Las preocupaciones de los países más pequeños de la Unión Europea se centran en el ingreso al bloque de otras 10 naciones y en la propuesta franco-alemana de crear una presidencia bicéfala, que beneficiará a las mayores economías.
El portugués José Pacheco Pereira, elegido vicepresidente del Parlamento Europeo por el democratacristiano Partido Popular Europeo (PPE), expresó su desencanto y dudas por el futuro de la Unión Europea (UE) ante la nueva situación que se aproxima.
Pienso que en la UE cayó en la tentación de resolver problemas caminando demasiado rápido, dijo a IPS Pacheco Pereira.
La UE, antes de consolidar los tratados ya existentes, comete el error de echarse a correr en una especie de fuga hacia adelante, en el marco de una retórica optimista respecto de la ampliación, pero que esconde una gran desconfianza sobre las capacidades de los nuevos países, sentenció.
En mayo de 2004 se agregarán a los 15 miembros actuales del bloque Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y República Checa.
El bloque está conformado en la actualidad por Alemania, Austria, Bélgica, Dinamarca, España, Finlandia, Francia, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Portugal, Gran Bretaña y Suecia.
Por motivos de seguridad y estabilidad, se valorizaron las razones geopolíticas y se cerraron los ojos ante la falta de nivel de preparación de algunos de estos países, subrayó Pacheco Pereira.
Explicó que entre las naciones a ingresar hay democracias consolidadas, pero también es importante saber si el sistema judicial y la comunicación social son realmente imparciales, apuntó.
Hasta el año pasado se consideraba que los países preparados para sumarse a la UE sólo eran Chipre, Hungría, Malta, Polonia y República Checa.
Sin embargo, la principal razón de pasar de cinco a 10 nuevos miembros fue la de estabilizar políticamente a Europa central y oriental, expresó el vicepresidente del Parlamento Europeo.
Opinó que, en una primera etapa, la UE podría haber abierto sólo su mercado a estos países, en lugar de resolver su integración plena. Pero ahora que ya todo está decidido se aceptó la plena integración y hay que tratar a los nuevos como iguales, con buena fe.
En cambio, lo que se verifica son muestras de mala fe, como las medidas institucionales tomadas ahora, destinadas a impedir que esos países sean pares igualitarios, en contradicción con el pasado de la UE, cuyo éxito radicó en el hecho de que todos los países eran iguales, apuntó.
Como ejemplo de ello, citó la sustitución del método de igualdad por la votación de mayoría calificada simple, que permitirá la constitución de alianzas estables entre algunos países miembro.
Para Pacheco Pereira, este sistema puede parecer más eficaz, pero políticamente es más peligroso, porque pueden comenzar a crear mayorías y minorías estables y, en consecuencia, algunos países pueden considerar que sus intereses nacionales son sistemáticamente perjudicados.
Este es un camino perverso, porque una UE con ejes franco- aleman o hispano-británico, o los que se puedan formar, deja de lado el principio comunitario de igualdad, que es el mecanismo integrador, indicó con énfasis.
La propuesta presentada por Francia y Alemania pasa por eliminar las presidencias semestrales por país del bloque, para adoptar la elección de su presidente por mayoría calificada y por un mandato de cinco años.
La iniciativa también señala que el presidente de la Comisión de la Unión Europea, el órgano ejecutivo de la UE, sea escogido por el Parlamento Europeo, por igual período de tiempo. Los demás miembros de la Comisión, serían nombrados por el Consejo.
Portugal es favorable a una Comisión fuerte. Para nosotros es esencial que todas las naciones, al menos del punto de vista virtual, permanezcan iguales, aunque sabemos que en la realidad no es así, lo cual quiere decir que todos deben tener los mismos instrumentos, mecanismos y accesos a las instituciones. dijo.
No soy favorable a disminuir el poder de la Comisión Europea, por lo que veo con reservas la dualidad, que en la práctica, va a favorecer la presidencia del Consejo, reduciendo los poderes de Bruselas (sede del organismo), explicó.
Respecto de las relaciones exteriores de la UE, Pacheco Pereira fustigó la idea de construir una política de oposición en lugar de cooperación con Estados Unidos.
En la práctica, la UE ya está dividida, pues existe una línea británica cercana a Washington, por un lado, y la opción crítica de Alemania y Francia por otro.
Si la UE entra en un camino de enfrentamiento con Estados Unidos se va a dividir más aun, vaticinó.
Sin embargo, el director del diario portugués independiente Público, José Manuel Fernandes, entiende que esa posibilidad de división es relativa pues los 10 países que engrosarán el bloque el próximo año podrán trasladar el centro de gravedad político más cerca de Estados Unidos.
Esos países, sin tradición de modelo social europeo, tienen sociedades mucho menos contrarias a Estados Unidos que la francesa o la alemana, expresó periodista en un editorial publicado la penúltima semana de este mes.
Fernandes alabó la propuesta de París y Berlín, porque, con la locomotora franco-alemana trabajando, el tren europeo está de nuevo en marcha, subsistiendo la duda de si los pasajeros tuvieron tiempo para embarcar.
Al igual que Fernándes, tampoco la analista portuguesa de asuntos europeos Teresa de Sousa comparte el recelo de Pacheco Pereira, calificando la sugerencia franco-alemana de un paso al frente en la complicada construcción europea.
Sin un entendimiento entre París y Berlín, sería muy difícil para la UE encontrar un nuevo rumbo, capaz de hacerla responder de manera positiva y efectiva a los mayores desafíos que enfrenta.
Entre esos retos se cuenta el difícil equilibrio interno, llevar a buen puerto la extraordinaria tarea de reunificar el continente y la necesidad de afirmarse como un factor internacional de primera importancia, capaz de influir en los destinos del mundo, puntualizó Sousa.
No obstante, Pacheco Pereira insistió en que, si se pasa a una Europa de Ejes, la UE dejaría de ser fiel a la lógica de sus fundadores, es decir, el principio de que las naciones europeas son iguales, una unión donde todos se sientan bien.
Portugal debe defender sus intereses, como lo hacen todos los países, pero lo debe hacer valorizando la Comisión Europea, justamente para crear una situación equilibrada, pues es la única manera de alcanzar el nivel de desarrollo económico de las naciones más avanzadas, concluyó el vicepresidente del Parlamento Europeo. (