ECONOMIA-AMERICA LATINA: Guerra de Iraq bombardea reactivación

La invasión de Iraq por Estados Unidos y sus aliados es también un ataque a las expectativas de reactivación de la economía de América Latina y el Caribe, pues esa guerra dificultará aún más el acceso al financiamiento externo e incluso podría provocar una nueva recesión mundial.

El conflicto bélico tiende a acentuar tendencias cíclicas negativas que repercuten en la región y adquirirán más fuerza en un escenario de guerra prolongada, señaló a IPS el economista Hugo Fazio, director del no gubernamental Centro de Estudios Nacionales del Desarrollo Alternativo, de Chile.

En un horizonte a más largo plazo, la oposición mayoritaria de los gobiernos y de la población latinoamericana al ataque contra Iraq plantea una fractura con Washington que podría influir en las negociaciones del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), cuya finalización está prevista para enero de 2005.

El aumento del sentimiento antiestadounidense y la desconfianza de la opinión pública de América Latina y el Caribe respecto del gobierno de George W. Bush ”debe retardar aún más el ALCA”, dijo a IPS el brasileño Clovis Brigagao, director del Centro de Estudios Americanos, vinculado a la privada Universidad Candido Mendes de Río de Janeiro.

Para la activista chilena Coral Pey, de la Alianza por un Comercio Justo y Responsable, la clave está en que el eje de la política exterior de Bush radica en la seguridad, lo cual relega los objetivos comerciales y lleva a ignorar cualquier consideración acerca del desarrollo económico y social.
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Por su parte, el canciller de Brasil, Celso Amorim, estimó también que el ”espíritu nacionalista” imperante hoy en estados Unidos tenderá a paralizar negociaciones comerciales complejas.

Washington, en el contexto de esta guerra, no ha emitido ninguna señal económica ni comercial hacia América Latina, más allá de veladas amenazas de represalias a países que no se han comportado como ”socios confiables”, comenzando por Chile y México, los dos representantes de la región en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas.

Mientras, incertidumbre y volatilidad son las palabras rectoras que la aventura bélica de Estados Unidos y sus aliados instaló en los círculos financieros y bursátiles, acentuando un vaivén de los mercados que impregna de especulación incluso los análisis de los expertos de los organismos multilaterales.

El director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Koehler, dijo en un discurso en el Banco de España a mediados de marzo, antes de que Bush ordenara el ataque contra Iraq, que confiaba en la continuidad de la recuperación de la economía mundial ”a menos que haya una guerra prolongada en Medio Oriente”.

Pero en una entrevista publicada en el semanario alemán Wirtschafts Woche el 27 de este mes, siete días después de comenzar la invasión, Koehler cambió su hipótesis en 180 grados a la luz de las señales de una guerra de largo aliento y apuntó que no descarta una recesión mundial como resultado del conflicto.

El FMI había previsto un crecimiento de la economía mundial este año ligeramente superior al tres por ciento registrado en 2002, cuando el producto interno bruto de América Latina cayó 0,5 por ciento, influido por las fuertes depresiones de 11 por ciento en Argentina, 10,5 en Uruguay y siete por ciento en Venezuela.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe formuló en diciembre un pronóstico de aumento de 2,1 por ciento del producto interno bruto (PIB) regional de este año, confiada en el fin del ciclo recesivo y apostando a una reactivación de Estados Unidos como locomotora de la economía internacional.

Fazio indicó que esa situación no se da, ya que las tendencias mundiales se perfilaban críticas desde antes de la invasión estadounidense-británica a Iraq y, en ese contexto, una guerra corta o prolongada es, a su juicio, sólo un dato complementario desde el punto de vista del impacto en América Latina.

”La economía mundial se caracteriza por un crecimiento muy débil”, explicó el economista.

”El estancamiento clásico de Japón es evidente, Alemania está en recesión y tiende a arrastrar a toda la eurozona y el desenvolvimiento de la economía estadounidense es muy zigzagueante, con estimaciones de uno por ciento de crecimiento este año y un crecimiento cero en el segundo semestre”, detalló.

