Un tribunal de Cuba condenó a prisión perpetua a un colombiano por intentar usar al país como base de operaciones del narcotráfico internacional. Otro colombiano y un bahamés fueron sentenciados a 25 y 23 años de cárcel por delitos similares.
Las condenas impuestas a los ciudadanos de Colombia Rafael Miguel Bustamante y Mauricio Francisco Noguera, y al de Bahamas Robert Lewis, fueron divulgadas este martes mediante un editorial del diario oficial Granma, pero el juicio correspondiente se realizó la semana pasada.
Es un mensaje ejemplarizante. El gobierno quiere dejar claro que será implacable con las personas involucradas en casos de narcotráfico, sean cubanas o extranjeras, dijo a IPS un abogado que solicitó anonimato.
El proceso a los narcotraficantes coincidió con una fuerte ofensiva oficial iniciada en enero contra el expendio y consumo de estupefacientes en la isla, que las autoridades consideran incipiente. La sanción de cadena perpetua fue impuesta a Bustamante, detenido el 6 de marzo del pasado año en la capital, donde según fuentes oficiales pretendía establecerse con identidad falsa y la fachada de empresario.
El narcotraficante, perseguido por servicios especializados de policía de varios países, había realizado cinco viajes a La Habana a partir de 1998, y envió drogas desde territorio cubano a Estados Unidos.
La persecución de Bustamante comenzó en enero de 2002, cuando fuerzas de seguridad cubanas recibieron informes a través de mecanismos de cooperación con varios servicios antidrogas sobre la presencia de Bustamante en el país, según el Ministerio cubano de Relaciones Exteriores.
El expediente del colombiano incluye su evasión en 1992 de una prisión estadounidense, donde cumplía una condena de seis años por lavado de dinero proveniente del narcotráfico.
Desde entonces, Bustamante realizó operaciones de tráfico de drogas, y en especial de cocaína, desde Colombia hacia Estados Unidos y Europa, con escala en el Caribe. En 1998 se radicó en Jamaica, según el informe oficial cubano.
El colombiano era buscado desde hace años por la agencia antidrogas de Estados Unidos, por estar implicado en operaciones para introducir drogas en ese país, el mayor mercado receptor de estupefacientes del mundo.
Junto a Bustamante fue arrestado su socio Lewis, condenado a 25 años de cárcel por tráfico internacional de drogas de carácter continuado.
Noguera fue sentenciado a 23 años de cárcel por servir de enlace entre organizaciones criminales colombianas y otros narcotraficantes radicados en los Estados Unidos, Jamaica y Panamá, reveló Granma.
Otros 146 extranjeros cumplen condenas en Cuba o esperan juicio en el país por tráfico de drogas, según un editorial publicado por Granma el 10 de enero. De 1995 a noviembre de 2002, 252 extranjeros fueron arrestados por ese motivo.
En enero del año pasado, la isla aceptó una solicitud de extradición realizada por Estados Unidos contra el ciudadano de ese país Jesse James Bell, acusado de 15 cargos relacionados directa o indirectamente con el narcotráfico.
Bell había sido detenido al intentar salir de Cuba con identificación falsa. El gobierno expresó en su momento que su entrega a Estados Unidos era excepcional, y analistas descartaron la posibilidad de que Bustamente sea extraditado.
El narcotráfico es un tema muy delicado para las autoridades desde 1989, cuando 14 ex oficiales de las Fuerzas Armadas y del Ministerio del Interior fueron acusados de vínculos con esa actividad delictiva.
Al final del proceso correspondiente, fueron fusilados cuatro ex militares, entre ellos el general de división Arnaldo Ochoa, quien había sido nombrado Héroe de la República de Cuba, y el coronel Antonio de la Guardia.
El Código Penal cubano establece sanciones que llegan hasta la pena de muerte para los delitos de producción, venta, demanda, tráfico, distribución y tenencia ilícita de drogas, estupefacientes, sustancias psicotrópicas y otras de efectos similares.
La pena máxima puede aplicarse si el inculpado es empleado público, autoridad o su agente, o si se comprueba que facilitó la realización del delito mediante el uso de recursos estatales, o que participó en hechos vinculados con tráfico internacional de drogas.
Cuba ha sido usada durante años como escala para el tráfico de drogas de Sur a Norte, pero todavía es un puente menor, comparado con muchas otras islas del Caribe, dijo a IPS Aldo Lale-Demoz, jefe para América Latina y el Caribe de la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito.
Durante la II Conferencia Regional sobre Fiscalización de Drogas en el Caribe, realizada en La Habana a mediados de enero, ese funcionario aseguró que el mercado de drogas ilegales en el Caribe genera ingresos de unos 3.300 millones de dólares anuales.
Se estima que las ganancias del narcotráfico en el área equivalen a 3,1 por ciento del producto bruto interno de la región.
Por las rutas del mar Caribe se transporta cerca de 40 por ciento de las drogas ilegales que ingresan a Estados Unidos, así como cerca de dos tercios de la cocaína que llega a Europa, según fuentes especializadas.
Cuba frustró durante la pasada década 40 operaciones marítimas de narcotráfico, con cargamentos destinados al mercado estadounidense que sumaron ocho toneladas de cocaína, más de siete toneladas de marihuana, 12 kilogramos de hachís y 23 kilogramos de aceite de hachís, según fuentes oficiales.
En ese mismo periodo, fueron detectados en aeropuertos cubanos 115 intentos de narcotráfico hacia Europa, que involucraron el transporte de casi 400 kilogramos de cocaína, cerca de 300 de marihuana, 12,8 kilogramos de hachís, 6,9 de aceite de hachís y 3,6 kilogramos de heroína.