Policías de Egipto a los que se ordenó este viernes reprimir manifestaciones contra la invasión de Estados Unidos a Iraq se mostraron vacilantes ante las órdenes.
Fue el segundo día de manifestaciones antibélicas. Musulmanes concentrados en la mezquita Al-Azhar, en El Cairo, entonaron consignas contra Estados Unidos y arrojaron piedras a las fuerzas de seguridad apostadas fuera del templo.
La policía utilizó camiones lanzagua para dispersar un grupo de manifestantes que comenzó a protestar fuera de la mezquita.
Mientras, cientos de policías antimotines acudieron a la plaza Tahrir, también en la capital, para reprimir antes del comienzo una manifestación convocada a las 14.00, hora local. Los agentes arrestaron en el lugar a veteranos activistas a los que calificaron de notorios buscadores de problemas.
Sin embargo, muchos policías demostraron compartir la opinión de los que participaban en las protestas. ¿Ustedes piensan que nos gusta hacer eso? (Los manifestantes) son nuestros hermanos, dijo un agente que se negó a cumplir órdenes de su comandante este viernes.
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La policía antimotines, equipada con bastones y escudos, vaciló cuando se le ordenó utilizar la fuerza física. Durante un choque entre agentes y jóvenes que tiraban piedras, varios oficiales gritaron: ¡No los golpeen!
Sin embargo, las órdenes de represión, finalmente, se cumplieron. Una mujer fue arrastrada de los pelos a un camión de la policía. Sus amigos fueron golpeados cuando le preguntaron a la policía a dónde la llevaban.
La mayoría de los detenidos tenían vínculos con la organización radical islámica ilegal Hermandad Musulmana o a partidos políticos opositores.
Está prohibido permanecer aquí. Váyanse de una vez o serán arrestados, dijo un oficial de seguridad a los manifestantes.
La represión de este viernes contrastó con la pasividad policial de las protestas del jueves, cuando 2.000 personas se concentraron en el mismo lugar. La policía cerró entonces la plaza para impedir que la manifestación se convirtiera en una marcha hacia las cercanas embajadas de Estados Unidos y Gran Bretaña.
A pesar de que estaban equipados con camiones lanzagua y perros de ataque, las fuerzas de seguridad se contuvieron el jueves cuando manifestantes les arrojaron piedras y entonaron consignas contra el gobierno.
Estamos furiosos porque los líderes árabes no hicieron lo necesario para impedir esta guerra. Todos nosotros pensamos eso, pero cualquiera que lo diga sufre arresto, dijo un estudiante llamado Mohammed.
Las manifestaciones antibélicas en El Cairo y en otras ciudades egipcias no fueron tan nutridas como las de países europeos. La prensa internacional comentó ese detalle, pero muchos egipcios se muestran sorprendidos de que, al fin y al cabo, las protestas se hayan realizado.
El parlamento egipcio prolongó hace pocas semanas la vigencia de las leyes de emergencia que desde 1981 prohíben cualquier manifestación pública y que otorga a las fuerzas de seguridad amplias facultades para reprimirlas.
Temeroso de causar malestar en la ciudadanía, el gobierno de Hosni Mubarak procura encontrar un equilibrio entre la libertad de expresión y la férrea contención de las manifestaciones opositoras.
En las últimas semanas, el Ministerio del Interior autorizó la celebración de varias protestas antibélicas, incluida una convocada por simpatizantes del gobierno, a la que, según cifras oficiales, asistieron 200.000 empleados públicos.
El gobierno intenta dar a las masas enojadas la oportunidad de expresar sus sentimientos, pero también toma medidas para reprimir a la oposición política.
En las últimas semanas, las autoridades arrestaron a docenas de manifestantes, a los que mantuvieron incomunicados. Organizaciones de derechos humanos condenaron las detenciones.
Es una vergüenza que los agresores gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña permitan a millones de ciudadanos protestar contra la invasión a Iraq, mientras nosotros, los pueblos víctima de la agresión, somos arrestados, declaró el Centro Legal Hisham Mubarak.
La policía tolerará las manifestaciones una noche, pero no esperen más. Ahora están en alerta roja, dijo Hisham Kassem, director de la Organización Egipcia de Derechos Humanos.
La mayoría de la población egipcia rechaza la acción militar unilateral de Washington contra Bagdad, según encuestadores. Muchos policías demostraron, con su actitud en las protestas, que comparten ese sentimiento.