”No a la guerra, sin peros ni condiciones”, decía una pancarta blanca y roja que abrió este sábado en la capital italiana una multitudinaria marcha por la paz, a la que se sumaron 1,5 millones de personas.
Trenes, autobuses y automóviles repletos de personas llegaron a Roma desde las primeras horas del día, convirtiendo a Italia en uno de los focos más importantes de la protesta internacional contra la guerra que Estados Unidos planifica contra Iraq, al que acusa de ocultar armas de destrucción masiva.
”Esperábamos un millón de personas”, dijo a IPS uno de los organizadores mezclado entre los manifestantes. ”Pero llegaron muchas más”.
Según la organización Fermiamo la Guerra (Paremos la Guerra), convocante de la protesta, tres millones de personas acudieron al llamado, mientras la policía estimó 950.000.
La manifestación partió a mediodía, dos horas antes de lo previsto, y se extendió por casi 15 kilómetros abarcando casi todas las calles de la capital.
Más de 450 organizaciones tomaron parte de la movilización, entre asociaciones católicas, partidos políticos opositores y organizaciones no gubernamentales.
Unos 130 legisladores opositores y varios de la centroderechista coalición gobernante adhirieron a la marcha, en señal de la creciente oposición interna a la política exterior italiana, muy apegada a la posición de Washington.
La idea de esta movilización internacional, a la que respondieron cientos de ciudades del mundo, nació durante el Foro Social Europeo celebrado en noviembre, en la septentrional ciudad italiana de Florencia.
Los participantes portaban banderas con los colores del arco iris, que en las últimas semanas brotaron en las ventanas de muchos edificios de las ciudades italianas.
”Es un símbolo que tiene una larga historia”, dijo a IPS el sacerdote católico Alex Zanotelli, líder de la Rete Lilliput Italia, una asociación religiosa que participa en el globalifóbico Foro Social Italiano.
”Es el símbolo de la sociedad civil italiana, una sociedad muy bien organizada y que tiene enormes ganas de reaccionar y de levantarse contra esta política de la guerra”, explicó Zanotelli.
Un grupo de ciudadanos iraquíes de la minoría kurda acudieron a la marcha portando un cartel donde se leía: ”No a la dictadura, no a la guerra”.
Se sumaron asimismo periodistas de la radio y televisión estatal RAI, en protesta porque la dirección de la emisora se negó a transmitir imágenes de la manifestación.
”Esta plaza sabe perfectamente lo que quiere: jóvenes y ancianos soportan el frío de esta tarde romana por un mundo de paz”, dijo la actriz Lella Costa desde el palco de la plaza San Giovanni, punto final del recorrido pacifista.
”Hay que luchar contra la guerra porque hay que luchar contra la política neoliberal que guía los misiles”, dijo el activista Claudio Jampaglia, de la rama italiana de Attac (Asociación por un Tributo a las Transacciones financieras especulativas para la Ayuda a los Ciudadanos).
Antes del cierre, la madre del joven muerto en julio de 2001 en Génova – – durante las protestas contra la cumbre del Grupo de los 8 países más poderosos del mundo – – , Haidi Giuliani, leyó un mensaje del mexicano subcomandante Marcos, líder del indígena Ejército Zapatista de Liberación.
El ambiente fue festivo y pacífico. Las consignas eran contra el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y su par de Iraq, Saddam Hussein, y a favor del pueblo iraquí y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Otro blanco de críticas fue el jefe del gobierno italiano, Silvio Berlusconi, por respaldar un eventual ataque militar de Washington contra Bagdad.
”Berlusconi tiene que respetar la Constitución. Italia debe permanecer fuera de la guerra”, afirmaban manifestantes llegados de la septentrional ciudad de Milán.
”Con esta manifestación queremos presionar a nuestros diputados para que voten contra la guerra. Por eso estamos felices por la presencia de todos los partidos opositores y de algunos representantes de la coalición gubernamental”, comentó Zanotelli.
Varias encuestas de opinión indican una abrumadora oposición popular a la guerra. Casi 95 por ciento de los italianos consultados se manifestaron contrarios a un ataque.
A partir de estos resultados, algunos legisladores oficialistas han comenzado a criticar la política exterior de Berlusconi.
”Estamos en contra de la guerra porque nuestros ciudadanos nos lo piden. Por eso colgamos la bandera de la paz en las ventanas del palacio regional”, dijo a IPS el presidente del Consejo de la meridional región de Puglia, Mario de Cristofaro, del partido derechista Alianza Nacional, que integra la coalición gobernante.
La presencia de estas banderas en varios edificios públicos molestó al gobierno.
”Estas banderas son una señal: no somos esclavos sino aliados de Estados Unidos, y Berlusconi tiene que entenderlo”, concluyó De Cristofaro.
Aunque no fue una manifestación política, sino una fiesta plena de música y baile, la jornada tuvo momentos de tensión.
A las tres de la tarde, la multitud se detuvo y el completo silencio fue roto por una alarma antiaérea. ”Todos nos sentimos ciudadanos iraquíes”, explicó Massimiliano, un joven manifestante florentino. (