El premio Nobel de la Paz Jimmy Carter propuso este martes al gobierno y la oposición de Venezuela que pacten acortar el mandato del presidente Hugo Chávez o realizar un referendo que permita revocarlo, para resolver la larga crisis política del país.
Acortar el mandato exigiría reformar la Constitución, y el referendo revocatorio no podría realizarse antes de agosto.
Cualquiera de esas opciones implicaría poner fin a la huelga o paro cívico para desalojar a Chávez del poder, que comenzó el 2 de diciembre, indicó Carter, ex presidente de Estados Unidos (1977- 1981) y ganador del premio Nobel en 2002.
Se trata de propuestas alternativas, independientes una de otra, aclaró.
Hemos tenido una reacción muy positiva de parte del presidente Chávez y de dirigentes del gobierno y la oposición, dijo en conferencia de prensa después de reunirse con líderes de los bandos que se disputan el poder en el país.
Estoy a favor de que se abran caminos. He dicho muchas veces que si el pueblo revoca mi mandato yo me voy, y si decide en una enmienda que se recorte el periodo constitucional, lo aceptaré, dijo Chávez tras reunirse con Carter.
La Coordinadora Democrática, que reúne a las fuerzas políticas, empresariales y sindicales de oposición, todavía no se ha pronunciado sobre la propuesta.
En los últimos días se han producido varios choques entre manifestantes oficialistas y opositores, uno de ellos el lunes, con armas de fuego, piedras y palos en Valles del Tuy, un área de ciudades-dormitorio vecina a Caracas, con saldo de un muerto y 25 heridos.
El Centro Carter, dirigido por el ex mandatario estadounidense, integra un grupo tripartito de mediación entre gobierno y oposición, junto con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y la Organización de Estados Americanos (OEA).
Ese grupo orienta los trabajos de una mesa de negociación presidida por el secretario general de la OEA, César Gaviria. Carter anunció que presentará a esa mesa propuestas específicas, que toman en cuenta las exigencias básicas de ambas partes, y que también las planteará este viernes en Washington al flamante Grupo de Países Amigos de Venezuela.
Ese grupo, creado por iniciativa del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, es integrado por Brasil, Chile, España, Estados Unidos, México y Portugal, cuyos cancilleres se reunirán este viernes en la sede de la OEA
Carter indicó que la mesa de negociación puede discutir el cronograma específico para cualquiera de sus fórmulas, si acepta alguna de ellas, y que eso implicaría que cese el paro cívico para que el país se encamine con claridad hacia una votación.
No habría ningún truco, porque la comunidad internacional, a través del Grupo de Amigos, trabajará con la Mesa y garantizará los resultados, explicó.
La huelga mantiene al país semiparalizado, en especial porque el apoyo a esa medida de gerentes y empleados del gigante estatal Petróleos de Venezuela determinó el cierre de pozos y refinerías, así como la interrupción del transporte de crudo y sus derivados.
Escasean la gasolina, el gas doméstico y otros bienes de alta demanda como leche, harina, cerveza, gaseosa, detergente y papel. Bancos y escuelas funcionan parcialmente.
En corto plazo, los efectos del paro pueden llevar a la quiebra a centenares de pequeñas empresas y dejar sin empleo a miles de personas. Nadie imaginó que el paro, que está destruyendo la economía y la estructura social del país, durase 50 días, y nadie quiere que dure 70 o 100 días, comentó Carter.
Las salidas a la crisis propuestas por Carter están previstas en la Constitución aprobada mediante referendo en diciembre de 1999, tras ser impulsada por Chávez.
Una enmienda que acorte el actual mandato presidencial (2000- 2006) e implique adelantar elecciones generales, como sugirió Carter, puede ser presentada por iniciativa del Poder Ejecutivo, del Legislativo o de 15 por ciento de los habilitados para votar, mediante recolección de firmas.
La oposición se ufana de poder recoger esa cantidad de firmas cuando lo desee.
El referendo revocatorio debe ser solicitado por 20 por ciento de los habilitados para votar, para deponer o ratificar a cualquier gobernante elegido por voto popular, una vez que cumpla la mitad de su mandato.
La mitad del mandato de Chávez se cumplirá el 19 de agosto de este año.
Pero el efecto revocatorio del referendo sólo se produciría, según la Constitución, con apoyo de una cantidad de votos que supere la obtenida cuando el gobernante en cuestión fue elegido.
Chávez fue elegido en julio de 2000 con 3.757.773 sufragios, 60,3 por ciento de los votos válidos y cerca de un tercio del actual padrón electoral.
Hasta ahora, el gobierno ha desafiado a la oposición a que opte por el referendo revocatorio, que los opositores consideran una salida demasiado lejana.
En cambio, la oposición recolectó 1,5 millones de firmas, mucho más que las requeridas para que se realice un referendo consultivo, también previsto en la Constitución, en el cual se pregunte a los electores si desean o no la inmediata renuncia del presidente.
El paro cívico fue lanzado en apoyo a esa iniciativa.
Estaba previsto realizar el referendo consultivo el 2 de febrero, pero seguramente se pospondrá por el alud de percances relacionados con la huelga y por la resistencia del oficialismo.
Los partidarios de Chávez señalan que la consulta planteada no cumple las normas constitucionales, porque busca un efecto revocatorio antes de lo debido.
Una enmienda para acortar el mandato presidencial no debe ser retroactiva sobre el actual período, y aunque los electores tengan la iniciativa, de todas maneras el parlamento debe discutir el texto, advirtió a IPS el jurista Carlos Escarrá.
Pero si la enmienda carece de efecto retroactivo, no acortaría el mandato de Chávez, sino el de sus sucesores.
El oficialismo es mayoría en el parlamento, con 86 legisladores en un total de 165. Algunos diputados aliados a Chávez han expresado disposición a apoyar una enmienda constitucional, pero la oposición no ha querido presentar una propuesta en ese sentido hasta saber si podría ser aprobada.
La propuesta de Carter es un paso en la dirección positiva, aunque no la respuesta definitiva. Todo el mundo sabe que las decisiones deben tomarlas los venezolanos, y no el Grupo de Amigos, el Centro Carter o la OEA, advirtió el propio premio Nobel de la Paz. (