La Organización de las Naciones Unidas (ONU) continúa impotente para afrontar la cuestión de Iraq, tal como quedó de manifiesto esta semana en el fracaso de debates intentados en dos organismos multilaterales con sede en Ginebra.
El ejemplo más notorio se presentó este jueves, cuando una mayoría de miembros de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU rechazó una propuesta para discutir la situación humanitaria y el respeto de los derechos humanos en Iraq, bombardeado e invadido por fuerzas británico-estadounidenses desde hace siete días.
La cuestión iraquí no tuvo mejor suerte en la Conferencia de Desarme, que escuchó polémicas intervenciones de los principales beligerantes (Estados Unidos, Gran Bretaña e Iraq), sin emitir pronunciamiento alguno sobre el conflicto.
David Broucher, el representante británico, resumió el clima reinante en el organismo dedicado al control de armamentos cuando sostuvo que el mejor mensaje de la Conferencia al mundo sería ocuparse de sus propios temas. Eso es lo que debe hacer, insistió.
La Conferencia de Desarme, que concluyó este jueves su primer período de sesiones anuales, se encuentra desde hace al menos tres años en un estancamiento absoluto, nutriendo los temores de los pacifistas sobre su supervivencia.
Igual preocupación cundió entre los defensores de los derechos humanos luego que la Comisión rehusara ocuparse de la cuestión de Iraq por 25 votos negativos, 18 favorables, siete abstenciones y tres ausencias.
Los estados miembros de la ONU no han sabido hasta ahora detener la guerra en ese país, lamentó Malik Ozden, de la organización no gubernamental Centro Europa-Tercer Mundo.
Las decisiones como la adoptada por la Comisión de Derechos Humanos contribuyen a cavar la fosa de la ONU, dijo Ozden.
Las negociaciones en el Consejo de Seguridad del foro mundial siguen bloqueadas, la Comisión de Derechos Humanos rehúsa el debate y hasta ahora no ha sido convocada la Asamblea General, que podría destrabar el conflicto, explicó el activista.
En esas condiciones volvemos a la ley del más fuerte, lo que representa un peligro de extrema gravedad para la humanidad, concluyó.
La iniciativa de convocar a un debate especial sobre Iraq en la Comisión había sido presentada por Argelia, Burkina Faso, Libia, Malasia, Rusia, Siria, Sudán y Zimbabwe.
El proyecto proponía que la Comisión, integrada por 53 estados, examinase los efectos de la guerra sobre el pueblo iraquí y la situación humanitaria en que se encuentra.
El bloque de países occidentales, que se opuso a la iniciativa, hizo saber a través de su vocero, el representante de Alemania, que pretendía una votación para dirimir las diferencias con los autores de la iniciativa.
El no gubernamental Foro Alemán de Derechos Humanos criticó la posición de Berlín y pronosticó que la decisión de la Comisión causará un retroceso al sistema de derechos humanos de la ONU.
Los países occidentales, que contaron con apoyo de varias naciones en desarrollo, como Argentina, Camerún, Costa Rica, India, México, Paraguay, Perú, Tailandia, Uganda, y Uruguay, sostuvieron que el tema de Iraq corresponde al Consejo de Seguridad de la ONU.
Otro argumento empleado para rebatir la propuesta fue que debatir sobre Iraq causaría una politización de los trabajos de la Comisión.
Ozden replicó que no sería la primera vez que la Comisión discute cuestiones políticas. Lo que ocurre es que los estados no tienen el coraje de reconocer que en Iraq existe un problema de derechos humanos, sostuvo.
Las organizaciones no gubernamentales se declararon sorprendidas por el voto negativo de los gobiernos de Francia y Alemania, que en el Consejo de Seguridad se opusieron a la adopción de acciones beligerantes unilaterales, como la emprendida contra Bagdad por Washington y Londres.
Theodor Rathgeber, del Foro Alemán de Derechos Humanos, resaltó la incoherencia de esa posición de Berlín respecto del discurso del ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, Joschka Fischer, quien el martes había subrayado en Ginebra el papel de la Comisión en defensa de los derechos humanos.