Las conversaciones de paz de Sri Lanka, que llevan ya seis meses, podrían quedar desacreditadas si los negociadores no jerarquizan cuestiones de derechos humanos, como el reclutamiento de niños, advirtieron activistas.
A menos que se discutan aspectos de derechos humanos, la credibilidad de las conversaciones estará en juego, dijo el director del Centro para Políticas Alternativas, Rohan Edirisinha, con sede en Colombo.
La quinta ronda de diálogo entre el gobierno y el movimiento rebelde Tigres para la Liberación de la Patria Tamil (LTTE) se llevará a cabo este viernes y sábado en Berlín.
Organizaciones de derechos humanos reclaman a las partes un documento especial de entendimiento en la materia, supervisado por un comité de expertos internacionales y locales.
Ese capítulo, que formaría parte del acuerdo de paz, debería incluir aspectos como libertad de expresión, derechos de las mujeres y de la infancia y derecho al disenso, sostuvo Edirisinha, quien participará como asesor en las conversaciones de Berlín.
Acuerdos similares se implementaron en otros países que superaron guerras civiles, como Guatemala y El Salvador, agregó.
De momento, el diálogo comprende un memorándum adoptado a inicios del año pasado, que se restringe al cese del fuego y cuyo cumplimiento es controlado por un comité internacional, encabezado por Noruega.
Pero esta semana, los negociadores entrarán de lleno en la materia, así como en las acusaciones acerca del presunto reclutamiento de niños por parte de los Tigres.
La organización – – que lucha por la independencia de las provincias del norte del país isleño, mayoritariamente tamiles – – desmintió tales cargos en anteriores conversaciones.
En una visita a Sri Lanka, la semana pasada, la directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Carol Bellamy, obtuvo de los rebeldes la última promesa de no utilizar niños soldados.
He participado en suficientes conversaciones como para no ser ingenua respecto de estas promesas, tanto de gobiernos como de otras partes, admitió Bellamy.
A juicio de la funcionaria, el LTTE podría demostrar su seriedad respecto de no reclutar menores y de devolver los niños combatientes a sus familias, elaborando un plan de acción concreto.
Esperamos que cumplan su palabra, añadió.
Unos 350 niños fueron devueltos por los rebeldes a sus familias desde noviembre de 2001, pero hay otros 750 casos sin resolver, según Unicef.
Los activistas aseguran que cientos de menores han sido reclutados por la fuerza durante el cese del fuego.
En la oriental ciudad de Batticaloa, los Tigres reclaman un niño por familia, según Profesores Universitarios por los Derechos Humanos, una organización académica tamil opuesta al LTTE, con sede en Colombo.
El reclamo de un niño por familia fue divulgado en una reunión el (10 de diciembre), Día Internacional de los Derechos Humanos por líderes del LTTE, sostuvo la organización en un comunicado.
Algunos analistas señalan que el paso del LTTE de grupo armado a partido político, al que se comprometió en negociaciones anteriores, no será de un día para otro.
En estas condiciones, la sociedad civil y otros sectores deben presionar a los rebeldes en materia de derechos humanos, apuntan.
La directora de Unicef no puede tomar el fácil camino que algunos embajadores de paz han adoptado: Salvemos la Paz y al Diablo con los Niños. Esto es exactamente lo que ocurrió el año pasado, sostuvo el sábado un artículo editorial del diario Island.
De acuerdo a la Misión de Supervisión del Cese del Fuego, hay pruebas de que los Tigres reclutaron más de 300 niños en noviembre, mientras la independiente Salvemos a los Niños-Noruega estima que el LTTE podría contar con entre 2.000 y 4.000 menores combatientes.
La única forma de afrontar las violaciones de derechos humanos es la presión de la sociedad civil local, sobre todo en el norte, el áreas más afectada, opinó el director del Consejo Nacional de Paz, Jehan Perera.
La canadiense Fuerza de Paz No Violenta, enviará tres voluntarios a colaborar con la creación de organizaciones no gubernamentales en la zona septentrional dominada por los rebeldes.
Aún debemos ver qué les permite hacer el LTTE. Pero los activistas quieren colaborar en la construcción de la paz en el norte, dijo Perera en referencia al grupo que ha actuado antes en Israel, Palestina y América del Sur.
Mientras tanto, la celebración de la nueva ronda de diálogo depende de la frágil salud del jefe de la delegación del LTTE, Anton Balasingham, quien no puede viajar por largas distancias.
Por este motivo, la sede de las conversaciones fue cambiada de Tailandia a Alemania, más cerca de Londres, donde reside Balasingham. (