La instrucción parlamentaria de los nuevos legisladores de Pakistán es para los donantes occidentales que la financian parte de la democratización de este país surasiático, pero para los críticos, representa una interferencia en el proceso político nacional.
La manzana de la discordia son los talleres de capacitación que se realizan en distintos puntos del país desde las elecciones generales del 10 de octubre, las primeras desde el golpe militar de 1999 que colocó al general Pervez Musharraf en el poder.
Estos talleres, conducidos por diversas organizaciones de la sociedad civil y financiados por donantes extranjeros y agencias internacionales de desarrollo, tienden a formar a los parlamentarios nacionales y regionales, en especial a los novatos, en cuanto a las normas de funcionamiento de las cámaras legislativas.
Pero los críticos opinan que los donantes y sus socios excedieron su área de competencia, involucrándose en actividades que corresponden a los partidos políticos.
Tal intervención, advirtieron, debilitará a los partidos ya desorganizados y marginados debido al tradicional protagonismo de los militares en la política y no solucionará el problema de la escasa participación pública en los asuntos políticos.
La sociedad civil debe trabajar para fortalecer al pueblo y no a sus líderes, que, especialmente en Pakistán, simbolizan las estructuras tradicionales de poder, represoras y antipopulares, opinó Sarwar Bari, coordinador nacional de la Fundación Patán para el Desarrollo.
Quien invierta en los líderes y no en el pueblo debilita la democracia en vez de fortalecerla, afirmó Bari, cuya organización trabaja con comunidades ribereñas en la meridional provincia de Punjab e inició un programa de educación de los votantes.
Bari añadió que los donantes se benefician de la financiación de los talleres de capacitación, porque les permite ingresar en círculos políticos y en definitiva influir en la toma de decisiones.
A la cabeza del programa de instrucción está el Instituto de Pakistán para el Desarrollo y la Transparencia Legislativa (PILDAT), que lleva adelante los talleres en cooperación con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
El último taller se realizó en la última semana de enero en el exclusivo centro turístico de Bhurban, a unos 90 minutos de la capital Islamabad por automóvil.
Otros donantes lanzaron programas similares. La Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional (USAID) anunció que destinará 2,5 millones de dólares a la capacitación de políticos, que estará a cargo de la Asia Foundation.
Mientras, el Instituto Jinnah organizó un taller para mujeres parlamentarias con el apoyo financiero de una organización británica.
Los partidarios de estos programas sostienen que la capacitación de los parlamentarios en cuanto a las normas y los procesos legislativos es esencial para que su tarea sea eficaz.
Si los legisladores no entienden las complicadas normas que rigen la actividad parlamentaria, no podrán trabajar adecuadamente, presentar mociones ni plantear una pregunta o hacer un discurso, arguyó Syed Fakhar Iman, ex presidente de la Asamblea Nacional y actual entrenador en los programas de PILDAT.
Los legisladores no han tenido formación como representantes del pueblo en el pasado, y como resultado, el trabajo legislativo se resintió y dio origen a leyes mal elaboradas, comentó Iman.
Afsarul Mulk, ex miembro de la asamblea regional de la Provincia de la Frontera Noroccidental por el Partido del Pueblo de Pakistán, señaló que los partidos políticos se degeneraron a través de los años debido a la intervención militar en la política y dejaron de invertir en la capacitación de sus miembros.
Ahora, el vacío creado por esa situación es llenado por donantes y otros grupos, añadió Asim Sajjad Ajtar, coordinador del Movimiento por los Derechos del Pueblo.
La formación de los líderes no cambiará nada, porque no forma parte del proceso político, sino que sólo son proyectos financiados por donantes, opinó Ajtar.
Extrañamente, los principales partidos políticos han guardado silencio sobre este asunto, y todos permitieron que sus miembros asistieran a los talleres financiados con fondos extranjeros, excepto la alianza de partidos islámicos Muttahida Majlis-i-Amal (MMA).
Organizamos un taller de un día en (la occidental ciudad de) Peshawar sobre normas parlamentarias para los miembros de la MMA en las asambleas nacionales y provinciales, y eso fue suficiente, declaró el portavoz de Jamaat-i-Islami, un partido integrante de la alianza islámica. (