Los síntomas de una guerra prolongada dieron también al traste con la hipótesis de Guillermo Calvo, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), quien dijo el día 17 que el flujo de capital hacia América Latina podría aumentar si un corto conflicto causa recesión en el Norte por el aumento del precio del petróleo.

”En el contexto de una situación bélica para la economía mundial, las perspectivas de que comiencen a afluir inversiones hacia América Latina me parecen extraordinariamente difíciles y dudosas”, comentó Fazio, quien ocupó la vicepresidencia del Banco Central de Chile en el gobierno de Salvador Allende (1970-1973).

”La relación de la inversión con los ciclos económicos es fuertemente procíclica. O sea, cuando el ciclo (de crecimiento del PIB) está bajo, como ocurre ahora en el mundo y en América Latina, la inversión no se produce, tiende a producirse en la parte alta del ciclo”, explicó.

El experto chileno subrayó que los 75.000 millones de dólares que Bush contempla como gasto para el primer mes del conflicto aumentará el déficit de la cuenta corriente (fiscal) en Estados Unidos, alejando aún más las posibilidades de expansión de su economía.

En ese escenario marcado por la incertidumbre y los impactos coyunturales de la guerra en los mercados bursátiles y de materias primas, las preocupaciones de los gobiernos de América Latina y del Caribe tienen como un referente central la evolución de los precios del petróleo.

Si bien no se ha registrado una estampida en las cotizaciones del crudo e incluso ha habido jornadas de bajas desde el inicio del conflicto el día 20, muy pocos dudan que la tendencia será al alza a la grupa de la prolongación de los combates en territorio iraquí.

Este escenario favorece a primera vista a las economías latinoamericanas exportadoras de petróleo, como México, Colombia, Ecuador, Argentina y en especial a Venezuela, que podría contrarrestar en parte los pronósticos de recesión de 10 por ciento para este año.

La capacidad de la industria petrolera venezolana quedó resentida por la huelga de diciembre y enero contra el gobierno de Hugo Chávez y su producción anual puede declinar 25 por ciento, puntualizó a IPS el experto en la materia Alberto Quiros.

Sin embargo, portavoces de la firma estatal Petróleos de Venezuela SA sostienen que el potencial de producción de crudo del país se mantiene incólume.

En el otro extremo, los países importadores de crudo, como Brasil, Bolivia, Chile, Cuba, Uruguay y las naciones centroamericanas, observan con preocupación la evolución de los precios petroleros y preparan en algunos casos, como el chileno, medidas internas para contrarrestar su impacto inflacionario.

No obstante, en los discursos oficiales hay todavía amplio espacio para el optimismo.

En México, donde el petróleo genera 10 por ciento de los ingresos por exportaciones y donde 90 por ciento del comercio exterior se hace con Estados Unidos, el presidente Vicente Fox mantiene la meta de tres por ciento de crecimiento del PIB para este año.

En Brasil, donde las expectativas de aumento del PIB para este año eran en torno a 1,8 por ciento, se advierte que el conflicto en Iraq afectará fuertemente sus exportaciones de carnes al Medio Oriente, aunque podría influir a la vez positivamente en un mayor ingreso de inversiones externas.

La diversidad de variables y escenarios es amplia, pero hay coincidencia en que en mayor o menor grado las economías latinoamericanas pagarán un costo por la decisión unilateral de Estados Unidos y Gran Bretaña de atacar a Iraq.

El Sistema Económico Latinoamericano (SELA) estimó el día 24 que los daños para la economía regional por el conflicto fluctuarán entre los 7.000 millones y los 42.000 millones de dólares, dependiendo de los escenarios de guerra corta o prolongada.

Según el SELA, los más perjudicados serán México y los países de América Central y el Caribe, que envían 76 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos, mientras que América del Sur tiene un mayor margen de defensa por la diversificación de sus mercados exportadores con Europa y Asia.

* Con aportes de Mario Osava (Brasil), Dalia Acosta (Cuba), Diego Cevallos (México), Humberto Márquez (Venezuela) y Marcela Valente (Argentina).

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