Mientras los aviones de guerra de Estados Unidos y sus aliados surcan el cielo de Alemania en camino a Bagdad, seis opositores al régimen de Saddam Hussein son sometidos a juicio en Berlín por tomar la embajada iraquí.
El abogado defensor Klaus Hueser argumentó este miércoles ante el tribunal que Alemania avaló la guerra lanzada para derrocar a Saddam Hussein al permitir el paso de los aviones de guerra en su espacio aéreo. La toma de la representación diplomática en agosto, dijo, fue un acto en la misma dirección.
Las autoridades alemanas, además, expulsaron hace pocas semanas a cuatro diplomáticos iraquíes acusados de espionaje por Estados Unidos, otra señal de que Berlín apoya los mismos objetivos que Washington con su operativo militar, si bien no los medios.
Este miércoles comenzó en Berlín el juicio a los seis iraquíes, acusados de introducirse en la sede de la embajada en la capital alemana, tomar de rehenes a diplomáticos e infligirles daños físicos.
La acusación indica que cinco refugiados solicitantes de asilo iraquíes de entre 30 y 40 años irrumpieron en la embajada el 20 de agosto de 2002 y dominaron a los diplomáticos con gases lacrimógenos y una pistola de nueve milímetros de calibre.
Luego de obligar a un diplomático a informar de la acción a la policía y de atar a todos los funcionarios de la misión, los acusados instalaron en las ventanas dos banderas iraquíes en las que habían escrito Muerte a Saddam Hussein, en árabe.
Cinco horas después, la policía liberó a los diplomáticos.
La ocupación de la embajada iraquí no es un asunto para el tribunal, dijo Huesser, defensor de uno de los acusados, Alí al Furajdaji. El abogado afirmó que los terroristas de ayer son los luchadores de la libertad de hoy y los presidentes de mañana, y también se refirió a la historia de Alemania.
Es aceptado en general que si Adolf Hitler, el líder de la Alemania nazi, hubiera sido asesinado poco después de tomar el poder, se hubiera impedido la segunda guerra mundial (1939-1945) y los campos de concentración, agregó.
Pero la petición de anulación del juicio formulada por Hueser fue rechazada y las leyes penales prevalecieron sobre la política internacional.
Un momento después, el fiscal, la corte, el gobierno alemán y aun los periodistas que asistían al juicio fueran sentados en el banquillo por el acusado de planificar la operación, Mithal al Alussi, un empresario iraquí residente hace 25 años en Alemania.
En fluido alemán, Alussi, quien no participó personalmente en el operativo, acusó al gobierno de Gerhardt Schroeder de ignorar el peligro que Saddam Hussein representa, en especial para los opositores a su régimen.
La agresión contra la embajada fue, según el acusado, un acto de autodefensa de combatientes por la libertad.
La finalidad de la toma de la embajada fue obtener evidencia de que los diplomáticos iraquíes representaban una amenaza para la vida de los opositores exiliados en Alemania, aseguró Alussi. Se preveía que la acción no duraría más de 24 horas, agregó.
Todos mis intentos anteriores por advertir a las autoridades alemanas sobre la 'célula de terror' en la embajada iraquí fracasaron. Simplemente ignoraron mis alertas. Ahora quieren silenciar sus pasadas inacciones, que podrían exponerse ante el tribunal, dijo el acusado.
Aproximándose al fiscal, Alussi lo acusó de ignorar las conexiones entre Saddam Hussein y el líder de la red radical islámica Al Qaeda, y agregó: ¡Usted es el secuaz de Saddam!
El dilema en el juicio es si los acusados tomaron rehenes o si, equivocadamente, privaron a los diplomáticos de su libertad personal.
Esta diferencia de semántica jurídica es crucial. Si los acusados son hallados culpables de tomar rehenes, podrían ser condenados a entre cinco y 15 años de prisión. En el segundo caso, solo serían multados.
Los acusados no elevaron ninguna demanda, y, por lo tanto, no tomaron rehenes, según otro abogado defensor, Wolf Ruemmig. Solo pretendieron llamar la atención sobre la necesidad de reformas democráticas en Iraq, afirmó.
Poco después del incidente, salió a la luz una hasta entonces desconocida organización llamada Opositores Democráticos Iraquíes en Alemania, cuya finalidad era impedir que los acusados fueran enviados a Iraq en caso de que se les rechazara la solicitud de asilo.
Pero si Saddam Hussein es depuesto, serían recibidos en Iraq como combatientes de la libertad. Al menos, eso es lo que ellos esperan.