso. (