La ciudadanía de los 22 países de la Liga Arabe la perciben como un conjunto de naciones incapaces de actuar unidas, definido por sus limitaciones más que por sus logros, rasgos inocultables ante la crisis en Iraq.
Las diferentes posturas sobre la amenaza de una nueva guerra en Medio Oriente, esta vez de Estados Unidos contra Iraq, se hicieron cada vez más evidentes en las reuniones preparatorias de la cumbre de la Liga, que se celebrará desde este sábado en la nororiental ciudad egipcia de Sharm el-Sheikh.
Solo los funcionarios de esta organización intergubernamental fundada en 1945 por siete países, entre ellos Iraq, creen que la Liga Arabe tendrá alguna capacidad de incidir en la resolución de la crisis.
El mundo árabe ha alcanzado un acuerdo general: cualquier cosa que se haga deberá implementarse a través del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), dijo el portavoz de la Liga, Hisham Youssef, entrevistado por la televisión estatal egipcia.
También hay consenso en la necesidad de conceder a los inspectores (internacionales de desarme que operan en Iraq) tiempo necesario para completar su tarea, afirmó Youssef, quien desacreditó las versiones según las cuales los 22 países fueron incapaces de alcanzar un acuerdo.
Las diferencias entre las naciones son menores y naturales, afirmó. La posición árabe se conoce desde la cumbre de Beirut (celebrada en marzo de 2002). Los gobiernos árabes están en contra de un ataque militar contra Iraq. Es probable que no hayamos dejado clara esta posición ante el resto del mundo, agregó.
Quizá hayamos debido hacer más, pero siempre hubo una posición árabe, y ésta es de oposición a la guerra, concluyó Youssef.
Mientras el funcionario de la Liga Arabe realizaba estas declaraciones, delegados de Kuwait ante la cumbre hablaban sobre las previsiones de ese país ante la posible caída del régimen de Saddam Hussein en Iraq comoconsecuencia de una guerra conducida por Estados Unidos.
Arabia Saudita, Egipto, Iraq, Jordania, Líbano, Siria y Yemen fundaron hace 58 años la Liga de Estados Arabes, conocida como Liga Arabe, con la intención de coordinar las actividades económicas y unificar posiciones en materia de política internacional.
La organización multilateral selló un pacto de defensa recíproca en 1950. Ninguno de los países miembros ha mencionado, siquiera, la posibilidad de invocar ese acuerdo para defender Iraq de un ataque estadounidense.
Hace no mucho, la Liga era un organismo capaz de flexionar la musculatura económica y política del mundo árabe, pero perdió buena parte de su credibilidad en los últimos decenios. Sus cumbres y reuniones ministeriales se caracterizan por las luchas internas y las declaraciones huecas y teatrales.
Las diferencias entre los países árabes no son nuevas, y salen a la superficie en todas las cumbres de una forma u otra. Pero si resultan en un disenso total, la consecuencia es la discordia y el caos, sostuvo el diario Khaleej Times, de Emiratos Arabes Unidos.
El profesor de Ciencias Políticas Mohamed Kamal, de la Universidad de El Cairo, consideró difícil fusionar los distintos puntos de vista en una política internacional común o en una declaración.
La Liga Arabe tiene un problema de credibilidad, pues siempre aprueba declaraciones muy ambiciosas en cuya implementación nadie cree, sostuvo Kamal. Por otra parte, al organización carece de mecanismos para traducir esos textos en políticas concretas, agregó.
Toda la información que surja de la Liga Arabe tiene como objetivo el consumo doméstico, pues luego de las reuniones cada país árabe procurará beneficiar sus propios intereses nacionales.
A lo largo de la historia, la Liga sostuvo posturas firmes ante amenazas externas y débiles en relación con las relaciones interárabes. Hasta 1994, sus miembros coordinaron con éxito un amplio boicot económico contra Israel y contra las compañías que hacían negocios con el estado judío.
La organización también tuvo una posición unificada respecto de la guerra del Golfo de 1991. Entonces, sus miembros se alinearon detrás de la coalición de 34 países encabezados por Estados Unidos que expulsó a las fuerzas de Iraq de Kuwait.
Un país árabe había ocupado a otro, y muchos se pusieron en contra de esa situación. Esta vez, el problema es diferente: la población árabe percibe a Estados Unidos como una fuerza ocupante, no como una fuerza liberadora, sostuvo Kamal.
El columnista Beshara Nasser Sharbel, del diario panárabe Al- Hayat, sostuvo que la Liga Arabe debe aprobar una elocuente declaración de respaldo a la legalidad internacional y de condena al uso de la fuerza, una agenda de un solo ítem y una iniciativa franca que pueda salvar a Iraq de la guerra.
La tibia oposición de Egipto a la guerra despierta sospechas. Observadores creen que El Cairo sabe, a través de sus canales de comunicación directas con Washington, que la operación militar está por comenzar.
Otros analistas creen que los países árabes carecen de la influencia política como para ofrecer alternativas viables a la guerra. Así, la cumbre, serviría para demostrar a la escéptica población de los 22 países que los gobiernos hicieron todo lo posible para resolver la crisis pacíficamente.
Pero la guerra no es el único horizonte ominoso que avizora el mundo árabe. Ahora cunde el temor de un posible control estricto sobre un área de territorio árabe – – es decir, Iraq – – por un periodo prolongado a manos de Estados Unidos.
Esa eventualidad causa molestias en una región especialmente sensible, con un pasado de dominación colonial europea.
Muchos hablan en estos días del Acuerdo Sykes-Picot, un pacto secreto sellado en 1916 entre Francia y Gran Bretaña para repartirse las tierras árabes y de Turquía con los remanentes del Imperio Otomano tras el fin de la primera guerra mundial (1914- 1918).
El Acuerdo Sykes-Picot derivó en el control británico y francés de los actuales territorios de Iraq, Jordania, Líbano y Siria – – Egipto ya estaba ocupado por Gran Bretaña, desde 1882 – – y el fin de los primeros sueños nacionalistas panárabes.
Sin duda, una guerra de Estados Unidos contra Iraq hundirá a Medio Oriente en la era más oscura del colonialismo que el mundo haya conocido en décadas, dijo a la prensa saudita el vicepresidente sirio Abdul Halim Khaddam.