México busca por vías diplomáticas y hasta con oraciones que sus compañeros en el Consejo de Seguridad de la ONU logren una resolución de consenso sobre Iraq. De lo contrario, cualquier posición que asuma le costará cara.
El presidente Vicente Fox recibió en las últimas semanas presiones y hasta veladas amenazas de Washington para que apoye su posición belicista contra Iraq, pero en el ámbito interno cosechó apoyo político y respaldo social por afirmar que se opone a la guerra y al unilateralismo.
Fox mantiene frecuentes diálogos telefónicos sobre la cuestión con varios de sus pares de otros países, entre ellos el estadounidense George W. Bush, y asegura que su interés es impulsar medidas de consenso sobre Iraq en el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
El 17 de este mes, en un acto público, el presidente oró junto a algunos funcionarios para pedir que no haya guerra y que los gobernantes del mundo logren acercar sus posiciones con sabiduría.
La actual participación de México en el Consejo de Seguridad, en uno de los 10 lugares de ese cuerpo de 15 miembros que son ocupados en forma rotativa, tiene en aprietos al gobierno según analistas políticos.
El Consejo inició el jueves una sesión que podría durar varios días para analizar un proyecto de resolución presentado por Estados Unidos, Gran Bretaña y España, que habilitaría un ataque a Iraq.
Los integrantes del Consejo comenzaron consultas a puertas cerradas en las cuales es posible que examinen también la contrapropuesta presentada por Alemania, Francia y Rusia, que apunta a continuar y reforzar las inspecciones de desarme en Iraq.
Estados Unidos podría adoptar represalias contra México, su vecino y socio en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), si el país no apoya la guerra, dijo a IPS el especialista en asuntos internacionales Patricio Rocha, de la Universidad del Valle de México.
Pero respaldar una acción bélica contra Bagdad golpearía al gobierno a nivel interno, y tendría consecuencias negativas en las elecciones de julio, cuando se renovarán los 500 escaños de la Cámara de Diputados.
Abstenerse en las votaciones es la otra opción, y podría provocar reacciones negativas tanto en Washington como en el frente interno, acotó Sergio Sarmiento, columnista del diario mexicano Reforma.
Hoy México hace todo lo posible para que se logre un consenso en el Consejo de Seguridad y no tenga que tomar partido por alguna posición, señaló Rocha.
Lo mejor habría sido no estar en el Consejo de Seguridad, pues es mayor el costo que el beneficio, opinó Manuel Camacho, quien fue canciller durante el gobierno de Carlos Salinas (1988-1994).
Para demostrar en los hechos que existe una relación especial entre Estados Unidos y México, se debe actuar uno a favor del otro en los tiempos difíciles, señaló a mediados de mes el embajador estadounidense en el país, Tony Garza.
El diplomático lanzó una sutil advertencia al expresar que en los tiempos de bonanza todos tus amigos saben quién eres, (y) en la adversidad tú sabes quiénes son tus amigos.
El ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger dijo el 20 de este mes a un grupo de empresarios mexicanos que su país quedaría muy disgustado si México votara en contra o se abstuviera de apoyar a Washington en el Consejo de Seguridad.
México y Estados Unidos comparten una frontera de 3.200 kilómetros, y formaron en 1994 el TLCAN junto con Canadá.
El primer ministro de Canadá, Jean Chrétien, dijo el jueves en una visita oficial a México que el gobierno de Fox debe mantener un espíritu de buenos vecinos con Washington.
Estados Unidos es el principal socio comercial de México, y en territorio estadounidense residen más de 20 millones de personas nacidas en México o descendientes de mexicanos.
El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de México, Gustavo Carvajal, del opositor Partido Revolucionario Institucional, elogió la postura del gobierno de Fox contra la guerra y el unilateralismo de Washington, y aseguró que ha unificado a los mexicanos.
En encuestas telefónicas nacinales realizadas de noviembre a enero por Reforma, la proporción de consultados que dijeron estar en contra de una guerra contra Iraq subió de 79 a 83 por ciento.
Los opositores no se cansarán de acusar a Fox de haber cedido a presiones, si el gobierno vota por la guerra en contra de la opinión de la mayoría de la población, opinó Sarmiento.
Doce activistas sociales y dirigentes políticos de izquierda mexicanos viajaron a Iraq el 20 de este mes para expresar su solidaridad con el pueblo de ese país y prometer que presionarán a Fox para que no ceda ante Washington, según declararon.
Carvajal instó al presidente a mantener invariable su posición sobre la cuestión iraquí, e intelectuales y activistas sociales han formulado similares exhortaciones.
Pero el director del Departamento de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de México, Rafael Fernández de Castro, opinó que el gobierno de Fox no debería seguir hablando de la paz en Iraq, sino comenzar a preparar a la población y a los políticos para un voto alineado con Estados Unidos en el Consejo de Seguridad. Por interés estratégico, es imposible que México vote contra Estados Unidos, aseveró.