Sudáfrica cobró protagonismo internacional esta semana cuando el premio Nobel de la Paz y ex presidente Nelson Mandela (1994-1999) criticó con dureza al mandatario estadounidense George W. Bush por buscar la guerra contra Iraq.
Lo que condeno es que una potencia cuyo presidente no tiene visión de futuro y no puede pensar adecuadamente, quiera hundir al mundo en un holocausto, dijo Mandela el jueves en Johannesburgo, en medio de un discurso pronunciado ante el Foro Internacional de Mujeres.
Bush está agradecido con muchos líderes europeos que obviamente piensan de modo diferente a Mandela, replicó el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.
El presidente comprende que algunas personas se sientan más cómodas sin hacer nada ante una creciente amenaza que podría provocar un holocausto. Respeta a quienes difieren con él. Pero hará lo que crea correcto y necesario para proteger a nuestro país, añadió Fleischer.
Estados Unidos se manifiesta preparado para encabezar una ofensiva militar, aun sin el respaldo del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), alegando que Iraq oculta armas de destrucción masiva a los inspectores del foro mundial.
Las críticas de Mandela aparecen mientras Sudáfrica ejerce la presidencia del Movimiento de No Alineados en la ONU, que reúne a 115 países en desarrollo, y encabeza los esfuerzos para evitar que Washington lleve a cabo su ofensiva.
Mandela llamó a los estadounidenses a deshacerse de Bush mediante elecciones y, si esto no fuera posible antes de un ataque contra Bagdad, los exhortó a emprender protestas masivas contra la guerra.
Si bien el ex gobernante, de 84 años, suele afirmar que es un hombre retirado, sin poder y con escasa influencia, sus declaraciones obtuvieron notable repercusión internacional y es probable que tengan un efecto positivo en incipiente movimiento internacional en contra de la guerra.
Pese a su independencia de opinión, Mandela sigue perteneciendo al gobernante Congreso Nacional Africano de su país, y adhiere a sus políticas y puntos de vista.
Observadores y diplomáticos sudafricanos no creen que los amargos comentarios de Mandela puedan dañar las relaciones bilaterales.
De acuerdo a esas fuentes, aunque el ex gobernante haya reflejado de modo brutal la posición sudafricana ante el conflicto con Iraq, es un ciudadano más, libre de decir lo que quiera.
El gobierno sudafricano procura fortalecer el ámbito de la ONU como único foro donde los países en desarrollo logren limitar la influencia de Estados Unidos.
A juicio de Sudáfrica, los inspectores del foro mundial no han hallado pruebas que justifiquen una guerra.
El gobierno de Thabo Mbeki considera que una guerra desestabilizaría la economía mundial en momentos en que el país, al igual que muchas otras naciones en desarrollo, padecen por el enlentecimiento del comercio internacional y la debilidad de los mercados financieros.
En su discurso, Mandela criticó a los líderes mundiales por no hablar claro en contra de la guerra y exhortó a las naciones con poder de veto en el Consejo de Seguridad a oponerse a las presiones belicistas de Estados Unidos.
Sin embargo, el ex presidente dijo que Iraq debe colaborar completamente con las inspecciones de armas de la ONU y se manifestó dispuesto a apoyar cualquier nueva sanción del foro mundial, si se comprobara la existencia de armamento prohibido.
Mandela calificó al primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, principal aliado de Bush, como el canciller de Estados Unidos, ya no más el primer ministro británico.
Este sábado, Mbeki se reunirá con Blair en Gran Bretaña, para exponer la posición de los No Alineados, favorable a una solución pacífica de la crisis, respaldada por la mayoría de países miembros de la ONU.
Blair, por su parte, intentará convencer a Mbeki de alinearse con la postura de Washington.
Ambos gobernantes discutirán asimismo la Nueva Iniciativa por el Desarrollo de Africa (Nepad, por sus siglas en inglés), un programa para impulsar el crecimiento del continente, y la política británica de aislar al presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe.
Londres lidera la oposición internacional contra Mugabe, al que acusa de haber fraguado las elecciones del año pasado.
También sobre este asunto se pronunció Mandela en su discurso, aseverando que Blair debería respaldar las gestiones de la Comunidad para el Desarrollo de Africa Austral, que intentan resolver la crisis económica y política de Zimbabwe.
La Unión Europea (UE) debe resolver esta semana si prolonga o no las sanciones que impuso a Mugabe y su círculo de confianza el año pasado, a raíz de las irregularidades registradas en las elecciones, y que incluyen la prohibición a viajar a los países del bloque.
Francia está dispuesta a levantar las sanciones para permitir que Mugabe asista a una conferencia sobre derechos humanos en París, un extremo al que se niega Gran Bretaña, mientras el resto del bloque se muestra dividido. (