Las ratas de campo sabotean los esfuerzos del ejército de India por extraer del suelo un millón de minas plantadas a lo largo de la frontera con Pakistán hace más de un año, cuando ambos rivales nucleares estuvieron al borde de una cuarta guerra.
Los roedores escondieron en sus madrigueras miles de minas antipersonas y antitanques, afirmó Army Sappers, responsable de la remoción de esos artefactos explosivos colocados en general en tierras de labrantío a lo largo de 3.200 kilómetros de frontera.
Esto representa una amenaza a largo plazo para los residentes del lugar, advirtieron funcionarios.
Las minas antipersonales NMM-14 secuestradas por las ratas contienen 28 gramos de explosivos y pueden arrancar una o ambas piernas de cualquier persona con un peso mayor a nueve kilogramos que pise sobre ellas.
En cambio, las minas antitanques ND-MkI sólo explotan al recibir un peso mucho mayor.
La acción de las ratas obligó a los hombres de Sapper a ampliar su búsqueda de minas a zonas circundantes y ahora es improbable que la operación de remoción iniciada el mes pasado termine antes de fin de año.
Las ratas han vuelto nuestra ardua tarea todavía más difícil y larga, comentó un funcionario de la oficina de Sapper en Mumbay (Bombay) cerca de la aldea fronteriza de Rajatal, en el septentrional estado de Punjab, más de 400 kilómetros al norte de Nueva Delhi y a sólo 12 de la ciudad pakistaní de Lahore.
Muchas minas se hundieron más en la tierra o fueron arrastradas por las lluvias monzónicas del año pasado, lo que dificulta más el proceso y vuelve improbable el objetivo de recuperar casi todos los artefactos, admitió el funcionario.
India y Pakistán minaron su frontera común luego de un atentado suicida contra el parlamento indio en Nueva Delhi, en diciembre de 2001, que el gobierno indio atribuyó a separatistas cachemiros respaldados por Islamabad.
El atentado dio origen a una escalada militar que no se convirtió en una cuarta guerra entre ambos vecinos, esta vez con armas nucleares, gracias a la intervención de Estados Unidos, Francia y otros gobiernos occidentales.
La última vez que India y Pakistán habían sembrado tantas minas fue en 1971, antes de su tercera guerra.
Ninguno de los dos países son signatarios de la Convención de Ottawa, que apunta a la prohibición completa de las minas de tierra, con el argumento de que fronteras largas y poco amistosas y preocupaciones de seguridad les impiden sumarse al acuerdo.
El Ministerio de Defensa de India informó que cerca de 25 por ciento de la operación de recuperación de minas se completó a mediados de enero, y que en siete meses más el proceso debería estar concluido en forma satisfactoria.
Pero funcionarios involucrados en la operación estiman que llevará mucho más tiempo debido a las circunstancias adversas en el terreno y a la escasez de equipos especializados de remoción.
Hasta ahora, un soldado del equipo murió y otros 28 resultaron heridos, cuatro de ellos con mutilaciones, informó el brigadier Shruti Kant, portavoz del ejército.
Durante la plantación de las minas, que duró 10 días, murieron 81 personas, entre ellas 60 soldados, y 242 resultaron con lesiones.
Funcionarios responsables de colocar las minas afirmaron que los artefactos fueron sembrados de noche, en medio de una niebla espesa, utilizando punteros láser y compases apenas visibles.
El Formulario de Registro de Campos Minados es ahora la guía de los soldados que trabajan en el proceso de recuperación, pero si bien el documento detalla la ubicación de cada mina, no existen garantías de que todos los artefactos sean recuperados.
Aunque el ejército haga su mejor esfuerzo, existe la posibilidad de que algunas minas no sean detectadas, advirtió Iqbal Sidhu, subcomisionado del distrito de Amritsar, donde casi 7.000 hectáreas junto a 170 kilómetros de frontera fueron minadas.
La administración del distrito teme que esas minas sin detectar se conviertan en bombas de tiempo a la espera de que alguien las pise.
Tememos que no todas las minas serán removidas, dijo Dalip Singh, jefe de la aldea de Mahawa, 30 kilómetros al noroeste de Amritsar y a unos cientos de metros del límite con Pakistán.
Lo peor es que, debido a la persistencia de la rivalidad con Pakistán, es probable que el ejército vuelva a minar la frontera, concluyó. (