Cultivar banano es una guerra sobre todo contra los hongos. En ese combate, los productores aplican agroquímicos, los científicos desarrollan variedades resistentes y las autoridades buscan frenar la expansión de plagas.
Brasil, cuarto mayor productor mundial de banano después de India, Uganda y Ecuador, convive desde hace años con dos de los principales enemigos del fruto, la enfermedad de Panamá y la sigatoka amarilla, combatidos mediante fungicidas y aumento de la resistencia de los árboles.
Pero la peor amenaza es la sigatoka negra, que ingresó al país por las septentrionales fronteras amazónicas hace cinco años, y se teme que pronto ataque las regiones más productivas de la región centro-sur.
En esa zona se cultivan variedades del grupo Cavendish, el más exportado en el mundo y el más vulnerable a la sigatoka negra.
La sigatoka negra es más agresiva, expulsa incluso a la sigatoka amarilla, y se expande rápidamente, explicó a Tierramérica Sebastiao de Oliveira e Silva, agrónomo del centro Mandioca y Fruticultura de la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa), ubicado en Cruz das Almas, noreste brasileño.
Brasil ya cuenta con variedades resistentes a la sigatoka negra, causante de estragos que encarecen la producción bananera de América Central y países andinos.
Esas variedades pertenecen al grupo Plata, el más producido en el país al igual el Pacovan Ken (resistente a las dos formas de sigatoka y a la enfermedad de Panamá), desarrolladas por la Embrapa, señaló Silva.
El banano tiene más de 500 variedades. Brasil exporta sólo 13 por ciento de su cosecha anual de 100 millones de toneladas.
El banano Nanica, del grupo Cavendish, sigue amenazado por plagas. El Instituto Agronómico de Campinas, ubicado cerca de Sao Paulo, desarrolló la variedad IAC 2001, que era resistente a la sigatoka negra, pero los ejemplares perdieron esta característica dos años después de ser sembrados en la Amazonia.
Obtener mejores variedades de banano lleva tiempo, porque el ciclo vital del árbol dura más de un año, y eso hace lento el proceso de evaluaciones, cruces y comprobación. Son casi 12 años hasta el resultado final, observó Silva.
La Embrapa busca soluciones en su Centro Nacional de Recursos Genéticos y Biotecnología (Cenargen), en Brasilia.
El método tradicional mediante el cruce biológico convencional es muy limitado en el caso del banano, porque muchas variedades, en especial las más cultivadas, tienen frutos estériles, señaló Manoel Teixeira Souza, investigador del Cenargen.
La Embrapa participa en un consorcio de 14 países para descifrar el genoma del banano y desarrollar variedades transgénicas.
Nuestra prioridad es identificar genes resistentes para transferirlos al Nanica y Plata, informó Souza.
La estrategia es comparar el genoma del banano con el del arroz, la gramínea más estudiada, y concentrar la investigación en genes cuya información se expresa en las hojas, donde ataca la sigatoka negra, explicó.
También se busca identificar genes de otras especies que puedan otorgar resistencia al banano mediante transferencia genética, indicó Souza.
La expectativa es descubrir genes candidatos en la primera fase del proyecto, hasta 2004, y luego realizar ensayos para verificar la eficacia de su transferencia, sostuvo.
Souza lamentó la polémica sobre transgénicos en Brasil, concentrada en el caso de una variedad de soja desarrollada por una firma transnacional para facilitar el uso de herbicidas. Eso traba las investigaciones, opinó.
Silva no se opone a la biotecnología como posible solución más rápida, o para resolver algunos detalles difíciles de la técnica convencional de mejoramiento.
Las nuevas tecnologías presentan riesgos, pero es cuestión de adoptar cuidados, señaló.
Mientras se buscan soluciones, es importante que la prensa divulgue información sobre las plagas, para que los agricultores y el resto de la población eviten transportar material contaminado, dijo a Tierramérica Regina Vilarinho, coordinadora de la Red de Sanidad Vegetal de la Embrapa.
Las variedades de banano más exportadas, del grupo Cavendish, afrontan también el peligro de la llamada raza 4 de la enfermedad de Panamá, provocada por el hongo fusarium, que ingresa a la planta por la raíz. No existen plaguicidas para controlarla.
Ese mal afecta a Australia, el sur de Africa y algunos países asiáticos, y la Red Internacional para el Mejoramiento del Banano y el Plátano considera que su llegada a América Latina es sólo cuestión de tiempo.
El banano es el cuarto alimento vegetal mundial, detrás del arroz, el maíz y el trigo.
* Publicado originalmente el 22 de febrero por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (