Venezuela afronta otro año de dificultades económicas, como ocurrió en 2002 cuando fue el único miembro de la Comunidad Andina de Naciones en registrar saldo negativo, aunque autoridades y expertos discrepan sobre la profundidad de la crisis.
El Banco Central venezolano informó que la economía venezolana cayó 8,9 por ciento el año pasado, mientras que Bolivia creció 2,6 por ciento, Colombia 1,6 por ciento, Ecuador 3,3 por ciento y Perú 5,2 por ciento.
El desempeño positivo de cuatro de los cinco integrantes de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) fue destacado por las autoridades del bloque instaladas en Lima, contraponiéndolo al deterioro económico de la mayoría de los países del Mercado Común del Sur (Mercosur).
La debacle de la economía argentina hasta retroceder 12 por ciento en 2002 repercutió en el resto del Mercosur, en especial en Uruguay, que registró una contracción de 10 por ciento, y en Paraguay de 2,2 por ciento, a la par de que Brasil mostraba un modesto crecimiento de 1,5 por ciento.
En tanto, Chile, asociado al Mercosur al igual que Bolivia, se expandió dos por ciento.
También los precios y las monedas de la CAN mostraron el año pasado mejor desempeño que en el otro bloque de América del Sur, a excepción de Venezuela.
El Mercosur presentó depreciaciones de moneda locales en 2002 en una franja de 50 a 235 por ciento y la inflación en Argentina llegó a 41 por ciento, mientras que la devaluación del peso colombiano fue de 22 por ciento y la inflación de Ecuador de 9,4 por ciento.
En cambio, Venezuela hizo agua por varios lados, con la devaluación del bolívar de 76 por ciento, la inflación de 31,2 por ciento, la merma de 5,9 por ciento en el consumo y la caída de las reservas internacionales netas de 12.263 millones de dólares a 10.717 millones en el año.
En ese cuadro negativo de la economía venezolana incidió la huelga de dos meses desatada a comienzos de diciembre por empresarios, sindicalistas y partidos de oposición con el propósito frustrado de forzar la renuncia del presidente Hugo Chávez.
Ese conflicto le costó al país 7.560 millones de dólares, alrededor de siete puntos porcentuales del producto interno bruto, 6.190 millones de los cuales correspondieron a pérdidas del sector productivo, según el ministro de Finanzas, Tobías Nóbrega.
Pero las proyecciones de los números de la economía provocan discusión entre los propios portavoces del gobierno y más aun con la oposición.
Nóbrega sostuvo que Venezuela quedará estancada este año, su par de Planificación, Felipe Pérez, es más pesimista al indicar que retrocederá entre 2,7 y tres por ciento, mientras que el presidente de la asociación empresarial Fedecámaras, Albis Muñoz, entiende que la caída puede llegar a más de 30 por ciento.
En tanto, bancos transnacionales con inversiones en América Latina, como Crédit Suisse, J.P. Morgan y BNP Paribas, calculan el deterioro del producto venezolano en el orden del 12 a 15 por ciento este año.
La firma Latin Focus Consensus, en un estudio para la CAN, estimó que Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú crecerán moderadamente, a diferencia de la economía de Venezuela que caerá 7,5 por ciento.
No es que se viene un desastre sino que todas esas cifras ya son una hecatombe, que es lo que estamos viviendo, comentó a IPS el economista Miguel Rodríguez, ministro de Planificación durante la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez (1989-1993).
Muñoz dijo que, de continuar la contracción, 30 por ciento de las empresas tendrá que cerrar sus puertas y se perderán centenares de miles de empleos, porque no se soportarán las altas tasas de interés (por encima de 40 por ciento), la inflación prevista de 70 por ciento y el estrangulamiento en la entrega de divisas.
El gobierno dispuso el 21 de enero el control cambiario y suspendió la compraventa de divisas, lo cual sumado a la inactividad parcial del sector privado durante la huelga ha agotado los inventarios de insumos y bienes finales.
Esa situación es muy grave si se tiene en cuenta que Venezuela, por ejemplo, importa la mitad de los alimentos que consume. Portavoces del sector agroindustrial aseguraron que tienen reservas de materia prima y empaques para 45 días como máximo.
Mientras, la asociación de bancos clama porque se proceda de inmediato a autorizar la entrega de dólares a los importadores.
Venezuela consumió 1.100 millones de dólares mensuales en compras y transferencias al exterior en los primeros 11 meses de 2002, pero el organismo creado para administrar las divisas mientras dure el control cambiario anunció que dispondrá sólo de la mitad de esa suma y la otorgará para prioridades como alimentos y medicinas.
Esta coyuntura es apenas la punta del iceberg de una crisis estructural en el modelo económico que ha seguido Venezuela, explicó a IPS la ministra del Trabajo, María Cristina Iglesias.
El problema es que los importadores quieren sostener el modelo económico que imperó durante medio siglo y dejó a 780 por ciento de la población en la pobreza, indicó.
Lo que el gobierno de Chávez ha intentado es un cambio paulatino de modelo, pero el elemento de crisis política con sustrato económico ha hecho chocar, como placas tectónicas, a la Venezuela importadora contra la Venezuela productiva, agregó.
Iglesias, dirigente del partido de izquierda Patria Para Todos, cree que la actual coyuntura, difícil, es la oportunidad para realizar un salto cualitativo para desarrollar un modelo que enfatice el desarrollo endógeno.
En cambio, Rodríguez manifestó que la situación tan dramática de la economía no tiene antecedentes históricos.