Una nueva iniciativa de Arabia Saudita que rechaza cualquier agresión externa contra cualquier estado árabe tiende a promover la unidad árabe ante la campaña contra Iraq, pero no convencerá a los escépticos de que Riyad no ha sucumbido a la presión de Estados Unidos.
La Carta de reforma de la postura árabe propuesta por el príncipe heredero saudí Abdulá bin Abdul Aziz procura la regulación de las relaciones interárabes y a través de ella el fin de la parálisis que ha debilitado la influencia árabe en el mundo.
Aunque la carta no se refiere específicamente a la campaña contra Bagdad, el gabinete saudí presidido por Abdulá advirtió el lunes en su reunión semanal que una guerra contra Iraq sería una pérdida para todas las partes y reclamó esfuerzos diplomáticos para resolver la crisis.
Estados Unidos tiene numerosas bases militares en Arabia Saudita, su antiguo aliado en la región, pero hasta ahora Riyad negó haberle permitido a Washington utilizarlas para un ataque a Iraq, aunque sí se lo permitió en la guerra del Golfo (1991).
Washington podría lanzar un ataque contra Iraq sin emplear esas bases, sin embargo le sería muy difícil hacerlo sin utilizar el espacio aéreo saudí.
La iniciativa de Riyad, presentada el lunes y escasa en detalles, será discutida en marzo por la cumbre de la Liga Arabe, en Bahrain.
Riyad pretende que los líderes árabes la adopten en forma de declaración, de modo que se vuelva obligatoria para todos los miembros.
El reino cree que debe haber una oportunidad para el diálogo, aun si el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas aprueba la guerra. Los árabes demandan que se otorgue tiempo suficiente a la diplomacia para evitar a la región y al mundo tragedias humanas, dijo la Agencia de Prensa Saudí.
Además de temer un régimen iraquí post-Saddam Hussein y sus repercusiones en el reino saudí y en la región, Riyad utiliza la crisis para contrarrestar las acusaciones de falta de unidad árabe.
La iniciativa saudí también parece ser una respuesta a la intensa presión de Washington sobre los gobiernos de la región para que le ayuden en su guerra contra Iraq.
Estados Unidos señaló la necesidad de democratizar los regímenes de Medio Oriente, en su mayoría dictatoriales o absolutistas, como el de Arabia Saudita.
Pero la campaña saudí también está dirigida a la audiencia doméstica, señalaron analistas de la región.
Según los analistas, se trata de una medida bien calculada de Arabia Saudita para neutralizar la posibilidad de protestas y revueltas de radicales islámicos en el reino y enmendar los tensos lazos con Estados Unidos.
La población está insatisfecha porque los gobiernos árabes no hacen casi nada para detener los agresivos planes de Washington. Este llamado (de Riyad) envía el mensaje de que se está tratando de evitar una guerra, comentó Mohammed Jalid, profesor de la universidad Al Ghurair, de Dubai.
Arabia Saudita es el líder no oficial del mundo árabe, por ser el guardián de los sitios más sagrados del Islam y poseer las mayores reservas petroleras del mundo.
La iniciativa saudí, publicada en inglés en el diario Arab News, dice que los jefes de estado árabes han notado un prolongado silencio y una inexplicable falta de consideración hacia la situación explosiva en esta región.
Esta aparente parálisis… otorgó la oportunidad para que algunos atacaran intereses y derechos árabes legítimos, dice el documento.
En reconocimiento de esta situación, creemos hora de que el mundo árabe despierte, solidifique su voluntad y demuestre su resolución para demostrar su vitalidad y capacidad de enfrentar las amenazas y los desafíos, agrega.
Abdulá expresó el martes en declaraciones al canal de televisión estadounidense NBC su confianza en que la crisis de Iraq no terminará en guerra, aunque en todo el mundo el estallido del conflicto se considera inminente.
Periódicos saudíes elogiaron la iniciativa de Abdulá como un remedio para los males árabes capaz de ahuyentar los riesgos que enfrenta la nación.
Sin embargo, la propuesta saudí tiene escasas posibilidades de influir en la crisis iraquí, opinó el analista político kuwaití Alí Jaber Al Sabah.
Ningún grado de presión de los gobiernos árabes hará cambiar de opinión a Estados Unidos, que ya acumuló unos 150.000 soldados alrededor de Iraq, afirmó Al Sabah.
Sólo la opinión pública estadounidense o la propia Casa Blanca podrían marcar una diferencia ahora, pero no Riyad, concluyó. (