China rechazó la posibilidad de mediar en el enfrentamiento entre Estados Unidos y Corea del Norte, en una rara manifestación pública de su posición sobre las ambiciones nucleares de Pyongyang.
Dado que Estados Unidos no se anima a pelear con Corea del Norte, debería dialogar directamente con ella, instó una columna de opinión publicada este viernes en el Diario del Pueblo, órgano de prensa oficial del gobernante Partido Comunista.
El artículo descartó cualquier posibilidad de mediación de parte de Beijing por considerar que Washington provocó con sus políticas belicistas la actual crisis, que estalló en octubre cuando Pyongyang admitió tener un programa secreto de enriquecimiento de uranio.
No es que Estados Unidos no desee usar la fuerza, sino que teme consecuencias inimaginables, sostuvo el Diario del Pueblo.
El periódico advirtió que una actitud intransigente hacia Corea del Norte sería inadecuada, y opinó que la mejor manera de resolver el problema sería a través de un diálogo diplomático.
El desafío de Pyongyang complica los planes de presidente estadounidense George W. Bush de invadir Iraq.
Bush tiene cada vez más dificultades para hacer entender a la opinión pública la necesidad de atacar a Iraq, que permitió el regreso de los inspectores de armas y donde éstos no encontraron ninguna señal de armas de destrucción masiva, y de recurrir a la diplomacia con Corea del Norte, que expulsó a los inspectores.
Muchos países consideran que China es la única potencia capaz de influir en Corea del Norte, su obstinado vecino stalinista, pero la influencia de Beijing es menor de lo que parece, aunque desea evitar una crisis nuclear en la península de Corea al igual que Estados Unidos, Corea del Sur y Japón.
China promueve la no nuclearización de la península de Corea y el mantenimiento de la paz y la estabilidad, declaró el jueves el presidente chino Jiang Zemin al visitante canciller de Francia, Dominique de Villepin.
Palabras, y no armas, son la respuesta, declaró Jiang, citado por el diario de lengua inglesa China Daily.
Jiang siempre ha promovido soluciones pacíficas para el problema nuclear de Corea del Norte, pero no ofrece detalles sobre los planes de Beijing para resolverlo.
Desde que el difunto líder comunista Deng Xiaoping puso a China en el camino de las reformas de mercado y criticó los excesos de los gobernantes de Corea del Norte, las relaciones entre ambos países comunistas perdieron su antigua calidez.
Beijing y Pyongyang fueron alguna vez aliados ideológicos, pero en las últimas dos décadas se apartaron, mientras China reformaba su economía planificada por el Estado y se abría al mundo exterior, y Corea del Norte caía en el estancamiento económico y el aislamiento político.
Cuanto más China se integraba a la comunidad internacional, más se frustraba por las decisiones erráticas y poco confiables de Pyongyang.
Luego de establecer relaciones diplomáticas con Corea del Sur en 1992, Beijing perdió aun más terreno en sus esfuerzos por persuadir al Norte de que imitara las reformas económicas de China y dejara de basarse en la ayuda para sustentar su obsoleta economía.
Otro factor de irritación para Beijing son los refugiados norcoreanos: miles de mujeres, hombres y niños que, desesperados por el hambre y temerosos de la persecución política, cruzan la frontera con China desde 1996.
El gobierno teme que el colapso del régimen de Kim Jong Il provoque un nuevo aluvión de refugiados.
Beijing negó en varias ocasiones permiso al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados para establecer campamentos en la frontera, y en cambio se lanzó a la caza de los infiltrados y de quienes los cobijan.
Pese a su frustración por el mal manejo económico de Corea del Norte y a su limitada influencia sobre ese régimen, China está determinada a preservar el status quo en la península obstruyendo cualquier intento de Washington para derrocar a Kim Jong Il.
En lugar de culpar de la crisis a las ambiciones nucleares de Kim y su engaño a la comunidad internacional, la prensa oficial china apunta su dedo hacia la teoría del eje del mal planteada por Bush.
Bush incluyó hace un año a Corea del Norte, Iraq e Irán en lo que llamó un eje del mal que tiene o intenta adquirir armas de destrucción masiva con fines terroristas y por tanto es posible blanco de la guerra contra el terrorismo.
La actitud radical adoptada por Washington hacia la cuestión nuclear de Corea del Norte no ha hecho más que aumentar la tensión en la península de Corea, comentó el analista Hu Xuan en el China Daily.
Los críticos sostienen que Estados Unidos permanece radical pese a su supuesta disposición a dialogar con Corea del Norte – – manifestada el martes en un comunicado conjunto de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur – – , luego de asegurar durante meses que no conversaría con Pyongyang hasta que desmantelara sus armas nucleares.
El primer acercamiento será una reunión extraoficial en Nuevo México entre Bill Richardson, ex embajador de Washington ante la Organización de las Naciones Unidas, y el actual representante de Corea del Norte ante el foro mundial.
Muchos analistas estadounidenses dudan que la declaración de Washington signifique un cambio real de posición.
La pelota está en su cancha, dijo Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca, en referencia a Pyongyang.
Nos gustaría oir de Corea del Norte las medidas que están tomando para cumplir con las obligaciones internacionales y desmantelar su programa de armas nucleares, agregó el portavoz.
Un artículo del periódico Global Times publicado en el Diario del Pueblo sostuvo que la esencia de la cuestión de nuclear de Corea del Norte no es el propio programa nuclear, sino la necesidad de establecer una nueva relación con Estados Unidos, adecuada al nuevo orden internacional.
Aunque Beijing tiene pocas posibilidades de convencer a Pyongyang de abandonar sus intenciones nucleares en forma bilateral, no descarta formar parte de una iniciativa multilateral de paz junto a Corea del Sur, Estados Unidos, Japón y Rusia. (
