Representantes de Alemania, Estados Unidos y Japón intentan bloquear los progresos alcanzados en la redacción de una convención internacional para el control del tabaco, aseguraron organizaciones de la sociedad civil.
El texto del tratado, que deberá quedar concluido en las dos semanas próximas, incluye regulaciones sobre impuestos al tabaco, prevención del consumo, contrabando, publicidad, mercadeo y responsabilidad de los fabricantes.
Cada año mueren 4,9 millones de personas por efecto del consumo de tabaco y esa cantidad se duplicará en los próximos 20 años si el tabaquismo no se detiene, advirtió la directora de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Gro Harlem Brundtland, agencia promotora del acuerdo.
La ronda final de discusiones se desarrollará en Ginebra desde este lunes hasta el 28 de febrero, bajo la presidencia del diplomático brasileño Luis Felipe de Seixas Correa, quien distribuyó un mes atrás la última versión del texto entre los estados participantes.
Pero la organización no gubernamental Infact, con sede en la oriental ciudad estadounidense de Boston, exhortó a los países que han declarado su compromiso con un tratado sólido y obligatorio, a mantenerse firmes ante la enorme presión de intereses poderosos.
Kathryn Mulvey, de Infact, mencionó intentos de la industria tabacalera por socavar el tratado, así como esfuerzos permanentes de Estados Unidos, Japón y Alemania por bloquear progresos en aspectos clave.
Según los activistas de Infact, las tres mayores compañías del sector, Philip Morris, Japan Tobacco y British American Tobacco (BAT), han trabajado junto a unos pocos países ricos para proteger los intereses de la industria del tabaco.
Infact realiza desde hace más de 25 años campañas para exponer abusos de compañías transnacionales que ponen en peligro la vida de la población, y procura que esas empresas asuman responsabilidades ante los consumidores y la sociedad.
Infact presentó documentos que exponen cómo las grandes compañías tabacaleras apuntaron a presionar a algunos países de Africa y América Latina cuando intentaron obstruir el tratado.
En particular, la organización se refirió a nuevos documentos obtenidos que ofrecen detalles de los planes de Philip Morris para desbaratar el convenio marco contra el tabaco.
En contraste, Mulvey resaltó que países de Africa, Asia sudoriental y Pacífico, Medio Oriente y Europa, mostraron enorme empeño por lograr un tratado que elimine la epidemia de tabaquismo.
Una coalición de 41 organizaciones entregaron este viernes una carta a Brundtland en la que solicitaron su cooperación para lograr el fortalecimiento del texto durante la ronda final de negociaciones.
El borrador de Seixas Correa es demasiado débil para contrarrestar esta epidemia, estimaron las organizaciones independientes, que integran la Red por la Responsabilidad de las Transnacionales Tabacaleras, conocida por su sigla en inglés NATT.
En algunos aspectos críticos, el presidente del órgano intergubernamental de negociaciones parece haber cedido a las demandas de un puñado de naciones ricas, Estados Unidos, Japón y Alemania, y a la influencia de sus poderosas empresas tabacaleras, sostuvieron los activistas.
Seixas Correa replicó que el texto es sólido y también es aceptable para el mayor número posible de países. Sin esas dos condiciones, estimó, no dispondremos de un convenio efectivo.
Brundtland, por su parte, recordó que la OMS apoya la prohibición total de la publicidad del tabaco y, añadió, tengo confianza en que el texto se encamina hacia ese fin.
Pero las organizaciones gubernamentales observaron que el borrador presenta retrocesos respecto de posiciones sostenidas por la gran mayoría de los países, en cuestiones como la promoción del tabaco y el reconocimiento de que la salud pública se antepone a ese sector industrial.
El proceso del convenio marco contra el tabaco está cambiando de rumbo, sostuvieron. El nuevo texto, afirmaron, hace concesiones significativas a unas pocas naciones ricas donde tienen sus mayores intereses las trasnacionales Philip Morris, BAT y Japan Tobacco.
Los grupos de la sociedad civil reclamaron en particular que el convenio consagre la prioridad de la salud pública en caso de conflicto con acuerdos de comercio internacional y de inversiones.