En las calles de toda Europa resonó este sábado una multitudinaria oposición popular al plan de invasión de Estados Unidos contra Iraq, pero aún está por verse si los gobiernos del continente que apoyan a Washington atenderán ese clamor.
Las manifestaciones constituyeron un respaldo implícito a los presidentes Jacques Chirac, de Francia, y Vladimir Putin, de Rusia, y al canciller (jefe de gobierno) alemán Gerhard Schroeder, que proponen fortaler la misión de desarme de la ONU en Iraq para propiciar una solución pacífica al conflicto.
En cambio, representó una repulsa al apoyo dado a Washington por jefes de gobierno como Tony Blair, de Gran Bretaña, Silvio Berlusconi, de Italia, y José María Aznar, de España, junto con los de Albania, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Holanda, Hungría, Letonia, Lituania, Macedonia, Polonia, Portugal, República Checa y Rumania.
En Londres, entre 750.000 personas – – según la policía – – y casi dos millones – – según los organizadores – – se concentraron frente a la sede del gobierno británico, donde reside el primer ministro Tony Blair, principal respaldo extranjero a los planes de guerra del presidente estadounidense George W. Bush.
Entre los oradores del acto figuraron dirigentes del gobernante Partido Laborista, como Michael Foot y Tony Benn, el líder del Partido Liberal Demócrata, Charles Kennedy, el alcalde de Londres, Ken Livingstone, el escritor Tariq Alí y el clérigo cristiano estadounidense Jesse Jackson, dirigente del Partido Demócrata.
Tiren a Blair, no tiren bombas, gritó frente a la sede del gobierno un grupo de muchachas. La mayoría de los manifestantes no pertenecían a ningún sindicato u organización convocante, por lo que la convocatoria superó todas las expectativas.
Pero Blair sostuvo en una reunión partidaria en Glasgow, Escocia, que la protesta reflejó un correcto y comprensible odio a la guerra. No busco la impopularidad como una medalla de honor, aunque la impopularidad es, a veces, el precio del liderazgo y el costo de la convicción, agregó.
Frente al centro de conferencias donde transcurría la reunión laborista, 60.000 personas manifestaban su oposición a la guerra.
En Italia, 1,5 millones de personas recorrieron 15 kilómetros en Roma al llamado de la organización Fermiamo la Guerra (Paremos la Guerra). Durante la manifestación, abundaron las críticas al gobierno de Berlusconi, cuyo alineamiento con la posición de Estados Unidos es criticado incluso por dirigentes oficialistas.
En España, más de cuatro millones de personas, según los organizadores, y poco más de dos, según el gobierno, participaron en la protesta. Las principales manifestaciones se registraron en Madrid, Barcelona, Valencia y Sevilla.
La declaración por la paz en la capital fue leída por el cineasta Pedro Almodóvar y los actores Leonor Watling y Fernando Fernán-Gómez.
En Alemania, un millón de personas se manifestaron en Berlín contra la guerra, en respuesta a la convocatoria de iglesias, sindicatos y artistas alemanes que no esperaban una concurrencia superior a 100.000.
El éxito de la protesta supuso también un inequívoco respaldo a la firme postura antibélica del gobierno de Alemania, constituido por el Partido Socialdemócrata y Los Verdes, dijo la portavoz de los organizadores Kathrin Vogler.
Pero el canciller Schroeder pidió a los miembros de su gabinete no asistir a las manifestaciones, si bien tres de ellos participaron en las manifestaciones.
En Francia, el Ministerio del Interior calculó que medio millón de personas se manifestaron en las principales ciudades del país contra la invasión a Iraq.
Pero en Rusia, cuyo gobierno apoya la vía diplomática para la resolución de la crisis iraquí, la población ve la amenaza de guerra contra Iraq con una mezcla de escepticismo y resignación, la respuesta a la convocatoria fue modesta.
Unas 200 personas, la mayoría jóvenes y ancianos, desafiaron el frío y a 1.000 policías que los vigilaban al marchar desde la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso en Moscú hasta la embajada de Estados Unidos, convocadas por el Partido Comunista y otras organizaciones de izquierda.
También hubo pequeñas protestas en las ciudades rusas de Yekaterinburgo, Nizhny Novgorod y Krasnodar, entre otras. En los días anteriores, Vladivostok, San Petersburgo y la mayoritariamente musulmana ciudad de Makhachkala fueron escenario de otras manifestaciones, tampoco multitudinarias.
Dos tercios de los encuestados en Rusia por la Fundación Opinión Pública indicaron que nada impedirá el ataque de Estados Unidos contra Iraq, y 61 por ciento sostuvieron que Moscú debería permanecer neutral. (