Grecia asumió la presidencia rotativa de la Unión Europea (UE) en una posición más fuerte que la última ocasión en que ocupó ese espacio, en 1994.
Este país emerge como un participante de importancia en la política de Europa meridional y en el área del mar Mediterráneo, mediante una diplomacia más flexible que se hizo evidente en su acercamiento con Turquía, su vecina y rival aunque aliada en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Los nuevos vínculos con Turquía podrían poner fin a la división de Chipre y aliviar la tensión en el volátil Mediterráneo oriental. Grecia hizo gala de estatura política en la Cumbre de la UE en Copenhague a fines de diciembre, al respaldar la aspiración de Turquía de ingresar en el bloque.
Sin embargo, Atenas también se aseguró en Copenhague de que la región grecochipriota de Chipre también se consagraría como miembro de la UE en representación de toda la isla. La República Turca Septentrional de Chipre, en el norte, solo es reconocida por Ankara.
Apenas unos pocos años atrás, Grecia era cuestionada en la UE por su cercanía con el régimen de Slobodan Milosevic en Yugoslavia y por obstaculizar el reconocimiento de la república de Macedonia porque tenía el mismo nombre que una provincia griega.
Atenas también protegió al líder del insurgente Partido de los Trabajadores del Kurdistán, Abdalá Ocalan, el hombre más buscado por Ankara.
Pero mucho cambió en pocos años. Grecia, cuya última dictadura militar se derrumbó en 1974 y que ingresó en la UE en 1981, es hoy una fuerza económica formidable en los inestables Balcanes. Las inversiones griegas en la región, en sectores como el bancario, la construcción, las telecomunicaciones y la alimentación han ascendido a 3.500 millones de dólares.
Grecia también procura participar en la mediación de la paz en Medio Oriente. En los próximos seis meses, intentará darle una dimensión mediterránea a la UE, a la que los países pobres del área consideran dominada por la rica Europa septentrional.
La tendencia que imprimirá Grecia a la presidencia del bloque continuará en los siguientes seis meses, cuando le suceda Italia.
Es difícil no envidiar a Grecia. Es también difícil no admirar su actual posición en la UE, dijo el periodista turco Sami Kohen.
Las políticas pragmáticas y progresistas de (el primer ministro) Costas Simitis tuvieron un importante papel en el exitoso ascenso de Grecia en la UE, agregó Kohen.
El ministro de Relaciones Exteriores, George Papandreou, es considerado el arquitecto de la nueva imagen de Grecia en la arena internacional.
Papandreou anunció que en los próximos seis meses Grecia procurará desde la presidencia de la UE colaborar con la ampliación del bloque, que en los próximos años sumará 10 miembros a los actuales 15.
Atenas también intentará que la UE y Estados Unidos mantengan un diálogo en pie de igualdad. La tarea no será fácil, pues Grecia también tratará de promover la paz y el cumplimiento de las leyes internacionales en Medio Oriente, en especial en el caso de Iraq.
La presidencia de la UE a cargo de Grecia también pondrá un fuerte énfasis en la lucha contra el terrorismo, con el antecedente de la derrota de la organización violenta griega 17 de Noviembre.
Mientras, continúan los problemas dentro del país. El precio de un café, por ejemplo, se elevó a 1,5 dólares, el costo de las llamadas telefónicas locales continúa creciendo, las filas son interminables en las oficinas públicas y la contaminación parece indomable.
Pero en comparación con la situación de años anteriores, la población percibe mejoras.
El gobierno pronosticó que al cabo de 2003 el crecimiento económico será de 3,9 por ciento, tras el 3,6 por ciento alcanzado en 2002.
Grecia tiene una espléndida oportunidad para demostrar que un país no debe ser grande para alcanzar grandes logros, dijo el periodista Nikos Kostandaras, del diario Kathimerini. (