La tercera ronda de conversaciones de paz entre el gobierno sudanés y el insurgente Ejército Popular de Liberación de Sudán (SPLA, por sus siglas en inglés) puede comenzar el 22 de este mes en Kenia, tras su postergación por ausencia de Jartum, anunció el mediador Lazaro Sumbeiywo.
Ese ronda iba a comenzar el miércoles, pero el gobierno de Sudán no se presentó, por discrepancias con la agenda.
Sumbeiywo representa a la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD, por sus siglas en inglés), patrocinadora del diálogo, que reúne a Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán y Uganda.
El mediador anunció que se reunirá con ambas partes este viernes, para ajustar detalles de la reanudación de las negociaciones.
En el frustrado encuentro del miércoles se iba a discutir si tres áreas centrales de Sudán llamadas Abyei, Nilo Azul Meridional y montañas de Nuba deben ser consideradas parte del sur o del norte de ese país, y esa fue la causa de que Jartum no se presentara.
La cuestión tiene importancia porque las bases de un acuerdo de paz incluyen eximir a la población del sur, en su mayoría negra y de religión cristiana o animista, de la aplicación de la shariá o ley islámica impuesta por el gobierno, en el cual son hegemónicos los musulmanes árabes, mayoritarios en el norte.
Esas bases, establecidas en julio del año pasado por el Protocolo de Machakos, firmado en la sudoccidental ciudad keniata de ese nombre, también prevén la realización de un referendo para que los habitantes de la región meridional decidan si quieren la independencia.
El gobierno sudanés alegó que el mandato mediador de la IGAD se limita a discusiones sobre el sur, que ha sido el principal escenario del conflicto iniciado en 1983.
Habría que reunir a los jefes de Estado de la IGAD para ampliar el mandato mediador, o iniciar un nuevo proceso de paz (para las tres áreas centrales) que luego podría vincularse con la IGAD, arguyó Mohamed Dirdeiry, alto funcionario de la embajada de Sudán en Kenia.
Es una cuestión de principios que las organizaciones no pueden exceder sus mandatos, aseveró.
La naturaleza del conflicto en esas tres regiones es por completo distinta (que en el sur), y debemos afrontarla en forma específica si realmente queremos la paz en esa parte del país, sostuvo Dirdeiry.
Los habitantes de esas áreas son musulmanes, y sus problemas se relacionan con subdesarrollo y deseo de mayor autonomía, o de un federalismo ampliado, mientras la cuestión del sur es ante todo cultural y religiosa, afirmó el diplomático.
Nunca oímos que en esas áreas exista la famosa demanda de autodeterminación de la región meridional de Sudán, aseguró.
Pero el líder del SPLA John Garang, dijo este jueves en Nairobi, que no tiene sentido comenzar un proceso paralelo, porque el objetivo es lograr la paz en todo Sudán.
Cuando te duele un brazo, te duele todo el cuerpo, comentó.
Las tres áreas centrales ya son parte del sur de Sudán en términos políticos y militares, y han compartido la lucha del SPLA contra Jartum, de modo que se les deben ofrecer las mismas concesiones que a la región meridional, opinó Garang.
La población de esas tres regiones debe decidir su futuro cuando se realice un referendo, tras el periodo de transición de seis años acordado el año pasado en Machakos, enfatizó.
Ellos mismos deben decidir si participan en el referendo como parte del sur o en forma separada, añadió el líder insurgente.
Dirdeiry negó que esas tres regiones apoyen al SPLA.
Eso es absolutamente incorrecto. Desde el punto de vista militar, no son parte del sur, y la Comisión Militar Conjunta que supervisa el ceso del fuego en las montañas de Nuba sabe que 95 por ciento de esa área está bajo control del gobierno, explicó.
La reanudación del diálogo la semana próxima dependerá mucho de la agenda que proponga Sumbeiywo.
Jartum quiere continuar la discusión sobre procedimientos para compartir el poder y los recursos económicos durante la trnasición, o sea retomar las negociaciones en el punto en que estaban cuando se interrumpieron en noviembre.
En cambio, el SPLA insiste en que la agenda incluya la cuestión de las áreas centrales.
Garang sostiene que Jartum busca crear tensiones, para saber hasta qué punto está comprometida cada parte no sudanesa con el proceso de paz.
Creo que ponen a prueba a los mediadores, los observadores y la comunidad internacional, para ver de qué modo responden, dijo.
Pero Dirdeiry insiste en que Jartum desea la paz y hace todo lo que puede para lograr acuerdos.
Queremos que las armas queden en silencio para siempre en todo nuestro país. Por eso aceptamos el diálogo, pero eso no significa que mezclemos las cuestiones, ni que podamos aplicar una especie de solución única, apuntó.
La guerra civil ha causado unos dos millones de muertes en Sudán, que tiene 36,8 millones de habitantes. Ambas partes acordaron en octubre un cese del fuego, el primero desde 1983, que durará hasta el 31 de marzo, pero se han acusado recíprocamente de violarlo en varias ocasiones. (