La crisis política en Venezuela pone en peligro intereses de Estados Unidos, y en especial la seguridad de su acceso a petróleo, justo cuando Washington prepara una guerra en el Golfo, depósito de 65 por ciento de las reservas de crudo del planeta.
Hace 16 días que opositores al presidente Hugo Chávez realizan una huelga para desalojarlo del poder, que ha paralizado la industria manufacturera, parte del comercio y los servicios, y sobre todo al gigante estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa).
Venezuela, con siete por ciento de las reservas petroleras del mundo, puede extraer tres millones de barriles diarios de 159 litros, produce 2,8 millones por jornada y exporta cada día 2,4 millones de barriles, de los cuales 1,5 millones van a Estados Unidos.
Estados Unidos consume unos 15 millones de barriles diarios de petróleo en los periodos de mayor demanda, de los cuales unos 10 millones son importados. Por lo tanto, las importaciones de petróleo venezolano son 10 por ciento del total consumido, y 15 por ciento del total importado.
Washington no puede tomar la decisión de ir a la guerra (contra Iraq) mientras tenga este conflicto aquí, dijo a IPS Aníbal Romero, profesor de posgrado de ciencias políticas en la Universidad Simón Bolívar y autor de libros sobre seguridad y defensa.
Es muy difícil que la acción que se planea contra Bagdad pueda adelantarse en circunstancias que impliquen la ausencia en el mercado mundial de cinco millones de barriles diarios, o sea la producción sumada de Iraq y Venezuela, comentó Humberto Calderón, ex ministro venezolano de Energía.
Esos cinco millones de barriles diarios son 6,6 por ciento de los 76 millones que el mundo consume cada día, explicó.
Una cantidad semejante salió del mercado en 1979, cuando se produjo la revolución islámica iraní, y el resultado fue que el precio se duplicó entonces, de 12,70 a 26 dólares por barril, indicó Calderón, quien fue también presidente de Pdvsa y ministro de Relaciones Exteriores.
Venezuela por primera vez es parte del problema y no de la solución, pues fuimos un proveedor seguro de petróleo durante la Segunda Guerra Mundial, las crisis de posguerra y los picos de conflicto en Medio Oriente, señaló a IPS José Toro, ex directivo de Pdvsa.
Hay tres requisitos para ser un proveedor seguro y confiable: primero, tener petróleo abundante, segundo, que haya estabilidad geopolítica regional, y tercero, ser un país estable política y socialmente, y Venezuela hoy no lo es, indicó Alberto Quirós, otro experto y ex ejecutivo de la industria.
La importancia del país como proveedor de petróleo aceleró gestiones de Washington para que se resuelva el conflicto entre el presidente y la oposición, encabezada por dirigentes empresariales y sindicales, y por gerentes de Pdvsa.
Analistas políticos del continente manejaron en los últimos meses la posibilidad de que Chávez, con la mano sobre los grifos petroleros, emerja como punto nodal de una izquierda latinoamericana que resurgiría con fuerza contra Estados Unidos.
Esa hipótesis se planteó sobre todo a partir de avances electorales de la izquierda, que llevaron a Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil, a Lucio Gutiérrez a la de Ecuador, y a Evo Morales al segundo lugar en Bolivia, mientras encuestas indican buenas perspectivas para partidos izquierdistas de Argentina y Uruguay, y persiste la guerrilla en Colombia.
El que tenga ojos, que vea lo que hacen los pueblos, en Brasil, Bolivia, Ecuador y Venezuela, dijo el propio Chávez a corresponsales extranjeros.
El mes pasado, el senador estadounidense Henry Hyde, del gobernante Partido Republicano, pidió al presidente George W. Bush un claro apoyo a la oposición venezolana, para impedir a Chávez vertebrar uno nuevo eje del mal latinoamericano que incluya a Cuba.
No debemos exagerar. Chávez no tiene capacidad para ser un foco desestabilizador en América Latina, aseguró Romero.
No hay capacidad para que eso ocurra. Miren a Lula, reunido con Bush, añadió en referencia al constructivo clima del encuentro que protagonizaron la semana pasada en Washington.
También el presidente electo de Ecuador fue recibido en Washington, algo que Chávez jamás ha logrado desde que ganó su primera elección presidencial, en diciembre de 1998.
Cuando el presidente venezolano fue separado del poder un par de días en abril por militares sublevados, la Casa Blanca fue acusada dentro y fuera de Estados Unidos de participar en el fallido golpe de Estado.
Fue la primera oportunidad de atacar la política internacional de Bush para el (opositor) Partido Demócrata estadounidense, desde (los atentados en Nueva York y Washington de) el 11 de septiembre de 2001,, destacó Romero.
Por ello, y en la doble perspectiva de las elecciones legislativas parciales del mes pasado en Estados Unidos y del posible ataque contra Iraq, Washington abrió una ventana de oportunidad para Chávez, para tener aquí un suministro petrolero confiable y una democracia medianamente presentable.
En la actualidad, Estados Unidos apoya la mediación entre gobierno y oposición del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria.
La semana pasada, la Casa Blanca sugirió un adelanto de elecciones, como pide la oposición.
Pero luego, Washington se plegó en forma tácita a la tesis del gobierno, al añadir que no desea cambios de la Constitución y aludir a un referendo sobre la continuidad de Chávez en el poder, que el texto constitucional sólo permite en la segunda mitad de su mandato, a partir de agosto de 2003.
Ese referendo tendría efecto revocatorio si la oposición logra más sufragios que los que ungieron presidente a Chávez en 2000, cuando obtuvo 3,8 millones de votos, o sea 60 por ciento de los válidos.
La oposición pidió primero un referendo antes de agosto de 2003 y con carácter sólo consultivo, pero al avanzar la huelga este mes demandó elecciones adelantadas ya, y en los últimos días, con los gerentes petroleros al frente, la renuncia inmediata de Chávez.
El Consejo Permanente de la OEA instó en la noche del lunes al gobierno y la oposición de Venezuela a preservar el libre ejercicio de los elementos esenciales de la democracia para favorecer una salida constitucional, democrática, pacífica y electoral.
También expresó su rechazo a cualquier intento de golpe de Estado, reafirmó su apoyo a las gestiones de Gaviria y urgió a las partes a ponerse de acuerdo. (